Reseña de "Los Visitantes" de Daniel Baldi
Jueves 9 de abril de 2020
Inmersa en un contexto de movilización social contra la instalación de una nueva planta de celulosa en territorio uruguayo, la última novela familiar de Daniel Baldi -“Los visitantes”- cumple ya casi un año desde su publicación en mayo de 2019.
Lejos de una caracterización que insinúe cierta inocencia, el adjetivo remite a una forma de literatura que, por lo urgente de su temática, apunta a un público de edades diversas: “Lo pueden leer desde 7 años, a 15, 20 o 50”, expresa el autor en una entrevista televisiva [1] . No sólo se erige como una voz crítica ante el proyecto de UPM2 (más bien, esta crítica está incluida a modo de plus); la trama también está fuertemente enfocada en los efectos adversos de los agrotóxicos y el monocultivo.
La historia toma lugar en el Uruguay contemporáneo, al interior de una chacra llamada “La Felicidad”. Allí reside una familia compuesta por un matrimonio y sus tres hijos, dedicada a la plantación de trigo, maíz, avena e higos para consumo propio y de sus vecinos, así como para la comercialización. Tanto la familia como los habitantes de la zona viven en un contacto muy directo y armónico con la naturaleza, aspecto fuertemente destacado a lo largo de toda la historia. Los campos fértiles, el arroyo cargado de vida, los colores y el silencio del amanecer; todo es descrito de manera sencilla pero cautivante.
Es a este contexto al que viene a parar el personaje principal de la obra: José Luis, un hombre mayor que, tras morir de un ataque al corazón, pasó a habitar un estado intermedio entre la vida terrenal y el Más Allá. Esa forma de existencia actúa a modo de purgatorio para todas las personas: antes de abandonar el mundo de forma definitiva, deben materializarse en sitios donde sucederá algo nocivo, que de una forma u otra es consecuencia de los errores que cometieron en vida. Una vez materializados, deben permanecer allí hasta que llegue su único momento de intervenir. Este hombre confiesa haber trabajado en el Gobierno, firmando los permisos a empresas multinacionales que decidían instalarse en territorio uruguayo.
Entre los agrotóxicos y la soja transgénica
A lo largo de la historia se relata cómo la chacra, antes tan próspera, viene arrojando pérdidas desde hace algunos años. De quince peones trabajando quedan sólo cinco, quienes son en realidad estudiantes de la Escuela Agraria de la zona. Esta situación se explicita en la novela con una frase que tanto ha sonado en los medios masivos de comunicación en los últimos tiempos: “La crisis también llegó al campo” (p.41).
Las dificultades se acrecientan hasta que un día toca a la puerta quien parece venir a salvar a todo el pueblo: el señor Monsañes, especialista en fertilización transgénica. Monsañes les ofrece semillas de soja, con la particularidad de que su plantación no requiere mayores dificultades. La maldad y la mentira son encarnadas en la novela por este personaje de apellido provocativo. La narración en primera persona por parte de José Luis no dejan dudas de ello al lector. En tanto espíritu, es capaz de percibir las intenciones de la gente.
La trama continúa su curso durante los meses venideros. En este tiempo se va relatando el proceso de cultivo de la soja: la preparación del terreno con el rociado de herbicida -entiéndase, glifosato-, la plantación de la semilla genéticamente modificada, un nuevo rocío de plaguicida y finalmente la cosecha. No hace falta agregar que las consecuencias que acarreará este proceso serán negativas.
La utilización de glifosato ha sido rechazada por parte de movimientos sociales a lo largo del mundo occidental por sus graves efectos en la salud, la vegetación, la fauna (en especial agentes polinizadores como las abejas), los suelos y los cursos de agua. Esto último aparece latente en la novela: “El agua del arroyo- musité. -Está contaminada- respondí con ganas de llorar-. Los peces, las plantas, la tierra, los insectos. Todo es como un verdadero infierno-” (p.92).
Sobre el monocultivo y la primarización de la economía
Uno de los argumentos que utiliza Monsañes para convencer a la familia de comenzar a plantar soja es que ésta no requiere rotación de los cultivos ni dejar descansar la tierra luego de la cosecha. De esta manera, ya no deberán plantar trigo ni avena, puesto que con el dinero obtenido de las exportaciones de soja podrán comprar sus alimentos. Tampoco higos, que fuera la base de las mermeladas caseras elaboradas y comercializadas por las mujeres de la familia. “Menos trabajo, mayor ganancia” (p.63) es la conclusión.
La voz de resistencia aparece representada en la novela mediante un vecino ya mayor, quien posee años de experiencia en el campo y sabe de las consecuencias catastróficas de este modelo. Plantea de este modo: “¿vamos a plantar solo soja? ¿vamos a hacer monocultivo de soja, con lo que eso provoca en el suelo, para engordar chanchos chinos?” (p.58). Esta breve interrogante deja abierta la puerta a una crítica más amplia, referida a la primarización de la economía, proceso que se viene acrecentando tanto en Uruguay como en toda América Latina.
A fines de 2017, el Instituto Cuesta Duarte (PIT-CNT) elaboró un informe donde se denuncia este proceso primarizador, que ata los ciclos de bonanza económica a la demanda de productos primarios. Si no se favorece a los emprendimientos que otorgan valor agregado a esa materia prima y que puedan comercializarse también en el mercado interno -ejemplificados en la novela con la producción de mermelada-, el campo queda expuesto a los altibajos del mercado internacional.
Esto se agrava cuando la producción está fuertemente enfocada a un solo producto, relegando los cultivos que ofician de alimentos para la población.
Por otro lado, los efectos del monocultivo en el plano ambiental se suman a los ya provocados por los agrotóxicos. Erosión de los suelos a mediano y largo plazo por requerimiento de los mismos tipos de nutrientes en cada plantación, pérdida de biodiversidad por alteraciones de los ecosistemas, aumento de plagas que se vuelven resistentes a los herbicidas.
Consecuencias sociales del modelo
Una de las primeras medidas que toma la familia luego de decidirse a plantar soja es la de despedir a parte de los muchachos que trabajaban en el campo. En tanto la siembra resulta más sencilla, ya no requerirían de todo el personal. Este vínculo entre la producción agrícola tecnologizada y transgénica y su impacto en el empleo ya ha sido estudiada por distintas instituciones. “¿Más soja, menos trabajo?” plantea un docente de la Facultad de Agronomía de la UBA en la Revista Encrucijadas [2] . Allí explica cómo la mecanización de la producción y el aumento de los agroquímicos exige un menor número de trabajadores respecto a la siembra directa y tradicional, al mismo tiempo que se precisa una mayor cantidad de especialistas en este tipo de plantaciones y de técnicos para las maquinarias.
Sin embargo, las consecuencias en el plano social no se limitan a una pérdida de fuentes de trabajo. El impacto altamente perjudicial de los agroquímicos en la salud ha sido denunciado a nivel internacional y regional. Como ejemplo de nuestro país, están los trabajadores arroceros Julio de los Santos y su esposa Susana Silva.
Debido a la manipulación inadecuada de glifosato (la empresa para la cual trabajaban no les brindaba los elementos mínimos de seguridad), sufrieron graves enfermedades respiratorias y del hígado, sentenciadas como terminales para de los Santos [3]
. Cabe recordar también el caso de Fabián Tomasi, emblema de la lucha contra los agrotóxicos y fallecido a causa de los mismos en el año 2018 [4]
La novela presenta y hace énfasis sobre los efectos en la salud, protagonizando gran parte de la trama hacia el final de la misma. “El niño estaba enfermándose y no era gripe”(p.107), narra José Luis confesando sus ganas de llorar. Luego de finalizada la historia, se incluyó un capítulo escrito por el pediatra Jorge Mota, donde alerta a los lectores sobre estos efectos y plantea algunas medidas que deberían tomarse a nivel internacional.
Crítica a UPM 2
José Luis cumple su misión en la chacra pero aún le quedan errores de su vida por remediar. No sabemos si ganó la lucha contra Monsañes, pero por lo pronto, hay un nuevo suceso que requiere su intervención. Tiempo después de desintegrarse en la chacra, vuelve a materializarse en otro campo, esta vez lleno de gente alegre. Al no saber qué acontece, decide acercarse a un hombre y preguntarle cuál era el motivo de la celebración. La respuesta nos sorprende por lo explícita: “acaba de firmarse un nuevo acuerdo con los finlandeses. (...) Vamos a tener una nueva papelera” (p.114). Estas palabras son prácticamente las últimas de la novela; un final abierto para una lucha que aún no ha culminado.
A mediados de 2017 empieza a manejarse en el ámbito político un nuevo acuerdo con la empresa finlandesa UPM, para la instalación de una segunda planta de celulosa en territorio uruguayo. A la luz de las consecuencias negativas que ya ha traído la primer planta en materia ambiental, económica y social, surgen también en ese año distintos movimientos sociales como resistencia y denuncia de este nuevo acuerdo. Aquí se conjugan distintas luchas: colectivos ambientales contra la contaminación y la proliferación de cianobacterias; agrupaciones sociales que denuncian el impacto que tendrá el tren de UPM en su pasaje por zonas pobladas; colectivos de mujeres que alertan sobre un aumento de la prostitución en la zona de la papelera; grupos de docentes que se manifiestan contra las imposiciones de Upm a los currículos de las UTUs de la zona.
En este contexto, el final de la novela resulta destacable puesto que no olvida posicionarse contra un proyecto nocivo para la naturaleza y el ser humano. La lucha contra los agrotóxicos introducidos por empresas como Monsanto-Bayer debe unirse a la lucha contra los mega-proyectos del tipo de Upm o Aratirí, que sólo profundizan un modelo extractivista y primarizador de la economía. El capitalismo como forma de organización económica y social lleva inscripta una lógica donde necesariamente entran en contradicción la dinámica de acumulación de capital con el bienestar social. A esta vocación destructiva, le decimos NO.
Baldi, D. (2019). Los visitantes. Montevideo, Uruguay: Ediciones Santillana S.A. {{}}