El presidente Macron encabezó el homenaje al docente asesinado que se transformó en una exaltación de los poderes estatales. El gobierno persigue a las organizaciones que luchan contra el racismo.
Diego Sacchi @sac_diego
Jueves 22 de octubre de 2020 22:08
En un acto en la Universidad de la Sorbona, en París, se realizó un breve acto funeral oficial para el profesor decapitado luego de haber mostrado caricaturas de Mahoma en una clase sobre libertad de expresión. El presidente Emmanuel Macron encabezó el homenaje que se transformó en una exaltación de los poderes estatales en el que el féretro de Samuel Paty entró a hombros de la Guardia Republicana.
El viernes 16 Samuel Paty fue atacado y asesinado, en un acto repudiable, por un joven que buscaba castigarlo por mostrar una caricatura de Mahoma. El joven de 18 años fue asesinado a tiros por la policía.
El asesinato generó una gran conmoción en todo el país y fue aprovechada por el gobierno buscando generar un clima de “unidad nacional” que detrás de los llamamientos a una batalla por la “libertad de expresión” lanzó una auténtica ofensiva reaccionaria e islamófoba.
"Fue asesinado porque los islamistas quieren nuestro futuro. Ellos separan a los fieles de los infieles. Paty solo veía a ciudadanos", declaró Macron en el acto realizado en la Sorbona.
En definitiva, Macron juega con la retórica de la unidad nacional, oponiendo el campo de la libertad y la Ilustración al del oscurantismo y la violencia. El objetivo es recuperar la legitimidad perdida, pero también implementar su política reaccionaria.
En el marco de esta retórica “contra el islamismo” esta semana el Gobierno decidió avanzar contra la CCIF (Colectivo contra la islamofobia en Francia) una asociación que lucha contra la islamofobia, y Baraka City, una ONG que ayuda a los musulmanes que viven en situación de precariedad. Además de querer disolver estas asociaciones, el ministro del Interior también se distinguió por sus declaraciones de tinte racista en televisión. "Siempre me sorprendió entrar a un hipermercado y ver que hay una sección de esa cocina comunitaria, así comienza, el comunitarismo”, aseguró el ministro refiriéndose despectivamente a las costumbres de la comunidad musulmana.
La asociación Baraka City fue notificada el martes 20 de octubre por la noche de la voluntad del Ministerio del Interior de disolverla, dandole tan solo 5 días a partir de esa fecha para dar respuesta a los agravios planteados. Los dirigentes de la asociación deben dirigir su defensa al propio ministro del Interior, Gerald Darmanin, quien no esperó a calificarlos como "enemigos de la República", antes incluso de firmar el decreto de disolución.
Detrás del velo unitario de la libertad de expresión, el gobierno ataca a la comunidad musulmana. EL presidente presentó a principios de octubre una ley que permite, en particular, "supervisar" las asociaciones y, por lo tanto, disolver cualquier asociación que no responda a los valores que el gobierno entiende como "Republicanos".
El gobierno francés utiliza la asesinato de Samuel Paty para poner en marcha su proyecto reaccionario y reforzar la discriminación contra los musulmanes. Pero también ataca a todos los que intentan defender a los musulmanes o denunciar la islamofobia bajo la acusación de que esa acción es comprometerse y colaborar con los islamistas.
Desde el gobierno y las fuerzas políticas de derecha se ataca a las organizaciones que rechazan la islamofobía utilizando la expresión genérica "islamista-izquierdista". Por ello, en nombre de la batalla por la libertad de expresión y contra el islamismo, el gobierno busca silenciar las voces disidentes y cerrar el debate. Aurore Bergé, vicepresidenta de los diputados del partido de Macron, se negó a acudir al acto de homenaje a Samuel Paty, para no estar "al lado de personas que han creado un clima favorable a estas ideologías, o en todo caso han dejado de luchar contra ellos".
Pero las causas de la oleada de odio que estamos presenciando es de hecho el resultado de la política del gobierno que mantiene la división. Una polarización social cada vez más exacerbada la violencia, como ilustra la agresión racista de dos mujeres con velo cerca de la Torre Eiffel. Esta agresión muestra los resultados del clima generado por la guerra lanzada desde el gobierno. Además de denunciar el llamado "islamo-izquierdismo" de organizaciones y personalidades de izquierda, el gobierno incluso ataca a la prensa, como Médiapart, contra la que el ministro Darmanin ha presentado una denuncia.
De hecho, el gobierno sabe muy bien que su política puede tener consecuencias en otro terreno, el de la lucha social, y que debe evitar a toda costa que se expresen voces disidentes. Especialmente aquellos que podían expresar la bronca de los barrios populares, como fue el caso en particular del Comité Adama, que había logrado levantar un importante movimiento contra el racismo y la violencia policial.
En una situación en la que los musulmanes y los jóvenes de los barrios populares son cada vez más estigmatizados, para ellos no hay ni libertad, ni fraternidad, ni igualdad. Son el sector más precario el que sufre de frente las desigualdades del sistema imperial francés.
Diego Sacchi
Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo.