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Red Internacional
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BRASIL. Lula y un discurso que reconecta 1980 con 2018 para justificar la capitulación del PT

Sábado 7 de abril de 2018 18:54

En su discurso antes de anunciar su entrega pacífica a la Policía Federal y a los golpistas por un fallo completamente arbitrario, Lula recordó cómo era considerado por los trabajadores, en huelga durante el ascenso obrero de 1978-80, como "pelego" o servil al ministerio de trabajo.

En el caso de los trabajadores de la villa Euclides, que llegaron a hacer un acto con 50 mil obreros en 1980, Lula recordó como llamó a una "asamblea por la mañana porque por la tarde había peligro de que se radicalizara". Al relatar su política de traición de la ola de huelgas, y convencer de que "se ganaba más en la derrota", Lula dijo la verdad.

En medio del ascenso que colocaba a los trabajadores como protagonistas de la lucha por derribar a la dictadura militar, Lula y los "auténticos" bloquearon la dinámica de un proceso revolucionario en Brasil (en la autobiografía de ex presidente Fernando Henrique Cardoso, núnca desmentida por Lula, el tucano relata como el líder del PT dijo que "era necesario poner fin a estas huelgas").

En otro momento de su discurso sonó irónico cuando dijo que "si no creía en la justicia, no hubiera hecho un partido. Hubiera propuesto una revolución en el país". De revolución nunca habló, pero de su confianza en la justicia golpista tenemos ejemplos plenos. Siendo un pilar del régimen de la "Nueva República" instalado en 1988 y una de las principales válvulas de contención de la lucha de clases para que los capitalistas lucraran "como núnca" en la década de 2000, el PT deja clara que su defensa de la gobernabilidad burguesa está por encima de la batalla contra los ataques golpistas en está democracia degradada.

La historia dio una vuelta como él mismo reconoció, al retornar a sus orígenes en San Bernardo, sin más amigos de traje que lucraron con miles de millones bajo su gobierno y el de Dilma. Y en este 2018 que se reconecta con 1978 y 1980 las lecciones son cada vez más necesarias. Ayer como hoy, el PT huye de la lucha de la clase trabajadora como de la peste, y cuando ésta se impone, busca frenarla a cualquier costo para desmoralizar a los trabajadores e impedir que pongan de pie una alternativa política independiente de la burguesía y los golpistas.

Es urgente asimilar las lecciones de la trágica estrategia de conciliación de clases que ha llevado adelante el PT para que podamos construir una organización revolucionaria de los trabajadores, que quiera enfrentarse seriamente y derrotar a los golpistas, la derecha y los empresarios.