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Red Internacional
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Periodista Invitado. Los secretos del fútbol offshore

Las guaridas fiscales también son paraísos para el dinero millonario que maneja la industria del fútbol: coimeros y evasores sin fair play.

Alejandro Wall @alejwall

Jueves 16 de noviembre de 2017

Se llamaba Napfors, un acrónimo de Napout y Forster. El nombre no diría nada si no fuera porque el primero es el apellido del ex presidente de la Conmebol, Juan Ángel Napout. El otro es el apellido de su esposa. Como surgió en los Paradise Papers, la nueva filtración de documentos que mostró cómo una elite que incluye a celebridades, corporaciones, políticos y reinas tienen sus dineros en guaridas fiscales, el dirigente paraguayo abrió su empresa offshore, radicada en Bahamas, el 17 de marzo de 2010. Según la acusación de la Justicia estadounidense, fue por entonces que Napout comenzó a cobrar sobornos a cambios de entregar derechos televisivos de torneos sudamericanos. Por esos cargos, enfrenta un juicio desde la última semana por el que puede recibir una condena que va de dos meses a los diez años de prisión.

No sólo Napout debe sentarse frente a una Corte de Nueva York. También José María Marín, ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y ex alcalde de San Pablo durante la dictadura en Brasil, y el peruano Manuel Burga. Son los dirigentes que se declararon inocentes y decidieron no colaborar con la justicia de los Estados Unidos. La semana pasada se eligieron los doce hombres y mujeres que decidirán el destino de los tres, luego de tres días de interrogatorios a 240 potenciales jurados. Los seleccionaron la jueza federal de Brooklyn, Pamela Chen, los abogados de los acusados y los fiscales. A todos se los conserva en el anonimato por razones de seguridad. Es el primer juicio que se celebra en el marco del FIFAGate. Las sentencias anteriores al guatemalteco Héctor Trujillo, con ocho meses de cárcel, y al británico Costas Takkas, con quince meses, ocurrieron luego de que ambas se hayan declarado culpables a través de juicios abreviados.

Mientras eso sucedía, Napout aparecía en los Paradise Papers, y la Conmebol decidía después de más de dos años rescindir el contrato de Datisa, la sociedad conformada por Torneos, Traffic y Full Play, que consiguió los contratos de las ediciones 2015, 2016, 2019 y 2023 de la Copa América a cambio de sobornos que, según la acusación del Departamento de Estado norteamericano, se calculan en unos 110 millones de dólares repartidos entre distintos dirigentes. La Conmebol ya había terminado con el contrato por la Copa América Centenario que se disputó en Estados Unidos el año pasado. Pero mantenía los vínculos por 2019 y 2023. Que Datisa estuviera en relación con el organismo no era una novedad. En su momento, el diario paraguayo ABC mostró cómo durante la gestión de Napout, incluso después del escándalo, le garantizó un pagó a Datisa por cuarenta millones de dólares. Y si bien la sociedad no estaba activa, el dinero debía ir a las empresas que la componían: Torneos, Traffic y Full Play. Torneos llegó a pagar una multa de más de 112 millones de dólares para ser exonerada en el caso. Pero su ex CEO, Alejandro Burzaco, con prisión domiciliaria en Nueva York, volvió a meter a la empresa en el barro con su declaración ante la Justicia estadounidense.

Burzaco, que colabora con la investigación a cambio de mejorar su situación judicial, contó en detalle cómo pagó coimas de hasta 1,2 millón de dólares anuales por derechos de televisión de distintos torneos. No sólo, dijo, a Julio Grondona, sino también a Pablo Paladino y Jorge Delhon, ex funcionarios del programa Fútbol para Todos. A las pocas horas de conocerse esa situación, Delhon apareció muerto, arrollado por un tren de la línea Roca a la altura de Lanús. Aunque detalló por qué se pagaban coimas a dirigentes sudamericanos –para obtener derechos de televisación-, no dio aún los mismos detalles sobre por qué le cobraban retornos funcionarios del kirchnerismo. El suicidio –así, al menos, fue caratulado- de Delhon enrarece más el caso.

Además, sostuvo que tanto Fox Sports, como Televisa, MediaPro, Globo, Full Play y Traffic pagaron sobornos a cambio de derechos. Algunos de esos sobornos, explicó, salieron de T&T, precisamente una offshore de Fox y Torneos. Fox rechazó la declaración de Burzaco, que curiosamente, y si bien implicó a las grandes cadenas dueñas de derechos en Sudamérica, dejó salvado explícitamente al Grupo Clarín.

Según publicaron en su momento los periodistas Hugo Alconada Mon, Maia Jastreblansky e Iván Ruíz, Burzaco movió 370 millones de dólares a través de una red de sociedades ubicadas en guaridas fiscales para quedarse con los derechos de televisación de la Copa Libertadores durante catorce años. “Guarida” –en vez de “paraíso”- es el término que prefieren utilizar los periodistas Santiago O’Donnell y Tomás Lukin en el libro Argenpapers. Los secretos de la Argentina offshore en los Panamá Papers.

Burzaco y Torneos, según cuentan O’Donnell y Lukin, utilizaron diversas herramientas para ocultar los pagos anuales de sobornos. Y ahí entró el estudio de Mossack Fonseca, que colaboró para ocultar esas maniobras. El entramado offshore de Torneos era tan complejo, dicen los autores, que los panameños tuvieron que armarse un diagrama para no perderse con sociedades de Holanda, Islas Caimán, Argentina, Chipre, Estados Unidos, Islas Vírgenes Británicas, Panamá y Brasil, con las que administraban los derechos televisivos.

En toda esa red aparecen pagos en diversas firmas hasta que estalla la investigación del FBI y el estudio panameño buscó desligarse.En acuerdos por la Copa Libertadores, incluso, según los documentos de Mossack Fonseca, se le permitía a la empresa reclamar que los equipos garantizaran un mínimo de siete jugadores titulares en sus formaciones iniciales.

Pero también estaban los Jinkis, padre e hijo, Hugo y Mariano, que resisten la extradición a Estados Unidos. Ellos también tenían sus guaridas en Panamá y en la Isla de Niue. En Argenpapers se cuenta hasta la preocupación de los empleados de Mossack Fonseca al explotar el escándalo en mayo de 2015. Las empresas quedaron inactivas una vez que todo voló por los aires, en un episodio que se llevó puesto, con el tiempo, hasta a Joseph Blatter.

Pero en Argenpapers no están sólo los dirigentes. También hay representantes como Gustavo Arribas, actual jefe de la AFI, ex socio de Fernando Higaldo y Pinhas Zahavi (Grupo HAZ). “Yo pensé: de todos mis amigos, ¿cuál era el más vivo, el más desconfiado, el más acostumbrado a toda esa cosa de las trampas? Justo uno que se había hecho de una buena posición económica en el fútbol”, explicó Macri según una cita del libro.Hablaba de Arribas, que si bien no figuró en los Panamá Papers, en las búsquedas su nombre fue vinculado a La Veneziana Corp, una sociedad de 2009 creada en el estado de Nueva York. Arribas dijo en el Senado que era un homónimo. Quien sí estaba en los registros de Mossack Fonssecca era Hidalgo con la offshore Top Players Agency Corp, creada en Panamá en 2007. Del lado de Arribas aclararon que se trataban de negocios personales de Higaldo. Sin embargo, Arribas, Hidalgo y Zahavi fueron los nombres de la maniobra del pase de Carlos Tevez al Corinthians, cuando Macri era presidente de Boca, cuyo pago se hizo a través de una empresa radicada en Islas Vírgenes Británicas, sospechada de tener vínculos con la mafia rusa. Esos pagos, se supo por esos años, provinieron de un banco estadounidense con sede en Canadá. Y los intermediarios cobraron una comisión a través de una empresa radicada en Gibraltar.Cuando Arribas se desvinculó de Hidalgo, se quedó con la pata brasileña del negocio. Todos especialistas en triangulaciones, con el Locarno de Suiza, pero también con clubes uruguayos.

O’Donnell y Lukin dedican un capítulo al fútbol y arman un equipo de jugadores argentinos con empresas offshore. Lionel Messi es la figura principal, con una red de sociedades en Belice, Uruguay, Suiza y Reino Unido para ocultarle a la Hacienda española los ingresos generados por sus derechos de imagen con firmas como Adidas, Danone, Banco Sabadell, Konami, Air Europa, Telefónica y Pepsi. Messi fue sentenciado a 21 meses de prisión que no fueron de cumplimiento efectivo y tuvo una multa de 2.093.000 euros, confirmado en mayo de 2017. “A Messi –dice O’Donnell- lo usaron mucho para tapar lo de Macri. El relato de Messi fue más grande que el de Macri. Más allá de que a Messi lo aprendimos a querer, lamentablemente en el tema impositivo no se porta bien”.

También está Gabriel Heinze, que en 2005 adquirió la empresa Galena Mills Corp en las Islas Vírgenes Británicas, que le fue útil para firmar un contrato con Puma por cinco temporadas a cambio de un millón de dólares. La offshore de Heinze tenía como beneficiaria a su madre, jubilada, de Crespo, Santa Fe, que ofreció como comprobante una factura de Cablevisión. Cuando Heinze pasó al Real Madrid, en 2008, rescindió el contrato. Y abrió una cuenta en el UBS de Lugano, Suiza. La explicación del ahora entrenador fue que en Inglaterra era común tener dos contratos con una marca, uno por lo que se genera en Gran Bretaña y otro por su imagen a nivel internacional. Sobre su cuenta en el UBS, dijo que estaba declarada.

En el equipo que arman O’Donell y Lukin cruzando los documentos de Mossack Fonseca–con obsesión por los detalles y los datos- juegan Roberto Bonano, Cristian Ledesma, Ricardo Giusti, Leonardo Ullo y Gustavo Dezotti. “Están Macri y Messi y me buscan a mí. No sé qué hacía mi nombre ahí”, dijo el Lobo Ledesma.

Aunque hay un nombre común, un nombre que aparece en tres de cada diez estructuras offshore creadas para empresarios argentinos. Es el presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, uno de los hombres más poderosos de Uruguay. Y hay otro nombre. Ya no está Blatter en la FIFA, pero está Gianni Infantino, cuya firma aparece en los Panamá Papers con un contrato con los Jinkis cuando era responsable legal de la UEFA. Se trataba de un acuerdo por los derechos de televisación de la Champions. La que pagó fue la offshore Cross Trading, que pertenecía a los empresarios argentinos. Infantino reaccionó enojado. "No voy a aceptar que mi integridad sea puesta en duda por ciertas áreas de la prensa”, dijo. Pero el negocio del fútbol está hecho de imprecisiones –la subjetividad en los valores que se manejan- que permiten ese tipo de maniobras. Son aguas quietas para el mundo offshore.