Durante el cierre del retiro espiritual de Chapadmalal admitió que “en el frenesí de campaña” generó expectativas que no podía cumplir. A confesión de partes…
Sábado 3 de diciembre de 2016 14:41
“Se puede vivir en una Argentina con pobreza cero, donde todos podamos aspirar con un crédito a tener vivienda propia, a estar orgullosos por la educación pública”, afirmaba Macri durante la campaña de 2015.
A casi un año de gobierno, estas palabras se caen por su propio peso. A pesar de que debió retroceder respecto a algunas medidas iniciales por la resistencia que generaron, para gran parte de la población se hace evidente que la hoja de ruta de Cambiemos es el ajuste.
En el cierre del “retiro espiritual” de Chapadmalal, Macri brindó una conferencia de prensa donde dio cuenta de este contraste entre sus promesas y sus políticas efectivas. Primero aceptó que “tal vez en el frenesí de campaña” se hayan creado expectativas que no podían ser cumplidas. Luego continuó su confesión de parte rozando el ridículo: “Yo decía que no era mago, que para mago, fueran a Las Vegas a ver a Copperfield. (…) Nos tenemos que alejar de esos líderes mesiánicos que generarían un cambio increíble o súper ministros”.
“Estamos comprometiéndonos de una manera distinta y entendiendo nuestras limitaciones, y entendiendo que cualquier atajo que queramos tomar, nos vamos a volver a dar la piña”, planteó. Y finalmente dijo: “La evaluación que hice no es científica. Ocho es una buena nota. Uno puede y debe seguir mejorando”.
El presidente afirmó que a partir de la jornada en la costa bonaerense, se trazarán cien objetivos de cara al 2017. Estos estarían ligados a la “estabilidad macroeconómica”, el “desarrollo productivo”, el “desarrollo humano sustentable” y la “inserción en el mundo”, entre otros temas. Promesas que, como todas las anteriores, seguramente se las lleven las olas y el viento.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario