Se cumplen dos años de la jornada en que los trabajadores decidieron, ante el vaciamiento patronal, ocupar y poner a producir la gráfica. Una gran experiencia obrera maduró desde entonces.
Viernes 12 de agosto de 2016
Las manos levantadas en la fría mañana del 12 de agosto de 2014 indicaban la decisión de entrar a la planta. Durante años nos habíamos organizado por mejores condiciones de trabajo, contra los despidos, por las enfermedades laborales, durante años fuimos los trabajadores quienes hicimos andar esta gigantesca fábrica, con altos ritmos de producción. Aquí hay gráficos con una enorme experiencia y el conocimiento de cada tornillo de las máquinas.
La decisión de entrar y poner a producir la planta aquel martes se tomo en asamblea ante una acción de la empresa que no esperábamos. Que primero amenazó con 123 despidos y de un día a otro cerró su planta y despidió a 400 trabajadores. En ese momento dijimos que detrás de cada trabajador había una familia y que los despidos en Donnelley no pasarían. Así junto a los compañeros de Lear y a nuestra comisión de mujeres levantamos el grito en toda la zona norte: “Familias en la calle, nunca más”.
La carta que dejó la empresa en la puerta fue el último acto de muestra miserable de esta multinacional que durante años había amasado fortunas y nos dejaba en la calle. Leímos los últimos párrafos de esa carta que decía: “Esperamos pueda usted entender esta situación no deseada por nosotros, pero desgraciadamente inevitable, deploramos las dificultades que esta decisión le causará. Para mayor información respecto de esta situación puede llamar al siguiente teléfono: 0800-345-1442”.
Claro que entendimos, entendimos que levantar las manos para votar entrar a la planta y ponerla a producir era la única solución que nos quedaba y a las 9,30 de aquella mañana los obreros de Donnelley junto a nuestras compañeras nos volvimos a poner de pié.
Han pasado dos años desde aquel momento, un largo recorrido lleno de dificultades. La Justicia que nos impuso meses de retención de los cheques de nuestros trabajos, una quita del 15% de nuestra facturación (ahora del 10%) y trabas para renovar la locación. Unos Senadores provinciales que cajonearon un proyecto aprobado por unanimidad en Diputados y por si fuera poco un tarifazo brutal que sufrimos en la cooperativa y en nuestros hogares.
Como antes lo hicieran cientos de recuperadas demostramos que se puede producir sin patrones. Como lo hiciera Zanon con la donación de cerámicos nosotros mostramos que la fábrica debe ser del pueblo con la impresión de 20 mil cuadernos que fueron donados a escuelas de la zona.
La incorporación de las esposas y familiares, muchas de ellas parte de la comisión de mujeres que se había formado en una lucha contra despidos en 2011 no solo nos fortaleció productivamente sino que son una levadura de nuestra lucha y organización.
Con ellas al frente pusimos en pie la primer juegoteca del gremio en la planta para que nuestros niños puedan tener un lugar de esparcimiento durante nuestra jornada laboral.
Durante estos dos años no dejamos de ser parte de las luchas en curso como en Menoyo, Hutchinson, Cresta Roja, la Línea 60, docentes o las de nuestros compañeros de Print-Pack, Chozas o AGM, porque entendimos que esta lucha podíamos enfrentarla unidos no solo en nuestro taller sino a todos los trabajadores, a los y las compañeros/as de Kraft, de Stani, a los docentes de los Sutebas recuperados, a los gráficos de WordColor, a los compañeros del subte y los telefónicos, a los estudiantes combativos, con el apoyo de los diputados del PTS-FIT que donaron parte de sus dietas y la solidaridad de miles de trabajadores, estudiantes y jóvenes de la zona que fortalecieron el fondo de lucha en nuestros momentos más difíciles.
Nuestra decisión de mantenernos unidos y defender los puestos de trabajo en las distintas circunstancias son, en definitiva, las causas de nuestra firmeza para entrar y ponernos a producir.
El discurso de las patronales gráficas repetido por la conducción verde del gremio de que buscamos esta situación para quedarnos con la planta no puede explicar el derrotero de los distintos cierres y despidos en decenas de talleres gráficos.
Simplemente porque las patronales buscan permanentemente acrecentar ganancias descargando sus crisis sobre nuestras espaldas y el sindicato mantener su “paz social” entregando nuestras conquistas. Ante una situación así quedan dos caminos o la resignación del sálvese quien pueda o la lucha unitaria por defender la familia obrera.
En una entrevista radial la conductora se refirió al momento en que fue desalojada la ex Atlántida en este mismo predio allá por 1997 -con la invasión de 500 policías- y a como los trabajadores se retiraban cantando el himno nacional. Me preguntó sino repetíamos la historia de pelear siempre contra un gigante. Pero los trabajadores unidos podemos ser ese gigante.
El sábado 20 de agosto vamos a levantar una tribuna de lucha en una gran jornada con festival de bandas, exposiciones, números artísticos para los niños y proyecciones de nuestra lucha en un evento donde vamos a mostrar la gran solidaridad que nos rodea.
Queremos convocar a todas las organizaciones combativas y antiburocráticas, a los estudiantes, a las organizaciones de derechos humanos y la izquierda a concurrir a este evento y sacar pronunciamientos, declaraciones y adhesiones a nuestra justa causa.
Para dejar un mensaje claro: Queremos la expropiación de la ex Donnelley y trabajo del estado para sostener los 200 puestos de trabajo!!