El martes 10 de noviembre se presentó en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) ‘Mi viaje’ y ‘Cuaderno de bitácora’, libro en dos volúmenes del artista de la imagen Luis Felipe “Yuyo” Noé.
Demian Paredes @demian_paredes
Sábado 14 de noviembre de 2015
Fotografía: Lucía Feijoo
A sala llena en el MAMBA, Yuyo Noé –quien inauguró recientemente una nueva muestra con sus trabajos de 2015– presentó un nuevo libro, acompañado en la mesa por Franklin Espath Pedroso (curador y crítico de arte, de Brasil) y Patrick Frank (historiador sobre arte latinoamericano, de Estados Unidos). Publicado por El Ateneo, es un proyecto que se concreta, según comentó el mismo Noé, tras unos 10 años de trabajo. Yuyo abrió la presentación planteando que es un libro “difícil de explicar”, ya que es “un libro que no es un libro: son dos libros”, arrancando las primeras sonrisas y risas del público.
Sobre la “idea inicial”, Yuyo explicó que se buscaba hacer “un libro que relatara visualmente mi proceso artístico, con testimonios de otros, textos y otras cosas”; para que ellos “contaran mi experiencia”. Para Noé no se trataba de hacer una autobiografía, sino de reflejar su propia “experiencia artística”. O, en otras palabras, mostrar lo que también llama su “viaje artístico”.
Este viaje consta de 170 imágenes (reproducciones de sus trabajos –que además durante la charla se fueron mostrando en una pantalla gigante, ubicada detrás de los charlistas–), y está dividido-organizado en “diez etapas (o estaciones)”. “Coherentemente con un viaje –agregó de inmediato Yuyo– está el cuaderno de bitácora”, el otro tomo de la obra. Fotos, artículos de y sobre Yuyo, que muestran y comentan toda su trayectoria artística y vital.
“Eso es todo”, dijo; “pero ese todo es gordísimo, y pesa cinco kilos”, provocando divertidas risas nuevamente. Y agregó: “Muchas veces me han dicho que son excesivo. Bueno: tienen razón”.
Los libros, que sumados son 1.000 páginas –Mi viaje tiene 400, y Cuaderno de bitácora 600–, son, según Noé, “mellizos que han nacido de una sola vez”, teniendo “cada uno su aventura: imagen y texto cada uno”. Acto seguido hizo una (larga) lectura de agradecimientos y presentó a Franklin Espath Pedroso.
Pedroso leyó un texto que es el mismo que abre el tomo Mi viaje, “El poeta del caos”, sumando acotaciones al paso. Luego de destacar a Yuyo como artista y teórico, y de comentar que había tomado contacto directo con su obra en la década de 1980 (para una muestra en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro), se dedicó a los libros: “El primer volumen se consagra a la obra de Noé desde los años sesenta hasta el día de hoy. La obra se presenta dividida –personalmente por Noé– en diez períodos, con la particularidad de que para cada período el artista escribió una breve introducción.
“El segundo tomo está dedicado a su autobiografía. Es un texto muy rico tanto por su vida como por la manera en que la describe. Las citas de los críticos y comentadores que acompañan el relato permiten ahondar en su pensamiento artístico y en los principales acontecimientos de la escena artística local y mundial. Es una verdadera declaración crítica del arte argentino y de su escenario artístico.” Pedroso concluyó diciendo que el libro “es un testimonio sorprendente, coherente y apasionante”.
Luego de esta intervención Yuyo presentó a Patrick Frank (igual que a Pedroso: leyendo su extenso “currículum”).
Frank comenzó planteando: “En verdad Yuyo Noé es un hombre dedicado al libro”. Y explicó: “la casa de él está llena de libros; él ha escrito varios libros; los libros de él con sus trabajos se ven en todo el mundo, y, aparte de eso, la primera vez que lo conocí… ¡me regaló uno!”, provocando las risas del público. Y tras esto, explicó: “Y no fue uno de él”.
Contó que, “investigando la historia del grabado político argentino”, y sin saber cómo Yuyo se enteró de esto, lo contactó. “¡Y me regaló un libro con grabados paraguayos sobre la guerra de la Triple Alianza!, lo que generó nuevas risas y a Frank a decir una conclusión sin apelación: “Yuyo es un hombre de libros”.
Refiriéndose al “gran tema de Yuyo, de su vida y trabajos”, “el caos”, lanzó la pregunta: “¿El caos sigue vigente como tema artístico?, ¿sí o no?”. Y recordó que Yuyo planteó desde su libro Antiestética, de 1965, “que la sociedad está en un estado de caos, constante renovación, de revolución –casi–, con la caída de la iglesia en el siglo XIX y el ascenso del capitalismo en el siglo XX”; algo que comenzó con la Revolución Francesa. Noé “así lo define y así aceptamos esa definición”, dijo Frank.
Entonces, ¿sigue vigente el tema del caos? Frank propuso ejemplificar –que sí– con “casos” del “caos en mi país”, Estados Unidos. Hizo dos observaciones”: “El gobierno norteamericano aprovechó el caos desde el 11-S para cercenar libertades que aún no se han recuperado”, y citó el libro de Giorgio Agamben Estado de excepción, donde se plantea que “el poder del Estado está en decidir cuáles derechos valen y cuáles no en cualquier momento”. Frank dijo que “lo que hace el gobierno de Estados Unidos es circunscribir libertades y derechos garantizados en documentos fundamentales”.
La segunda observación fue sobre el tema del arte en Estados Unidos, donde hay también hay “un estado de caos”: no hay una “tendencia dominante allá. Ni dos, ni tres… ¡ni cuatro! Van a ver una docena de tendencias, algunas son nuevas, algunas parecen nuevas pero no lo son, otras son reciclaciones de estilos pasados”, sostuvo. Y agregó: “no hay críticos que los evalúen, no hay críticos que interpreten el caos”.
Para Frank, “el caos todavía vive, el caos todavía sigue vigente como preocupación para los artistas”. Y para corroborarlo planteó: “se puede ir a la Galería Rubbers, para ver la nueva exposición de Yuyo”. Contó que, recorriendo la muestra con el mismo Yuyo, le preguntó, citando una frase de Antiestética, si seguía “asumiendo el caos”. Y que Yuyo le contestó: “Mejor que nunca. Más que nunca”.
Por lo tanto, Frank concluyó que “el caos sigue vigente”.
Respecto al libro que se presentaba, Frank explicó que fue leyendo el libro a lo largo de los últimos cinco años, cuando recibía “páginas sueltas, impresas en computadora”, a medida que se hacía el trabajo. “Yo he leído casi todo el libro, y puedo asegurar algunas cosas sobre el libro”, dijo: “es el libro más detallado, la autobiografía más detallada que he encontrado en todos mis años de investigador”. Para Frank es “el libro más completo de un artista en la historia del arte” (ya que incluye eventos, exposiciones, historia, política, testimonios, arte). “¡Se encuentra de todo!”, exclamó, y dijo que al volumen biográfico se suma el tomo con las pinturas, que podría tomarse como “un catálogo de arte razonado”. Un libro que es “un sueño hecho realidad”.
Señaló que las autobiografías muchas veces se hacen por “razones ocultas” (“el autobiógrafo quiere reivindicarse, o contraatacar, o quiere controlar el diálogo sobre lo que ha hecho”), y que es “la tentación de cualquier autobiógrafo”. Tentación de la que está exento el libro de Noé, agregó. “Más que autopromoción es autoanálisis, es autoexpresión”; “carece de competencia entre artistas y cosas así”; finalizando: “el sentimiento tras leer el libro es gratitud”; “gracias Yuyo”, dijo: “ocurre pocas veces en la historia lo que él ha hecho”, lo que motivó grandes aplausos.
Tras esto retomó la palabra Yuyo, muy emocionado, y anunció: “Quiero aclarar por qué creo que es más vigente que nunca el problema del caos. Porque creo que eso que se llama globalización está agudizando todos los fragmentos que pertenecen al mundo. Cataluña da un ejemplo, el mundo islámico da un ejemplo. Es todo un proceso que va a una velocidad extraordinaria”, dijo. “El caos no es como cuando escribí la Antiestética, que cumple 50 años y Ediciones de la Flor va a publicarlo inmediatamente; han cambiado muchas cosas, pero yo estoy sorprendido de la aceleración” de los procesos. Y explicó que en el libro “a veces confundía caos con desorden; creo que el caos es muy distinto al desorden: orden y desorden con categorías estáticas, y caos es una categoría dinámica”.
Tal como recuerda el lema de su última muestra, actualmente en la Galería Rubbers, Noé recordó que ya tiene 82 años, y que todavía tiene –no obstante– varios proyectos por cumplir. Y entre ellos, uno, dijo, es “asumir el caos”. Con eso dio fin a la presentación, y la sala estalló en un gran aplauso.