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Red Internacional
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INCREMENTO AL COMBUSTIBLE. Maduro aumentará la gasolina mientras mantiene mano de obra más barata del mundo y subsidios a las empresas

Gobierno y empresarios tienen consenso por lo “irrisorio” del precio de la gasolina pero no les pizca el ojo por lo irrisorio del precio de la mano de obra más barata del planeta. De acuerdo a las declaraciones de Maduro, un “equipo especial” evaluará el nuevo monto que se establecerá el precio de la gasolina, como parte de lo que será el “plan de normalización y regularización del combustible”.

Milton D’León Caracas / @MiltonDLeon

Jueves 28 de mayo de 2020

Fotografía EFE

La escasez de combustible ha generado un mercado negro en el que la gasolina cuesta hasta 3 dólares el litro en medio de la mayor debacle del país, así como también en medio de la catástrofe el precio de la mano de obra ronda los mismos tres dólares ¡al mes!, ese es el valor del salario mínimo mensual, y no en el “mercado negro” sino a nivel oficial.

Pero los de arriba no dicen “hay que pagar un salario como mínimo al nivel de la canasta familiar, ese precio de la fuerza de trabajo es irrisorio e insostenible para la economía de las familias trabajadoras”, como sí vociferan en cambio que la gasolina se debe colocar incluso hasta a precios internacionales.

En los salarios de hambre con un valor casi inexistente no ven “distorsión” de la economía, como sí lo ven con los precios actuales de la gasolina.

Todos saben que el precio de la gasolina por décadas no se ha aumentado, lo que vino a ser una especie de subsidio, pero al contrario del sentido común montado, lo ha sido sobre todo a los grandes sectores empresariales, los sectores del transporte, las grandes cadenas, así como a las clases medias acomodadas, que siempre han dispuesto de carros, para no hablar de la burguesía de todos los colores, adherentes a la oposición o lo nuevos ricos que surgieron con el chavismo.

Tenemos que a los sectores populares y trabajadores, que con suerte disponen de un carro o una moto, tal subsidio no tiene comparación con el recibido por las grandes empresas, clases altas y todo el alto conglomerado económico del país.

Para 2009 ya Econanalítica publicaba que el 25% de la población de Venezuela con mayores ingresos, consumía casi nueve veces más gasolina que el 25% más pobre, para concluir que: “Le están dando un subsidio a la gente que no lo necesita”, en un artículo cuyo título era “Sectores ricos de Venezuela se benefician de gasolina barata”.

Por eso se creó un espejismo que era a los pobres que beneficiaba, cuando apenas ese subsidio era desproporcional, con relación a lo que significaba para los gruesos sectores económicos y los ricos del país.

Como escribiera el economista Víctor Álvarez, “El subsidio a la gasolina es una medida que aparentemente favorece a los que menos tienen pero, en realidad, origina una redistribución regresiva del ingreso que solo beneficia a los que más tienen (…) Las clases de mayores recursos tienen la capacidad económica suficiente para comprar uno o varios vehículos, mientras que los más pobres se ven obligados a trasladarse en un sistema de transporte público cada vez más deficiente” (¿A quién beneficia el subsidio a la gasolina?).

Cuando los trabajadores y las trabajadoras y los sectores populares están en la mayor de las catástrofes con ingreso por debajo de los 4 dólares al mes, es más que claro que un gasolinazo caerá más brutalmente sobre ellos, y no sobre todos estos sectores más acomodados y pudientes que históricamente los ha beneficiado.

Esto, porque el aumento forma parte de un plan capitalista de conjunto, que no consiste en mejorar los ingresos, condiciones laborales y de vida del pueblo, sino al contrario, mejorar los ingresos del Estado manteniendo la actual precarización generalidad de los trabajadores, y por eso también, no tiene la más mínima intención de diferenciar para golpear sobre los que más tienen para aligerar la carga sobre los trabajadores y pobres, sino que el aumento será para “todos”, es decir, golpeará a los que menos tienen.

¿Aumentar el combustible a las empresas, grandes comerciantes y consumidores ricos, para mantener el subsidio a los sectores populares, al precio del transporte público y al precio de los alimentos? No, que va, ni siquiera una medida como esa se le ocurre al gobierno, como si los impactos fuesen igual tanto para los capitalistas y ricos como al pueblo común.

Se habla de lo “irrisorio” del precio actual, lo cual es en general cierto si se lo toma como un valor aislado: entre la reconversión monetaria, la depreciación descomunal del bolívar y la prolongada hiperinflación, el precio actual, congelado hace mucho, es barato. La cuestión es que, si no se lo mide en función del ingreso que actualmente tiene el pueblo trabajador, no se comprende lo que en términos reales significar para el pueblo común un aumento de la gasolina a “precios razonables”.

Venezuela no solo tiene la gasolina “más barata del mundo” sino sobre todo la mano de obra más barata del mundo, a niveles igual o más irrisorios que el de la gasolina. Pero frente a esta irracionalidad, frente a este “precio irrisorio”, Maduro no dice absolutamente nada, como tampoco lo dicen los grandes empresarios y los partidos de la oposición.

Montan un consenso sobre el aumento del combustible en medio de la catástrofe, pero ni por equivocación arman un consenso para aumentar el ingreso de los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo pobre, que también son un dato objetivo de la realidad, ¡mucho más escandaloso que el precio de la gasolina, porque implica el hambre y la miseria de millones de personas! Allí no hay gritos en el cielo.

La razón dada por Maduro para justificar el ajuste tiene que ver con el gasto que se realizó para importar el combustible desde Irán. De acuerdo con lo que declara, estas compras se efectuaron en dólares y significaron un gasto, por lo que debe cobrarse. “La gasolina que hemos traído de Irán y otros países la hemos pagado con dólares. Mucha gente me lo propone y yo estoy de acuerdo, hay que cobrarla”, dice Maduro. Hasta le cambiaron el nombre a la palabra "aumento" para pasar a decir "hay que cobrarla".

Pero no es más que una excusa burda, un argumento sin mayor consistencia. En primer lugar, porque no es la primera vez que se importa gasolina, por el propio deterioro severo de la industria petrolera nacional, el país viene ya desde antes importando gasolina o diluyentes y otros componentes para poder producir gasolina. Por otro lado, y es lo más central, desde hace mucho tiempo han venido con planes de aumentar el precio, incluso “a niveles internacionales”, como se llegó a plantear en el 2016 y más recientemente en el 2018.

Solo aprovechan la actual situación de la severa crisis de combustible, donde por la vía de los hechos las personas han terminado pagando la gasolina a un precio incluso mayor que el promedio internacional, para pasar sus planes de vieja data. La traída del combustible de Irán “pagada en dólares” es solo una excusa para imponer los nuevos precios.

Pero mientras en el pueblo cunde la miseria, las grandes transnacionales y empresarios continúan siendo subsidiados con la exoneración de todo tipo de impuestos, haciendo los negocios del siglo al tener también el más grande de los subsidios que le otorga el gobierno, la masa laboral paga a niveles irrisorios, no incidiendo el llamado “coste laboral” en sus contabilidades al tener prácticamente mano de obra esclava.

Si Maduro quiere aumentar la gasolina que se la aplique a las clases altas y ricos así como a los grandes empresarios y la burguesía de todos los colores. Además, en vez de eliminarle los impuestos, hay que acabar con esa complicidad y alcahuetería de subsidiarle las ganancias, se hace imperante aplicarles grandes impuestos progresivos a transnacionales y empresarios locales así como a las grandes fortunas. Se impone más que nunca la repatriación forzada de los más de 500 mil millones de dólares fugados en las últimas décadas y que reposan en las cuentas extranjeras de cuentas de millonarios venezolanos tanto los boliburgueses como de los vinculados a la oposición, todos ellos se hicieron la fiesta. Conminados a repatriar esos recursos, so pena de ser confiscados inmediatamente sus bienes y propiedades en el país, y sometidos a juicio. Hay que declarar el repudio y desconocimiento de la ilegítima y fraudulenta deuda externa, de la que solo se han servido los fuga-renta y el capital financiero internacional.

Por supuesto que hay de dónde sacar recursos para equilibrar los ingresos públicos que no sea afectando al pueblo común. Una perspectiva que, por supuesto, no llevará adelante este gobierno ni alguno de la oposición proimperialista, una perspectiva que solo será posible si los trabajadores y sectores populares se ponen en pie con un programa obrero y popular, que proponga salidas donde la prioridad sean los intereses de las mayorías trabajadoras y pobres.