El exfutbolista fue noticia por los 20 años de su pase del Barcelona al Real Madrid (una de las mayores “traiciones” en el fútbol) y por sus quejas contra el movimiento okupa y familias sin vivienda.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Viernes 31 de julio de 2020 19:18
Luis Figo fue uno de los mejores jugadores de la historia de Portugal, arrancó en Primera División jugando para el Sporting de Lisboa y le llamó la atención a Johann Cruyff que lo llevó para el Barcelona. En el club catalán se transformó en ídolo: jugó 5 años del ´95 al 2000.
Pero para julio de aquel año 2000 se empezó a correr la bola de que si Florentino Pérez (un empresario de la construcción muy poderoso que tiene negocios hasta en los peajes argentinos) ganaba las elecciones en el Real Madrid iba a comprar a Figo. El portugués -para dejar tranquila a la gente del Barcelona- declaró: “Esta es y será mi camiseta. Gane o pierda Florentino las elecciones, no seré jugador del Real Madrid. Yo sólo jugaré en el Barcelona”. ¿Qué pasó? Apenas 10 días más tarde, el representante de Figo negoció con Florentino Pérez: el 24 de julio el empresario gana las elecciones -aún hoy sigue siendo el presidente del Real Madrid- y al otro día Figo es presentado como la gran contratación del año. Fue la transferencia más alta de la historia hasta ese momento: 61 millones de euros. Se cumplieron 20 años de lo que fue un hito en el fútbol europeo.
En Barcelona se pudrió todo porque además de la rivalidad futbolística también se cuela un tema de nacionalidades porque el Real Madrid es el gran símbolo de poder de la España que le niega la autonomía a Catalunya. En el Barsa pasaron del amor al odio total con Figo, al punto que en el primer clásico que se juega en octubre del 2000 la hinchada blaugrana le tiró billetes y una cabeza de chancho, lo abucheó y lo calificó como “pesetero” (vendido) y traidor.
En Real Madrid, Figo tuvo un muy buen paso futbolístico, pese a que le fue mal en su primer gran desafío: la Copa Intercontinental del 2000 que le ganó el Boca de Bianchi, Riquelme y Palermo por 2-1 en la madrugada del 28 de noviembre.
Pero a Figo le quedó el gusto por las pesetas y los euros: apenas se retiró como jugador se metió en el negocio del marketing deportivo con la creación de una plataforma (que con el tiempo se transformó en app) para reclutar jugadores infantiles y juveniles para la cantera de los clubes. Tiempo después (siguiendo los pasos de su antiguo jefe Florentino Pérez) entra a la timba inmobiliaria: para 2016 ya tenía una fortuna estimada en 47 millones de euros. Empezó con los negocios y con los vicios de empresario: en 2012 fue condenado a pagar 2,4 millones de euros al fisco español por evadir impuestos.
Luis Figo hoy es el principal accionista del grupo empresario Damash Assets, un holding que tiene una pata en el negocio inmobiliario con propiedades en Suecia, Portugal y el Estado Español y otra pata en la minería; la división minera del grupo es la empresa Damash Minerals que explota hierro en Senegal y en Guinea, y en la página web de la empresa anuncian que se extendieron a Burkina Faso y están avanzando en Mali y Mauritania, con la ambición de explotar oro, hierro, fosfato, cobre y bauxita.
Desde ese lugar de gran empresario, Figo en estos meses se erigió como el nuevo símbolo de la derecha española. Por un lado, por cuestionar las medidas de cuarentena por la pandemia con el lloriqueo de que “paraliza la actividad económica”; por otro lado, porque se quejó este miércoles en sus redes sociales (Twitter) de que -según su punto de vista- “varios partidos amparan y protegen a los ocupas”, ante la noticia que publicó el diario El Mundo de que hay un promedio de 40 ocupaciones diarias de viviendas vacías, producto de la gran crisis social que vive el país ibérico. Hubo todo tipo de respuestas al exjugador: “La okupación existe porque millonarios como Figo se dedican a acaparar viviendas y a especular con su precio (…) Por su culpa, familias decentes se ven obligadas a elegir entre vivir bajo un puente o dar una patada a una puerta”, fue una de las más contundentes.
Para cerrar y completar la historia de este gran futbolista devenido en empresario enemigo del movimiento okupa, una anécdota de abril de 2016: en una conferencia de prensa en Berlín, una periodista del canal de televisión 8TV de Catalunya le hace una pregunta. Figo no hablaba con prensa catalana desde su pase “pesetero” de Barcelona al Real. Figo accedió: “No suelo contestar a la prensa catalana, pero te voy a contestar porque eres guapa”. Lo exquisito y fino que era como jugador lo perdió como gran empresario: se transformó en un ícono derechista y encima, machista.