A propósito de este 10 de mayo, desde la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase recopilamos testimonios de maestras y madres de familia que dan cuenta de las condiciones en las que están viviendo esta pandemia y qué consideran necesario para tener una maternidad satisfactoria y plena.
Lunes 11 de mayo de 2020
“En el día me faltan horas para terminar mis ocupaciones”
La maestra Consuelo comenta: “Primero tengo que cumplir con las tareas de crianza de mi hijo... Él tiene 4 años y apenas está aprendiendo no sólo conocimientos de la escuela sino hábitos de higiene y control de esfínteres; después tengo que cumplir con las cuestiones de administrativas y solicitudes de la dirección del colegio donde laboro. Las cuales compagino con obligaciones de la casa como tener limpia la ropa y tener lista la alimentación. Así, en el día me faltan hasta horas para terminar mis ocupaciones.”
“Es muy complicado porque trabajas, eres ama de casa, madre y todo desde casa, en un mismo contexto; en lo personal se me complica bastante porque [además tengo que] apoyar a mi hija en sus tareas... mientras yo reviso trabajos escolares o hago otra cosa en casa”, complementa la maestra Cristina.
Por su parte, la maestra Pili refiere al respecto: “Es pesado porque debo adecuar mi clase a la situación virtual, estar al pendiente de mi correo, atender a mis alumnos pero al mismo tiempo acompañar a mi hijo de 12 años en sus actividades, jugar con él para hacer más llevadero el aislamiento y encargarme de las tareas del hogar.” Esta situación conlleva una preocupación adicional, afirma la maestra Rocío: “... ya que inevitablemente piensas en cómo se encontraran tus alumnos; así como estás al pendiente de tu familia sientes la inquietud por ellos por el cariño que les tienes”.
A pesar de que sus dos hijos ya son mayores, la maestra María Elena señala que: “...ambos presentan trastornos que implican momentos de ansiedad severos que han provocado momentos difíciles en la dinámica familiar ante el confinamiento al que estamos sometidos; por otro lado, las constantes medidas de higiene que se han implementado para prevenir el contagio sumadas a las ya extenuantes labores del hogar y el estrés que provoca ir a surtir las despensas me ha ocasionado un cansancio físico y emocional que sé que muchos comparten.”
En el mismo sentido de la sobrecarga de trabajo que hay para las maestras que también son madres, la maestra Ruth explica: “Es un reto agotador porque tengo que compartir el espacio de tareas de mis hijos con las de mis alumnos. Trato de darles a cada uno sus tiempos, pero tengo que explicar a tres niveles diferentes tareas y temas mientras atiendo a mis alumnos y a sus madres o padres. Además de terminar mis cursos, enviar evidencias, llenar encuestas. Sin contar con el quehacer de la casa y el acondicionamiento fisico de mis hijos, enviar sus evidencias de trabajo y calificar las mías. A veces sin un minuto de tiempo personal. No me quejo de estar con mis hijos, pero ¿quién no extraña tener un poquito de tiempo para uno mismo? ¿O soy la única? Me siento automatizada, como que olvidaron que somos seres humanos. Estoy agotada, nada que ver con el estereotipo que están manejando los medios de familias felices y aprendiendo mil cosas juntos. No se puede, ¿a qué hora? O trabajo y hago las cosas que requiero o soy la super mamá que juega y ríe con sus hijos.”
Los testimonios se repiten en el mismo sentido. Para la maestra Lorena “Es mucha responsablidad. Por las actividades en casa, por las tareas de mis hijos y también las que tenemos que mandar a los alumnos.” En tanto que, para la maestra Gladis: “Implica gran esfuerzo. Normalmente es doble, pero ahora es más pesado. Porque hay que cumplir con las labores del hogar; con la carga de trabajo que me exige revisar la tarea de 200 alumnos y mandarles actividades; así como ser la maestra de mi hijo y supervisar cómo va”.
Ante esta situación, ¿qué medidas se requieren para que las maestras puedan tener una maternidad satisfactoria y plena?
Comprensión y apoyo
La maestra Adriana considera que: “...debería haber una visión más humana de la situación [por parte de las autoridades educativas], sin embargo mucho del trabajo que nos solicitan no tiene sentido. Debería haber prioridades en estos momentos de contingencia y no solo cuidar de nuestra salud física, sino también mental y dejarse de exigencias que no van en este momento de la vida.”
“Debe de haber comprensión por parte de las autoridades, de todos los niveles. Se nos pide como profesores que conozcamos y hagamos lo que necesiten nuestros alumnos, pues de igual manera quien dirige la educación debería hacerlo con el gremio. Más de la mitad de las maestras en México somos madres de familia y estamos en casa ocupándonos de nuestros hijos y de nuestros hogares.”
Por su parte, la maestra Angélica refiere que debe haber: “...por lo menos apoyo y empatía entre mujeres y entre la propia familia. Es difícil estando en casa combinar a la vez tantas actividades; eres y sigues siendo docente, pero también mamá, ama de casa, todo, difícil cuestión."
Para la maestra Rocío se requiere: “Paciencia y compañía. Todos nos fastidiamos y cansamos en algún momento pero la clave es tener esa paciencia para procurar al menos un buen momento de calidad al día.” En tanto que, para la maestra Gladis, son necesarios “...ayuda y apoyo de los demás familiares. Yo lo recibo pero no es suficiente, porque además mis hijos me lo piden a mí. También se necesita mayor comprensión de las instituciones donde se labora, pues a ellos no les importa la vida de las personas, uno debe cumplir y listo.”
Tiempo y economía
La maestra Ericka considera que para tener una maternidad satisfactoria “...hay primero que estar convencida de querer ser madre y tener un trabajo bien remunerado, que no implique estar siempre fuera de casa para así tener el tiempo y el espacio para pasarlo con los hijos.” Para la maestra Cristina igualmente se requiere: “Tiempo y una economía solvente. Tiempo para todo, para un hijo y para ti también. Ambos juegan un papel importante, si se tienen ambos puedes darle a tu familia calidad de vida.” Hacen falta “...tiempo, dinero, capacitación, espacios de calidad”, concluye la maestra Lorena.
La maestra Sara produndiza en el tema: “Sé que en algunos países europeos el tiempo de licencia por maternidad es mayor, considerando que la maternidad es una inversión social a largo plazo ya que los niños crecen bien atendidos por sus padres. Como maestra no sólo se tiene trabajo en la escuela, saliendo de ella se deben elaborar planeaciones, cursos, preparar clase y algunas actividades extras que provocan un desgaste y en ocasiones desatención de los hijos, así que tendría que solucionarse eso.”
“El Estado debe garantizar el derecho a la educación, a la salud y al esparcimiento”
La maestra María Elena explica: “Ser madre en una sociedad patriarcal que asume que la mujer tiene como rol natural las labores hogareñas y la crianza de los hijos vuelve a ésta figura un ser explotado en todos los ámbitos sociales. Las labores del hogar, como la educación de los hijos, son actividades que deben correr tanto por la madre como por el padre, pero el Estado debe asegurar que se cuente con el derecho a la educación, a la salud y al esparcimiento.”
“Se requiere de un entendimiento social del significado de la crianza, que haya una congruencia en hablar del bien del niño o niña y que esto implique cambios para la atención a sus cuidadores”, concluye la maestra Zaira.
Por todas las razones antes expuestas por las compañeras madres y maestras, desde la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra clase nos pronunciamos por que concluya ya el ciclo escolar y estamos impulsando una de firmas a favor de esta petición. Si estás de acuerdo, puedes firmar aquí.