Este 1 de mayo, día internacional de los trabajadores, nos encuentra en medio de una crisis sanitaria social y económica producto de la pandemia del coronavirus que vive nuestro país. En esta fecha histórica, aniversario de los mártires de Chicago, volvemos a decir que solo los trabajadores pueden dar una salida verdadera frente a las penurias provocadas por el capitalismo, luchando por una sociedad sin explotados ni explotadores.
Sábado 1ro de mayo de 2021
El día internacional de los Trabajadores no es una fecha más. Es la fecha histórica en que los trabajadores y las trabajadoras levantamos nuestro grito de guerra y lucha por nuestras reivindicaciones fundamentales. Es la fecha histórica de la clase obrera, que se conmemora desde 1890 recordando a aquellos militantes obreros asesinados por el capitalismo y que pasaron a la historia como los "Mártires de Chicago", que fueron el símbolo de la lucha internacional de la clase obrera y en especial por la jornada de 8 horas.
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Un 1º de Mayo en pandemia
Este 1 de mayo nos encuentra además atravesando una dura crisis sanitaria social y económica que agrava las penurias cotidianas de los trabajadores y sectores populares, en Uruguay y en el mundo.
Este año de Pandemia que no ha hecho más que agravar la condición de vulnerabilidad, miseria, opresión y explotación de millones de personas a lo largo de todo el planeta es la muestra palmaria que este sistema económico y social nada progresivo tiene para darle a la humanidad. Millones de trabajadores son obligados a seguir trabajando en pos de mantener la ganancia de un puñado de capitalistas.
Otros, son arrojados al desempleo y el hambre. En América Latina organismos internacionales que nada tienen que ver con el socialismo pronostican más de 20 millones de nuevos pobres a causa de la pandemia.
Todo esto ha puesto de manifiesto no solamente las desigualdades de clase y las relaciones de producción que las sustentan, sino las desigualdades entre los países que producen y acaparan vacunas y los países pobres, históricamente saqueados por el imperialismo. Se ha puesto de manifiesto una vez más la contradicción entre el carácter social de la producción y su apropiación por parte de unos pocos. La liberación inmediata de las patentes para la producción inmediata es un requisito primario de la situación actual, acabar ya con los negociados de los grandes laboratorios.
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El Uruguay no es una excepción a este panorama sino que también aquí la pandemia no afecta a todos por igual: mientras los empresarios mantienen sus condiciones de vida privilegiadas, e incluso en este contexto mantienen o aumentan sus ganancias producto de la explotación; la clase obrera sufre en carne propia el agravamiento de la situación económica; pérdidas de fuentes de trabajo, reducciones salariales, conquistas y derechos amenazados son algunos de los impactos de la pandemia en nuestro país. Más grave aún es la situación de los trabajadores informales, los precarios, los desocupados que subsisten de changas o empleos zafrales. La contracción económica (que responde a un fenómeno de recesión mundial) ha profundizado el deterioro de las condiciones de vida de amplios sectores de la población que hoy no tienen para comer o para cubrir las necesidades básicas.
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Sin embargo esta situación no es la consecuencia “natural” de la crisis sanitaria, es producto de las decisiones políticas y económicas del gobierno de la coalición multicolor.
Lacalle y compañía aún en este contexto se empeñan por cumplir su programa antiobrero y pro empresarial. La Ley de Urgente Consideración es el buque insignia que desplegó el ataque en toda la línea contra los derechos de los trabajadores y sectores populares, como así también contra libertades democráticas elementales.
Esto último profundizado con la ley que restringe el derecho de reunión y otras ofensivas conservadoras y neoliberales que se vienen anunciando como la contrarreforma jubilatoria.
Con el cuento de la “libertad responsable” dejan librado a su suerte a aquellos que pierden su trabajo, los que han perdido sus mínimos ingresos y no tienen para satisfacer las necesidades básicas.
La pandemia, y la crisis económica que ha generado, profundiza el deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores; pero igualmente este era el programa con el que asumió la coalición multicolor: mayor precarización, reforma de la seguridad social para que trabajemos más años y nos jubilemos con menos dinero, y si era posible una reforma laboral para que la mano de obra fuera más barata para los empresarios, y estos pudieran aumentar sus ganancia.
Mientras tanto, el gobierno se empeña en repetir que la ganancia empresarial no se toca. Por eso es totalmente incapaz de proponer impuestos extraordinarios a la riqueza o a las grandes fortunas, y busca todas las maneras posibles de mantener en marcha la economía y la producción (en función de las necesidades de las patronales) no importan los muertos, los internados en CTI ni estar al borde del colapso del sistema sanitario.
¿Cuál es la posición del PIT-CNT?
La pandemia ha sido la justificación que dio la dirección del central obrera para no convocar a un acto en este 1 de mayo.
Sin embargo, más allá de esta situación puntual es un hecho que el PIT-CNT viene dejando pasar el ajuste que lleva adelante la coalición multicolor y se ha negado a poner en práctica las medidas contundentes que requiere la situación.
Disposición a la lucha hay, trabajadores y trabajadoras han resistido en conflictos puntuales los ataques de las patronales, las pérdidas salariales o los despidos. Sin embargo se trata de conflictos que son aislados, sin tener el PIT-CNT una política de unificación y coordinación de las luchas que le de masividad y contundencia a los reclamos.
Además, los dirigentes de la central han tenido políticas de acercamiento al gobierno (como los halagos de Pereira a Lacalle antes que asumiera como presidente) o planteos de dialogo social que siembran ilusiones de que “todos tiramos para el mismo lado” y que es necesaria la “unidad nacional” con los mismos empresarios que se llenan los bolsillos, cierran las fábricas o despiden personal cuando caen sus ganancias.
La dirección mayoritaria de la central plantea que prioriza el empleo, y termina dejando pasar pérdidas salariales o de derechos laborales, pero sin embargo los puestos de trabajo se siguen perdiendo.
Su estrategia de búsqueda de acuerdos y buen relacionamiento se ha demostrado impotente y sin embargo sus dirigentes siguen sin tomar medidas acordes a la dramática situación que vive actualmente la mayoría de la población.
Se agrega a esto también la subordinación a la estrategia electoralista del Frente Amplio que se limitó primero a llamar a la unidad nacional y luego a manifestar críticas parciales a la gestión de Lacalle Pou, pero con la mira puesta en las elecciones de 2024 para volver al gobierno con el menor costo posible, haciendo recaer el peso de los ataques que lleva a cabo Lacalle Pou sobre las masas trabajadoras y pobres.
El Pit- Cnt debe romper con esta política entregadora, responsabilidad exclusiva de su dirección mayoritaria, que implica su postura dialoguista y se tiene que poner a la cabeza de un plan de lucha discutido democráticamente entre los trabajadores y basado en la movilización popular.
Las penurias de los trabajadores y sectores populares apremian, es hora de poner en pie los métodos de la clase trabajadora para defender un programa que afecte las ganancias del gran capital nacional y extranjero, que han sido los grandes ganadores de esta crisis con sus ganancias extraordinarias, estableciendo impuestos sobre estas grandes fortunas. Terminar ya con los subsidios, facilidades, exenciones impositivas y otros apoyos (como las zonas francas) que usufructúan los capitalistas nacionales y extranjeros gracias a los políticos que gobiernan para ellos.
Ante la grave situación que atraviesan grandes sectores de la población, algunas medidas urgentes que hay que tomar son: la prohibición de despidos, garantizar ingresos dignos para todos los trabajadores desocupados y trabajadores informales y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario. Además hay que suspender los desalojos y los cortes en los servicios esenciales para la población (luz, agua, etc.), asegurando el acceso a la atención en salud y la educación.
El control obrero frente a todo centro de trabajo que cierre, ante el hambre y la miseria de miles la expropiación y el reparto de tierras para los que la trabajan terminando de una vez por todas con el centenario privilegio de un puñado de oligarcas terratenientes locales e internacionales, la nacionalización de la banca y el comercio exterior para terminar con la fuga de capitales junto con el no pago a la deuda externa. Viviendas para todos, control de los alquileres y expropiación de las viviendas ociosas junto con un plan nacional de viviendas para todos. Acabar ya con la casta militar y policial, disolución de las fuerzas represivas del Estado, auto defensas obreras y populares para defender los intereses de los trabajadores. El desastre de sanitario y la crisis social, es el desastre del capitalismo, sistema que hunde en la miseria, la enfermedad y la muerte a millones para enriquecer a un puñado de ricos que desprecian la vida de las grandes mayorías y de la naturaleza.
Solo un plan de lucha discutido democráticamente y defendido mediante el combate en las calles por amplias mayorías trabajadoras y populares, puede cambiar el rumbo de este desastre, e imponer una salida obrera y popular frente al desastre sanitario, social y económico del capitalismo nacional e internacional. Como lo proclamaron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista y con total actualidad en el momento presente: “Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar ¡Proletarios de todos los Países, uníos!”