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Red Internacional
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Opinión. MINCAP: Una crisis en todo aspecto del mapa institucional

Una importante crisis se viene arrastrando sobre el Ministerio de las Artes, las Culturas, y el Patrimonio, con trabajadores movilizados luchando sus demandas, y decisiones que han colocado al MINCAP, en la lupa de la opinión pública y sectores afines.

Miércoles 21 de junio de 2023

La orgánica de funciones del Ministerio de Culturas, Artes y Patrimonio, no es el único eslabón de una cadena oxidada, en torno a lo que administrativamente se refiere el paro de funcionarios de la nombrada cartera del gobierno de Gabriel Boric. A esto se deben sumar -y no solamente como reseña- lo perdida que está la funcionabilidad de las nuevas políticas públicas en lo que a arte, cultura y patrimonio se refiere.

A ya bastantes semanas de un paro de funcionarios asociados a ANFUCULTURA, aún no se ve salir humo blanco ya que no ha habido acuerdo entre las partes involucradas del sector. Al parecer no existen medidas ni modelos adecuados para que las operaciones políticas dentro de un ministerio relativamente nuevo, no entorpezcan la relación de la institucionalidad con el desarrollo de las Artes y las Culturas. Un antiguo rompecabezas en que se ven entrampados quienes no solamente se dedican a burocratizar sistemáticamente esta institución del Estado, sino que también a quienes viven del trabajo artístico, infantilizados en cualquier lucha en que se propongan nuevos atisbos de coordinación u organización al amparo de la billetera estatal.

Es así que se refleja el cambio de paradigma con una nueva propuesta ante una enlodada repartición de presupuestos a través de convenios mediante otras distintas instituciones subvencionadas que actúan como medio contenedor y no de realización artística, y ya los conocidísimos fondos concursables que precarizan aún más el trabajo de tantos y tantas artistas nacionales despojados y marginados con tanta indolencia institucional.

No solamente el MINCAP ha sido noticia estos últimos días por lo que al paro de funcionarios se refiere. También se dio a conocer un sedicioso reportaje en que una funcionaria a honorarios tendría una “doble vida” al ser parte de la dirigencia de una toma de terreno en la comuna de Cerro Navia en la Región Metropolitana, cambiando su nombre al momento de la dirigencia y el establecimiento de lazos con el SERVIU y los mismos pobladores.

Los aspectos artísticos y culturales no solo reciben y reciben los manotazos de quienes producen este tipo de conflictos entre trabajadores funcionarios de un ministerio, y los trabajadores y trabajadoras que hacen la labor artística en chile, sino que también a las llamadas “Industrias Culturales” que se supone son las coordinadoras e intermediarias de los modelos de negocios de la factura artística en este país. Así fue el reflejo de rechazar una invitación de honor en Frankfurt que el propio Ministro Jaime de Aguirre salió con explicaciones que luego fueran contradichas por el propio Presidente Boric.

La invitación se trataba de la presencia de Chile en un importante certamen en el cual existe roce con distintas casas editoras de libros de todo el mundo conjuntamente con el booking de escritoras y escritores o de obras escritas para ese momento, en resumidas palabras, a lo que se le podría llamar “Industria Cultural” pero esta vez a nivel internacional.

Hasta hace pocos días se conoció la negativa de no estar presente por motivos económicos y debido también a que el ministerio no estaba en condiciones de cumplir con las exigencias de Frankfurt, esto dicho por las fuentes oficiales, pero todos sabemos lo alicaído que se encuentra el mundo del Arte y la cultura tanto dentro de su orgánica y planificación hasta su representación en las distintas esferas sociales.

Quizás la respuesta ante tanto resbalón y tanta burocracia interna dentro de las institucionalidades sea replantear nuevas propuestas políticas que saquen a las artes, cultura y patrimonio del ejercicio económico interno y que se muevan en los caminos de la colaboración entre trabajadores funcionarios del engranaje ministerial, y los mismos artistas que conocen la plusvalía de su trabajo más allá de los cánones que dicta un mercado, que no da a basto ni es garante de las corrientes que se mueven dentro de los caminos del arte.