Miércoles 10 de junio de 2015
El paro del 9J se hizo sentir con fuerza en la ciudad costera. Hubo una altísima adhesión en sectores como el transporte, educación (tanto auxiliares como docentes), judiciales y estatales. Como contracara se vio que el carácter “dominguero” del paro tal como fue convocado por la burocracia (sin concentraciones, movilizaciones, cortes o bloqueos) y el poco desarrollo en la ciudad de las fuerzas de izquierda que impidió que las mismas tomaran en su manos los piquetes como en el resto del país impidieron que aquellos sectores más precarizados de la clase obrera, en negro o “contratados”, pudieran adherirse y tuvieran que concurrir, con toda la bronca, a trabajar.
En una ciudad donde abunda la clase obrera informal este elemento repercutió fuertemente en el alcance del paro, en especial en algunos sectores (comercio, playeros de estaciones de servicio y gastronómicos sobre todo).
En este sentido Nicolás Peña, dirigente local del PTS nos decía:
“El paro vuelve a mostrar que la clase trabajadora tiene muchísimos motivos para parar, y mucha bronca contenida. También nos plantea a los revolucionarios el gran desafío de crecer en la organización, para que un próximo paro nos encuentre mucho más fortalecidos para que los sectores más precarizados de la clase también puedan expresar su voz y su descontento, con piquetes, con cortes, con asambleas en las fábricas y los grandes comercios, todo lo que no garantiza la burocracia sindical”.