El docente Garbarz brindó una conferencia en el Aula Magna de la UTN el pasado lunes 13, sobre métodos para las pericias del fiscal Nisman.
Miércoles 22 de abril de 2015
¿Quién es este personaje?
Ariel Garbarz es egresado de la UTN.BA de la carrera de electrónica en 1980. Luego, se especializó en telecomunicaciones en España en 1990. De vuelta en la Argentina, tomó varios cargos docentes en UTN como en Económicas de la UBA, y se especializó en los sistemas de espionaje, sobre todo en la telefonía celular.
Profundizando en estudios de tecnologías de punta, fundó su propia compañía de “protección de datos”. Comenzó a codearse con los pesados de las empresas y del estado, brindando sus servicios en seguridad telefónica y teleinformática.
Desde que asumió el gobierno kirchnerista, protegió los teléfonos de todo el gabinete garantizando que no estuviesen “pinchados”, teniendo reuniones informales con Miguel Bonasso y Guillermo Moreno. Desde la cuestionada SIDE, pasando por la Embajada de Israel, hasta el mismo poder judicial y los aparatos de represión estatal como la Gendarmería con su Proyecto X.
Los sistemas de pericias
Con esta cartera de clientes, el docente brindó una conferencia el pasado lunes 13 en el Aula Magna de la UTN.BA para presentar “públicamente” dos sistemas de pericias que se podrían utilizar en el polémico caso Nisman. Estos sistemas ayudarían a determinar los movimientos de las personas que se acercaron al fiscal el fin de semana del suceso, y cómo se activó su computadora.
Junto al fiscal Caamaño, explicó el denominado método de triangulación fina, el cual propone “una reconstrucción del escenario de la muerte de Nisman en base a los celulares captados por antenas de Nextel, Claro, Movistar y Personal”. Según Garbarz, este “peritaje de triangulación fina determinará las personas con celular que estuvieron cerca del fiscal Nisman, con un error mínimo de tres metros”, comentando que “las triangulaciones finas e inversas sólo las realiza la UTN en el país”.
Además proponen mediante éste mismo método reconstruir los movimientos de los sospechosos, e “identificar los celulares desconocidos mediante triangulación inversa con los metadatos de las nombradas empresas de telefonía”, dijo el docente Garbarz.
Por otro lado, para determinar si la computadora de Nisman se activó de forma local o remota, Garbarz declaró que realizarán “un peritaje Host en la PC que identificará el archivo donde se encuentra el dato de cómo fue activada la misma”.
En la UTN no estaban enterados
En una universidad donde cursan miles de estudiantes, son pocos los que se enteran de estos eventos, y muchísimos menos los que conocen a estos influyentes personajes de la UTN. De hecho, en el blog de noticias oficial de la facultad, nada al respecto informa sobre esta conferencia. Y en cierto punto, hacen bien. La Regional Buenos Aires es gobernada por el radicalismo, y es mediante ella que realizan cientos de convenios. Éstos son completamente secretos, y es un misterio si solo se usan para resolver casos judiciales, o son aprovechados para casos de inteligencia.
Pero no solo eso, sino que las universidades son el semillero de estos “servicios” de los cuales se nutren para sus intereses. Un ejemplo que salió a la luz recientemente es el caso de Darío Richarte, ex vicerrector en la UBA. Richarte se inició en la vida política en su juventud en la Franja Morada. En su carrera y durante el gobierno de la Alianza llego a ser el número dos de la SIDE durante varios años, época para la cual Garbarz ya prestaba servicios a la secretaría de espionaje. Jóvenes del PTS de los cinco centros más importantes de la UBA, impulsaron una campaña por la democratización de esa facultad. Gracias a la presión ejercida mediante la organización de estudiantes y docentes, con contundentes denuncias, el ex vicerrector terminaría renunciando.
Por eso, en la Universidad Tecnológica, los radicales bregan por mantener estos asuntos en silencio. Puede que el caso Richarte en la UBA y Garbarz en la UTN sean una muestra de cómo hacer grandes negocios mediante servicios de inteligencia, utilizando las universidades públicas para sus propios intereses.