Por decisión de los senadores que conformarán la bancada priista del senado, durante la próxima legislatura, Manlio Fabio Beltrones, priista de cepa, no podrá integrarse a ese grupo parlamentario.
Miércoles 14 de agosto
Según informó el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, el próximo coordinador del grupo parlamentario en el Senado será Manuel Añorve, quien paradójicamente ha sido relacionado con el mismo Mario Fabio Beltrones. Con la decisión de las y los senadores priistas, bajo la influencia de la dirección nacional del partido, el senador por Sonora quedará en los hechos fuera del partido en el que forjó su carrera política.
Y es que no es de extrañar que la crisis en el revolucionario institucional continúe después de la reelección de Alejandro Moreno al frente del PRI, en medio de fuego cruzado de un grupo de dirigentes priistas entre los que destacan el mismo Beltrones, Beatriz Paredes, Francisco Labastida, Dulce María Sauri, Aurelio Nuño, Ochoa Reza, entre otros ex dirigentes nacionales y figuras del partido, en su mayoría vinculadas con la corrupción, la represión y el autoritarismo que mantienen al PRI como el partido con el mayor número de resultados negativos en las últimas elecciones presidenciales.
El que Beltrones sea desplazado, tampoco resulta extraño, después de que semanas atrás el mismo Alejandro Moreno lo acusara de estar implicado en el asesinato de Luis Donaldo Colosio durante el sexenio de Carlos Salinas. La carta en la que la dirección priista deslinda al viejo dirigente de su bancada en el Senado puede ser valorada como una medida ejemplar dirigida a todos los viejos dirigentes que hicieron campaña contra Alito Moreno y que denunciaron las medidas antidemocráticas con las que este dirigente se hizo del poder garantizándolo hasta el 2028, con el fin de que acallen sus voces y se alineen con el poder de la presidencia del partido.
Haciendo mofa de la edad de Beltrones, Moreno señaló que Beltrones añora un partido (el PRI) que ya no existe. Por su parte, Beltrones acusó a Moreno de dividir al partido. Señaló que la decisión anunciada por el CEN es una acción ilegal apelando a la ilegitimidad de la reelección de Moreno como presidente del partido, dijo que esperará la decisión del Tribunal Electoral y no buscará unirse a una bancada distinta.
El enfrentamiento al interior del PRI, cuyo marcador se encuentra a favor de Alejandro Moreno, da fe de la profunda crisis en que se encuentra. Como botón de muestra, están las elecciones presidenciales en las que junto al PAN y el PRD apenas alcanzó el 30% de la votación, muy lejos de la victoria aplastante de Claudia Sheinbaum con cerca del 60% de los votos.
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Pero no solo se trata de la derrota electoral y la pérdida de posiciones en el parlamento. Además del respaldo al oficialismo por parte de sectores amplios de la población, la derrota de la oposición se entiende por la profundidad del descrédito del PRI, el PAN y el PRD en su último periodo, después de décadas de estar al frente de una ofensiva feroz contra el pueblo trabajador, el impulso de políticas represivas, las privatizaciones, la destrucción de la seguridad social y el poder adquisitivo, el incremento de la violencia, fraudes electorales, y un largo etcétera. Un derrotero que incentivó un creciente descontento de masas que fue capitalizado por AMLO en 2018 y ha sido refrendado en las elecciones recientes.
Estamos quizás presenciando el ocaso de un fiel representante de lo peor del sistema político mexicano y urgido de un puesto legislativo que le garantice el fuero para evadir cualquier persecución judicial, como es Manlio Fabio Beltrones, quien está serios aprietos como consecuencia de la crisis de los partidos tradicionales y la fortaleza creciente del Morena ─lo que ha reconfigurado el sistema de partidos en nuestro país-, aunque la lógica de la política asumida por AMLO en este sexenio por finalizar es que no sería perseguido hasta su enjuiciamiento.
Así, mientras los viejos políticos corruptos del priato buscan desesperadamente un asidero, al mismo tiempo se siguen manteniendo en tiempos de la 4T mil y un obstáculos para que las organizaciones obreras y de la izquierda independiente, participen en las elecciones, con un programa propio contra la explotación y la violencia dando voz a las luchas de las mujeres, los trabajadores y la juventud.