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Red Internacional
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Crisis en el transporte. Luchar por el salario construyendo una nueva UTA

La situación en el gremio del transporte es insostenible. Un sindicato en crisis, paritarias insuficientes, trabajadores empobrecidos que no cobran y patronales parasitas de los subsidios estatales. El caldo de cultivo para una tormenta perfecta entrando al huracán de la crisis sanitaria, económica y social. La solidaridad de clase como camino para triunfar.

Miércoles 21 de octubre de 2020 14:14

Con diez meses sin aumentos, el salario de los trabajadores del transporte viene perdiendo al carrera contra la inflación y el acuerdo firmado por la UTA del 30% no es alivio para esta realidad. Eso en el caso de quienes aún están cobrando, claro. La caída de la recaudación producto de la pandemia ha sido la excusa de las patronales para aplicar recortes salariales en larga distancia (ATP mediante), cercenar convenios, despedir, suspender y retrasar los pagos.

Producto de ello han sido las históricas jornadas de Rosario, con un paro de más de 60 días y una marcha contundente a la gobernación; Córdoba, donde emergió con fuerza el movimiento de autoconvocados; las luchas en Tucumán, La Rioja, Jujuy, Paraná, Bariloche, Mar del Plata, Fiske Menuco (General Roca), y otras ciudades de todo el país donde se expresó la voluntad de lucha de las bases desde que comenzó la cuarentena.

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Hoy hay que repudiar este acuerdo paritario de miseria e imponer asambleas en todas las cabeceras donde se discuta el aumento al básico del 50% como mínimo con cláusula gatillo indexatoria para no seguir perdiendo ante la inflación. Ante la pandemia y el aumento de la violencia a la que estamos sometidos en nuestro trabajo exijamos cabinas de seguridad en todas las unidades! Ante el COVID o hechos de violencia como los que arrebataron al vida al compañero Flores, no podemos confiar en la policía del “gatillo fácil” ni en las cámaras de seguridad de las patronales.

Paralelamente, con la connivencia de la burocracia de Fernández y de la oposición mayoritaria encabezada por Bustinduy que dejaron pasar todos estos ataques, las patronales no han hecho sino presionar por mayores subsidios. Así, han logrado que el gobierno duplique este año los subsidios al gasoil, reduzca aportes patronales, permita suspensiones, despidos y todo tipo de arbitrariedades.

Mientras los subsidios dicen beneficiar al usuario, en realidad se han transformado en el principal ingreso para las empresas sin ningún tipo de control.

Dos ejemplos

En Paraná, los choferes llamaron al paro y no acataron la conciliación obligatoria el pasado 16 de octubre ante el incumplimiento del pago del 50% del salario comprometido. La empresa informó que no puede pagar los salarios pues “no ingresaron los subsidios”. Según ERSA el 50% de los salarios se pagan con el subsidio de la provincia de Entre Ríos y el otro 50% con el subsidio de Nación. En Rosario se presenta el mismo incumplimiento y la UTA se ha declarado en estado de alerta y movilización.

En Bariloche, La empresa Mi Bus, adeuda aguinaldo, pago del decreto 14/20, y el sueldo de septiembre. Ante las protestas impulsadas por la oposición a la UTA local, la provincia envió $ 7,4 millones en concepto de adelanto de subsidios para el pago de salarios. Pero la deuda con los trabajadores asciende a $14 millones. La empresa, a su vez, se prepara a abandonar el servicio con un embargo interpuesto por COLCAR ante el no pago de las 100 unidades que adquirió mediante el desvío de subsidios. Hoy en la ciudad, apenas 34 unidades se encuentran en servicio.

Estos dos casos ilustran la realidad del transporte urbano de pasajeros. Si las patronales no tienen dinero para pagar los salarios, debemos exigir la apertura de los libros contables para que lo demuestren ¿Adónde va el dinero de los subsidios? Debemos poner en pie comisiones de control de los subsidios en cada empresa, exigiendo al gobierno la entrega de toda la información y que estos se destinen prioritariamente al pago de los salarios de forma inmediata.

Recuperar la UTA para los y las trabajadoras del volante

Desde el MAC en UTA, sostenemos que debemos ser los y las trabajadoras quienes gestionemos el transporte. Por eso damos la pelea de fondo para que el servicio sea estatizado y puesto a funcionar bajo gestión de los y las trabajadoras con control de comités de trabajadores y usuarios. Si las patronales sólo pueden asegurar sus ganancias con el dinero público que sale de los impuestos que pagamos todos los trabajadores, que ese dinero este en función de un servicio de calidad, seguro y barato para las mayorías populares.

El sentido de la estatización es asegurar el financiamiento público a un servicio esencial que necesita de renovación y mantenimiento permanente. Si las empresas aseguran ambas con el aporte del Estado prestando un servicio cada día peor y precarizando a los y las trabajadoras, que sea la gestión obrera la que reciba esos aportes estatales para poner el transporte al servicio de las necesidades populares.

No queremos funcionarios puestos a dedo que reemplacen a los patrones, queremos ser los y las trabajadoras quienes decidamos en asambleas por línea y en comités de gestión junto a usuarios qué, cómo y en qué condiciones se preste el servicio de transporte.

Todas estas peleas comienzan hoy compañeros, en cada colectivo, control, vestuario o taller. Discutiendo con nuestros compañeros cómo nos organizamos para arrancarle a la burocracia asambleas por empresa, ligándonos a otros sectores de trabajadores en lucha para tener más fuerza, uniendo los que la burocracia separa.

Si la desocupación estructural del 9% desde mediados de los noventa significó un elemento que usaron las patronales para presionar sobre las condiciones de trabajo y los salarios de los ocupados, hoy con una desocupación real que se estima superior al 20% y la amenaza de una nueva devaluación que licue los ingresos de los asalariados, la tragedia que nos amenaza es aún mayor.

Hoy, ese enorme ejército de reserva presiona sobre las espaldas de los ocupados que ante el terror de correr su misma suerte soportan ajuste tras ajuste. Es hora de cuestionar este orden impuesto apostando a la solidaridad de clase con quienes más padecen esta crisis, nuestros hermanos y hermanas que luchan por la vivienda como un derecho elemental.

La división de las filas obreras sostenida por la burocracia sindical y, desgraciadamente aceptada con pasividad por sectores combativos, entre formales e informales, nativos y extranjeros, ocupados y desocupados, es la base de sustentación del plan de ajuste patronal para el periodo post pandemia.

Debemos pelear por unir la lucha de todos y todas las agraviadas por esta crisis para imponer una salida de fondo para el conjunto de la clase trabajadora. Y esa unidad comienza por la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas más golpeados, los sin techo, los y las que le ponen el pecho a la represión reclamando algo tan elemental como es un techo para vivir.

El sindicato que necesitamos los trabajadores del transporte no empieza por la elección de un nuevo burócrata, sino por romper con lo que los sustenta la pasividad, la indiferencia y el individualismo, bases de la lógica corporativa.

La construcción de una nueva UTA, que realmente sea una herramienta de lucha para los y las trabajadoras del transporte, comienza con algo tan sencillo como una colecta solidaria con Guernica, Tío Rolo, La Esperanza, la 287 o cualquier otra toma de tierras en el país. Porque la construcción de una herramienta de lucha y para los trabajadores del transporte, comienza por la solidaridad con nuestros hermanos de clase.