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AFRICA. Los manifestantes desafían el toque de queda en Sudán y toman las calles contra los militares

En la noche del jueves, tras el golpe que derrocó al presidente al-Bashir, los manifestantes seguían en la calle desafiando el toque de queda y exigiendo a los militares que entreguen el poder.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Sábado 13 de abril de 2019 00:30

Las manifestaciones continuaron en Sudán en la noche del jueves y la mañana de este viernes a pesar del toque de queda decretado por el Ejército tras el golpe de palacio con el que destituyeron este jueves al presidente Omar al-Bashir, después de 30 años en el poder.

Tras el anuncio de la caía de al-Bashir, que era la principal demanda de los manifestantes que se movilizan desde diciembre pasado, las Fuerzas Armadas anunciaron la suspensión de la Constitución, la imposición de un estado de emergencia por tres meses, un toque de queda nocturno y la conformación de un Consejo Militar Transitorio que gobernará durante los próximos dos años.

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Los manifestantes, que festejaban por la caída de al-Bashir, rechazaron en forma inmediata la conformación de un Consejo Militar Transitorio y reclamaron a los militares que entreguen el poder.

Los militares leyeron mal el llamado de los manifestantes a que intervengan para sacarse de encima al gobierno autoritario de al-Bashir, y pensaron que eso significaba un cheque en blanco para avanzar sin limites en una transición pos al-Bashir sin tocar lo central del viejo régimen, del que el propio Ejercito es parte.

Es por esto que las protestas de las últimas horas pidieron la salida y renuncia de Ahmed Awad Ibn Auf. Ibn Auf, es el exministro de Defensa y artífice del nuevo Consejo de Gobierno, que dijo se quedará en el poder durante dos años, "hasta que se puedan celebrar las elecciones".

La Asociación de Profesionales Sudaneses (SPA), que está a la cabeza de la organización de las manifestaciones reafirmó su demanda de que el poder sea entregado inmediatamente a "un gobierno civil de transición".

En un comunicado sostienen que "La SPA ha declarado su posición clara contra el intento militar de reproducir el régimen de al-Bashir ... [y] no ve otra alternativa que mantener viva la lucha contra el golpe militar (...) Nuestro esfuerzo por deshacernos del régimen continuará hasta que se liquide el legado de la tiranía y se lleve a sus líderes ante la justicia".

El temor a las calles

El temor a que las manifestaciones se radicalicen si los militares se mantienen en el poder, que se retroalimenten con las protestas que tienen lugar en Argelia, o peor aún que deriven en un caos, sobre el que se cierne el fantasma del descontrol en su vecina Libia, hicieron que Estados Unidos y los imperialismos europeos, con intereses en la región, exijan "prudencia" a los militares.

Tanto Washington como Bruselas pidieron "ejercer moderación y permitir un espacio para la participación civil dentro del gobierno" o un "traspaso rápido a un gobierno civil".

Este apriete imperialista, sumado a la continuidad de las manifestaciones llevó a que el Consejo Militar emita unas primeras declaraciones que tienen el objetivo de intentar negociar con algún sector de la oposición y desactivar las movilizaciones.

El jefe del comité político del Consejo Militar Transitorio, Omar Zein Alabidín, ha asegurado este viernes que no ha llevado a cabo un "golpe de Estado" y que "no tiene soluciones" a la actual crisis: "No venimos con soluciones (...) Los manifestantes tienen que darnos las soluciones y el horizonte político, económico y social", dijo en una declaración de tono claramente demagógica, ante la presión de la calle.

Este discurso sin embargo tampoco convenció a los manifestantes que siguen en las calles este viernes.

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El factor Darfur

Los militares, si bien apresaron al expresidente, aclararon que no van a entregar a al-Bashir a la Corte Penal Internacional (CPI) o ningún organismo internacional durante el periodo transitorio, y que este puede ser juzgado en Sudán "si se prueban las acusaciones contra él".

En 2009, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra el expresidente por "crímenes de guerra" y "de lesa humanidad" en Darfur, a lo que en 2010 añadió la acusación de "genocidio".

El genocidio en Darfur es tema de peleas al interior del propio Ejército, que participó de las matanzas contra miembros del Movimiento de Liberación de Sudán y otros grupos opositores.

La primera fisura salió a la luz este viernes cuando las "Fuerzas de Apoyo Rápido" anunciaron que se retiraban del Consejo militar de gobierno. El jefe de esa fuerza paramilitar, Mohammed Hamdan Dagolo, conocido como Hemedti, también está acusado por el genocidio en Darfur y ahora aparece enfrentado al ministro de defensa ibn Auf, quien encabeza el consejo militar.

Es la economía

Las manifestaciones que comenzaron en diciembre pasado pero se masificaron durante la última semana, tuvieron como disparador el aumento de la harina y los combustibles. Esto es parte del plan que exige el FMI para acabar con los subsidios a productos básicos, lo que impactó directamente sobre la calidad de vida del pueblo sudanes.

Ni el Ejército ni los partidos de oposición, que forman parte de la coalición que impulsa las movilizaciones, tienen como objetivo la ruptura con el FMI que permita frenar el ajuste.

En un país donde 20 millones de habitantes viven bajo la linea de pobreza, y donde la inflación había llegado al 70% en 2018, el disparador de la carestía de la vida llegó a hacer cuestionar a sectores amplios de la población al régimen sudanes de conjunto. A este reclamo inicial se sumó el repudio a una modificación de la Constitución que permitía a al-Bashir, presidente desde 1989, presentarse para un nuevo mandato a partir de 2020.

En las calles de Sudán, como en las últimas semanas también en las de Argelia, se volvió a escuchar el grito de Ash-shaʻb yurīd isqāṭ an-niẓām (El pueblo quiere la caída del régimen). Es un grito sintomático que tiende un puente con la primavera árabe de 2011 que tiró a las autocracias de Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto, y se extendió por toda la región.


Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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