La condena en primera instancia del juez Sergio Moro no implica prisión inmediata. Los abogados de Lula apelarán y denuncian persecución política.
Jueves 13 de julio de 2017
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado hoy a nueve años y medio de cárcel por un tribunal de primera instancia, por su implicación en la red de corrupción que operó en Petrobras, informaron fuentes oficiales.
La sentencia fue dictada por el juez Sergio Moro, responsable de las investigaciones por los casos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, quien encontró a Lula culpable de los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero.
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El hecho de que sea en primera instancia implica que sigue un proceso de apelaciones por parte de la defensa por lo que no significa la prisión inmediata para el expresidente.
En este sentido los abogados de Lula habían dicho que apelarían un fallo de estas características y alegan que el juicio es una persecución política.
El juez Sérgio Moro dijo haber encontrado a Lula culpable de aceptar 3,7 millones de reales en sobornos de la firma de ingeniería OAS SA.
A pesar de esta condena, el expresidente aún puede aspirar a ser candidato para las elecciones generales de 2018, lo cual solo sería impedido si la sentencia fuera ratificada en segunda instancia.
Lula aparece en las últimas encuestas como el líder más valorado y ha manifestado en repetidas ocasiones su deseo de volver a competir para la presidencia.
El juez Sergio Moro inauguró un estilo muy particular de "bonapartismo judicial", que viene haciendo las veces de arbitro en la enorme crisis política que vive Brasil, y cuyo modelo también se extendió regionalmente.
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Utilizando la justicia a discreción, Moro interviene activamente sobre el régimen político brasileño de la mano del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que lo apadrina políticamente. Así funcionarios, diputados, senadores, presidentes o expresidentes corren distinta suerte según los intereses de una justicia y las presiones del imperialismo estadounidense.
Además de las causas ya abiertas, Lula puede llegar a ser investigado en otros seis procesos más, según solicitó la Corte Suprema con base en confesiones hechas por exdirectivos del grupo Odebrecht, y también está salpicado por revelaciones de ejecutivos del grupo cárnico JBS.
En este último caso, por los testimonios dados por los dueños de esa empresa, la Fiscalía también presentó una denuncia formal por corrupción pasiva contra el actual mandatario, Michel Temer, quien puede ser despojado del cargo si el Congreso avala el inicio de un juicio penal.
La condena se conoce en el mismo momento en que una comisión del Congreso brasileño está discutiendo la posibilidad de dar lugar a una acusación contra el presidente golpista Michel Temer, lo que podría abrir un proceso de juicio político en su contra.
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Consultada por La Izquierda Diario Diana Assunção, dirigente del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) y trabajadora de la Universidad de San Pablo, declaró: "No defiendo la política del PT ni la de Lula, por el contrario combato la política de conciliación de clases de ese partido. Pero el Lava Jato ya mostró ser un instrumento de golpe institucional con mil y un intereses para sustituir un caso de corrupción por otro. En un momento en el que se avanza con las reformas en nuestro país, inclusive con la traición Força Sindical y el boicot de las centrales sindicales como la CUT y la CTB, esta condena contra Lula no es por corrupción. El Poder Judicial brasileño ya demostró que oculta e interpreta los hechos conforme a sus intereses. Esta condena a Lula está relacionada a un interés de profundizar los ataques contra la clase trabajadora, a pesar de que éste hace mucho tiempo no es un representante de nuestra clase."