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Red Internacional
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HISTORIA DE LA PLATA, BERISSO Y ENSENADA. Mafissa (Ex Petroquímica Sudamericana): ¡Jamás esclavos! (I)

La experiencia de lucha de una de las fábricas de mayor tradición política de la región de La Plata, Berisso y Ensenada, que fue parte del “sindicalismo de base”.

Domingo 12 de junio de 2016

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Las comisiones internas y los cuerpos de delegados recuperados de manos de la burocracia, durante la “resistencia peronista” y en los años 70, mostraron una gran combatividad logrando ponerle freno a la prepotencia patronal y a la ganancia capitalista. Esta historia de organización suele pasarse por alto en la prensa burguesa y los medios de (des)información masivos actuales. Las encontramos en algunas investigaciones de academia que aportan datos y conclusiones interesantes, pero que pocas veces llegan a los propios protagonistas.

Cuando los medios de prensa se refirieron al surgimiento de un movimiento de trabajadores que se organizaba desde abajo, mediante asambleas democráticas donde decidían las medidas de fuerza y no estaba representado por las caras conocidas del gremialismo tradicional, lo llamaron “sindicalismo de base”; un fenómeno nuevo (para quienes no tienen memoria histórica) y sobre todo una “anomalía” que puso en alerta a la clase dominante y sus partidos.

Esta fuerza que emergió desde abajo, se abrió paso luego de las Jornadas revolucionarias del 2001, dando lugar a la recuperación de comisiones internas y cuerpos de delegados combativos, llegando a impulsar instancias de coordinación como fue el Encuentro Nacional llamado por el Cuerpo de Delegados del Subte junto a obreros de Fasinpat (Fábrica sin Patrones, ex Zanon) y el Sindicato Ceramista de Neuquén en el 2005.

La conquista de la Comisión Interna

Mafissa fue parte de este proceso que se gestó durante los años de gobierno del kirchnerismo. Recuperó la Comisión Interna en el 2006 superando ampliamente en votos a la burocracia de la Asociación Obrera Textil (AOT). Este primer triunfo de los trabajadores, luego de años de superexplotación y pérdida de conquistas durante los 90, fue recibido con una enorme alegría: “cuando les dijimos que teníamos todos los avales, los compañeros se emocionaron, vinieron trabajadores viejos llorando como chicos, una emoción hubo ese día en la asamblea, porque los compañeros sabían que los que llevábamos adelante las negociaciones éramos los trabajadores que habíamos sido votados en asamblea para controlar a la burocracia, porque ya en ese momento los querían matar”, relata Hernán García, ex delegado de la CI de la fábrica (2006-2008) actualmente obrero de Astillero Río Santiago (ARS) y dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).

La conquista de la CI comenzó a gestarse en la lucha por el 40 % de aumento al salario y el pase a planta de todos los trabajadores contratados. En esta pelea contra la patronal movilizan a la Capital más de 200 trabajadores en un hecho que la fábrica no vivía desde el Rodrigazo. La AOT estuvo ausente.

De a poco se fue venciendo en la base el miedo al paro, que había quedado instalado entre los trabajadores producto de las derrotas de las luchas del 91 y el 94. La unidad entre contratados y efectivos se transformó en bandera, enfrentándose duramente contra los métodos divisionistas de la burocracia y la patronal. Se respiraban nuevos aires: “se ganó una gran batalla, porque fue romper con un montón de miedos, un montón de mitos, de que a Jorge Curi [el dueño de Mafissa] no se le podía sacar nada, fue instalar las banderas para terminar con la precarización laboral, un montón de cosas para lo que vino después”, cuenta Hernán.

Ya no corrían más los papelitos, la urna y el “fichaje” el método que históricamente había utilizado la burocracia de la AOT en las asambleas. Con la nueva comisión se votaba a mano alzada y los trabajadores podían confrontar posiciones mirándose las caras sin miedo a ser marcados.

Trabajador con trabajador coordinando las luchas

Iniciado el conflicto del 2007 (durante el gobierno provincial de Daniel Scioli) los obreros se reunían en asamblea, votaban, discutían, avanzaban, retrocedían ordenadamente. Muchas enseñanzas se empezaron a sacar y mucha historia de lucha empezó a conocerse. Para enfrentar el ataque y el intento de desgaste de la patronal discutían política, la política de la independencia de clase, que los separa de los patrones y los une en un mismo cuerpo con los hermanos de clase que también se enfrentan a sus patronales “chupasangres”, a los burócratas “vendidos” y al gobierno.

Estuvieron con los obreros de la fábrica Gleba (Abasto) y les enseñaron porque era tan importante impulsar un fondo de lucha para que la patronal no quiebre su voluntad por el hambre. Movilizaron junto a los trabajadores de Astillero Río Santiago (Ensenada) y los del Casino flotante (CABA): “si ganan ellos, ganamos nosotros también” decían. Fueron parte de la Multisectorial de La Plata, Berisso y Ensenada desde donde impulsaron junto a partidos de izquierda, organizaciones estudiantiles y de derechos humanos independientes del gobierno K, la multitudinaria marcha “Por el triunfo de todas las luchas”.

Solidaridad de clase, coordinación para enfrentar la política de los empresarios y defender las comisiones internas y a los delegados combativos fueron una de las primeras lecciones que quedaría grabadas a fuego en la memoria colectiva de la nueva generación obrera de la planta.

Una patronal con historia antiobrera y golpista

Petroquímica Sudamericana es una fábrica textil, actualmente Mafissa (Manufactura de Fibras Sintéticas S. A.), ubicada en el barrio de Olmos de la región del Gran La Plata. Fue fundada en 1959 por Jorge Curi. Los dueños de la fábrica nunca fueron improvisados. Curi (padre) escribió en 1977 un libro al que tituló “Arriba Argentina” en el que saluda eufóricamente el golpe de Estado del 76 y toma como propios los argumentos de los militares genocidas: los desaparecidos estarían paseando por Europa, que las Fuerzas Armadas están cumpliendo con su deber patriótico trayendo orden. “A los argentinos nos consta que nuestro actual gobierno ha derrotado ampliamente a la subversión y ha obligado a muchos de sus componentes a emigrar a países lejanos donde, bien pertrechados de dinero, descansan y esperan”, escribió el empresario en la página 432. “La Empresa Olmos consideró que era su deber otorgar al nuevo equipo gubernamental un amplio voto de confianza”, se lee más adelante.

“Cuando la patronal hizo un volante, diciendo que la Comisión Interna era irracional por los pedidos que hacía, que eran todas personas violentas y de izquierda, nosotros le respondimos con un volante que decía: “violencia es mentir” (…) violencia era tener tantos años a los trabajadores contratados, como esclavos, que moría un trabajador por año en Mafissa y atrás de ese volante pusimos un acta de los Archivos de la Memoria donde ellos llamaban a los servicios para que hagan inteligencia dentro de la fábrica”, dice Hernán García.

La continuidad entre los empresarios que golpearon la puerta de los cuarteles en el 76, llamando a un golpe “disciplinador” contra la clase obrera, en Mafissa tiene además, una continuidad generacional. De padre a hijo fueron transmitiéndose las fórmulas para infiltrar y hacer “inteligencia” entre los trabajadores de la planta.
En el período previo al golpe, Curi buscó los “servicios” de inteligencia de la Policía Bonaerense para “detectar activistas” en Petroquímica Sudamericana. El 18 de mayo de 1970, el entonces jefe de vigilancia de la fábrica, de apellido Longoni, fue designado por Curi para trabar contacto con el Comando de Operaciones y el Servicio de Informaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Sipba).

Cuando los trabajadores se presentaban en las audiencias en el Ministerio de Trabajo, durante la lucha del 2007-2008, la empresa tenía el periódico del PTS y del Partido Comunista Revolucionario (PCR) junto a los volantes de las asambleas y otros materiales de difusión del conflicto. Jorge Emilio Curi (hijo) solía decirles a la nueva comisión interna combativa: “voy a terminar con ustedes como hizo mi padre…”.

Retomando la experiencia setentista

Los trabajadores de Mafissa fueron retomando los hilos de continuidad con la tradición de lucha de su propia fábrica, comprendiendo como actores principales, el enfrentamiento entre clases. Vivieron como una gran conquista debatir y votar en asamblea la necesidad de marchar por la aparición con vida de Julio López, testigo principal en la causa contra el genocida Etchecolatz, desparecido bajo el gobierno de los Kirchner y el 27 de marzo de 2008 organizaron un homenaje recordando a los 15 obreros desparecidos de la planta: Juan Carlos Leiva, Miguel Ángel Lanzafame, Néstor Cortez, Julio Beltraco Zurita, Néstor Azar, Héctor Juliá, Alberto de la Canal, Jorge Giorgieff, Julio Heredia, Martínez, Cisneros y Ana María.