Sábado 14 de mayo de 2016 15:51
El gobierno de los golpistas promete la completa subordinación a los intereses imperialistas con el nombramiento de José Serra (PSDB) al Ministerio de Relaciones Exteriores, al que le se incorpora el Departamento de Comercio Exterior.
Con el avance del golpe institucional en el Senado este jueves (12) y el alejamiento de Dilma Rousseff, se confirma la tendencia que se viene desarrollando en la coyuntura latinoamericana, de fin de los gobiernos posneoliberales y avance de la derecha en la superestructura política.
El primero en conmemorar el hecho golpista fue el presidente Mauricio Macri de Argentina, que se apresuró en hacer declaraciones de legitimación al gobierno de Temer, ya que la consumación del golpe señala que Brasil entrará de cabeza en la agenda de ataques a los trabajadores, corte de gastos con educación y salud, y subordinación política al imperialismo norteamericano.
El primer discurso de Michel Temer como presidente en ejercício confirmó esa agenda mencionando una serie de medidas neoliberales como privatizaciones, ajustes, reformas laboral y previsional.
Los ministros anunciados por Temer, además de estar una gran parte investigados en esquemas de corrupción, representan a banqueros y miembros de familias de la vieja oligarquía brasilera. Si antes era dudosa la participación del PSDB en el gobierno de Temer, Serra intentó articular su ingreso de cabeza en el gobierno golpista para mostrar servicio al imperialismo norteamericano, encabezando el ministerio de comercio y relaciones exteriores.
En el discurso posterior a la sesión del Senado que rubricó el golpe, Dilma Rousseff señaló que “Lo que está en juego es también el gran descubrimiento de Brasil, el pre-sal”, una inmensa zona marítima de explotación de crudo. Aun que el PT optó por un modelo que había desagradado a las grandes multinacionales del petroleo, la realidad es que Dilma ya había cerrado un gran acuerdo para la aprobación de una ley que entregaba el pre-sal al imperialismo con los opositores José Serra (PSDB) y Renan Calheiros (PMDB).
José Serra, pre-sal e imperialismo: ¿cómo debe ser la política externa de Temer?
El petroleo es fuente energética fundamental para el funcionamiento de toda la economía capitalista. Cuando comenzó el descubrimiento del pre-sal en Brasil, los ojos de las grandes multinacionales brillaron. El site Wikileaks ya había publicado revelaciones del exadministrador de sistemas de la CIA y exfuncionario de la Agencia de Seguridad Nacional de Estado Unidos, Edward Snowden, que mostraban la intensa actividad de espionaje de Estados Unidos en busca de información que favoreciese los negocios capitalistas involucrando el pre-sal.
Lejos de combatir los intereses imperialistas, el PT anunció enseguida un proceso de privatización de Petrobras a su manera. Optaron por un formato de concesiones que, sin embargo, contenía la exigencia de que Petrobras fuese la única operadora de todos los pozos de exploración del pre-sal y la participación de al menos 30% de cada bloque licitado. Este modelo no fue bien aceptado por grandes empresas internacionales, que querían la entrega total del pre-sal, sin ninguna de estas exigencias.
Fue entonces que las multinacionales intentaron articular el cambio del modelo de privatización utilizando sus representantes políticos brasileros, como Ricardo Ferraço, senador del PMDB, que llegó a reunirse con representantes de la Shell en este contexto, y sobre todo José Serra y el PSDB, que tanto los habían agradado durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (FHC) en los años ’90 con sus privatizaciones sin límites y su seguimiento al pie de la letra de los manuales neoliberales del Banco Mundial y el FMI.
El PT no dejaba de articular con los grandes empresarios para garantizar sus intereses. Por ejemplo, realizando subastas que fueron algunas de las más grandes privatizaciones de la historia, como la Cuenca de Libra en 2013, una de las mayores reservas del pre-sal. En esa oportunidad salieron ganando un consorcio formado por Petrobras (con participación de 40%), al que adhirieron la anglo-holandesa Royal Dutch Shell (20%), la francesa Total (20%) y las empresas chinas de petroleo China National Petroleum Corporation (CNPC, con 10%) y China National Offshore Oil Corporation (CNOOC, con 10%).
Sin embargo, aun que algunas otras grandes multinacionales con subastas hechas a precio de banana también se habían beneficiado de privatizaciones, como la Shell, la verdad es que algunos de los gigantes del petroleo seguían presionando en contra del modelo de privatizaciones adoptado por el PT, articulando con el PSDB y PMDB, como las norteamericanas Exxon Mobil y Chevron. Serra se empeñaba entonces para modificar a través de la ley el modelo de concesiones, utilizando la corrupción como argumento de la supuesta ineficacia de la gestión en Petrobras, para abrirla completamente al capital extranjero.
Otras filtraciones de documentos a través de Wikileaks mostraron que hace años José Serra se articulaba con las gigantes del Petroleo en negociados. En un documento de 2009 el entonces candidato a la presidencia negociaba formas de garantizar la privatización completa.
Desde el año pasado, se intensificaron las tácticas de presión bajo el argumento de corrupción para la apertura de Petrobras al capital internacional. Con una serie de otros factores determinantes, aquí se encuentran tres elementos que poseen algo en común: la política de desgaste del poder judicial con apoyo del "partido mediático" y el avance del proceso de impeachment de Dilma Rousseff. El eslabón entre estos tres elementos son los grandes intereses del imperialismo estadounidense y de sus multinacionales. Cada uno de estos actores políticos ensució sus manos en un proceso que se impricó al golpe institucional, y que sin duda traerá enormes ganancias a determinado sector del capital internacional.
En una investigación realizada por Esquerda Diário, sacamos a luz las relaciones entre el juez Sérgio Moro con el PSDB y con Shell, y la enorme disputa entre sectores de la burguesía por detrás de las investigaciones selectivas de la operación Lava Jato, que investiga los esquemas de corrupción en Petrobras. Como afirmamos en esa investigación, "La operación Lava Jato está concentrada en tres departamentos de Petrobras, pero son cuatro los departamentos que mueven muchos recursos. El más estratégico ha sido blindado". En esa operación, parte de los esquemas de corrupción que alcanzaban a algunos empresarios y políticos fue investigada, pero siguó una disputa entre, por ejemplo, las empresas SBM, Schlumberg, Haliburton, Transocean, ligadas a destacados global players, y la empresa Sete Brasil, que amenazaba sus monopolios de barcos sonda.
Parte de importantes esquemas de corrupción sigue sin ser golpeada, siquiera tocada por la operación Lava Jato de Sérgio Moro. Con las maniobras del STF y con la campaña hecha por el PMDB, PSDB y una serie de partidos del orden bajo la égida del combate a la corrupción, se alza ahora al poder en el nuevo gobierno de Temer una camarilla de políticos profundamente involucrados en esquemas de corrupción. Pero al mismo tiempo se diseña una política externa brasilera, tendencialmente también en el conjunto de Lationamérica, abierta y más directamente subordinada a los intereses del imperialismo estadounidense, con lada más ni nada menos que Serra en el Ministerio de Comercio y Relaciones Exteriores, legítimo representante político nacional de los intereses de multinacionales como Chevron entre otras.
Los actores políticos se confunden con actores económicos, y en las crisis capitalistas en esta época imperialista, está garantizado que, si por un lado un sector de la burguesía sale golpeado, por otro, grandes monopolios se tornan aun mayores, grandes millonarios pasan a concentrar aun más la riqueza del mundo. Así como al comienzo de la crisis en 2008, con los salvatajes selectivos de la Reserva Federal norteamericana que dejaron quebrar al banco Lehman Brothers en beneficio del JP Morgan que crecía extraordinariamente, también en los países que ahora viven recesión económica como Brasil, hay una reorganización de fuerzas políticas mediante las disputas de fracciones del capital.
Con el agotamiento de las condiciones de gobierno del PT que tanto sirvió a la ganancia de los banqueros, ahora los grandes imperialistas encuentran en el gobierno Temer y en el nuevo ministro Serra grandes aliados para sus negocios, a costa de los ataques a la clase trabajadora.
Para los trabajadores la promesa son ataques. Recorte en la educación, en la salud, reforma laboral atacando derechos, reforma previsional atacando a los jubilados, nos pedirán que sangremos por las ganancias de los grandes monopolios, que paguemos por la crisis. Los golpistas de la Fiesp quieren que almorcemos con una mando mientras trabajamos con la otra para que no "paguen el pato" de la crisis.
La agenda neoliberal radical de subordinación política al imperialismo es lo que prometen los golpistas. Así como era necesaria una lucha de toda la clase contra los ajustes que anunciaba Dilma, ahora más que nunca es necesario romper con las ataduras de las burocracias sindicales, con métodos históricos radicalizados de la clase trabajadora, para imponer que los capitalistas paguen por la crisis, contra los recortes, contra las privatizaciones y contra la precarización de la vida de los trabajadores.