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Red Internacional
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Brasil. Los trabajadores de Petrobras Distribuidora en lucha contra su privatización

Los trabajadores de la subsidiaria de Petrobras, Petrobras Distribuidora, responsable por la distribución de combustibles en todo el país siguen en huelga.

Miércoles 17 de agosto de 2016 14:47


Foto: Movilización en Petrobras Distribuidora

De norte a sur del país, en 10 Estados según información de la Federación Única de los Petroleros (FUP), los trabajadores cruzaron los brazos interrumpiendo incluso el cargamento de camiones en varias sedes. La gran novedad de la huelga de los petroleros es la importante adhesión que alcanzó en las unidades administrativas, como en el edificio sede de la empresa, LUBRAX.

La huelga de los petroleros de esta subsidiaria se da luego del anuncio de la venta del 51% de las acciones de la empresa, como parte de la nueva ofensiva privatizadora del gobierno Temer, planeada bajo el gobierno Dilma, que se suma a la entrega criminal del campo de Carcará en el Pre-Sal, y el anuncio de venta de otras subsidiarias como Transpetro de Logística y Liquigás de GLP.

El paro fue programado para extenderse por cinco días y después de otro paro por tiempo indeterminado en los “campos maduros”, que también están a la venta. Esta otra paralización aislada y contenida tuvo acatamiento en el nordeste y en Espíritu Santo.

Algunas sedes de Liquigás se movilizaron este martes (17) y algunas unidades de Transpetro en el Litoral Paulista (Santos, Cubatao y San Sebastián) pararon por dos horas. En la sede esta empresa, en el centro de Río de Janeiro, se organizó un abrazo a la empresa en la misma fecha.

El conjunto de ataques y medidas de entrega de las riquezas nacionales de la empresa símbolo del país exige acciones coordinadas y a nivel nacional y no paros aislados, organizados por los sindicatos ligados a la FUP y al PT. La defensa de Petrobras exige parar en todo el país y poner en marcha acciones diferentes de aquellas que el PT y la CUT promovieron contra el golpe, medidas burocráticas e inofensivas como ocurrió el pasado 16 de agosto. Es necesario que la FUP y la CUT pasen de las palabras a los hechos. Los petroleros deben exigir asambleas democráticas, que definan el rumbo del movimiento y no subordinarse a las decisiones de la cúpula conservadora y conciliadora de su Federación mayoritaria.