Entrevistamos a Gustavo Grazioli, periodista y voz de la banda el oeste del Gran Buenos Aires que a fuerza de rock de guitarras limpias y buenas melodías forja una relación especial con su público.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Martes 27 de septiembre de 2022 23:30
Manzanitas se prepara para un ansiado show en Strummer Bar. Fotos: Marcos Rodríguez.
Conoce el paño desde dos lugares importantes: Gustavo Grazioli es periodista especializado en deportes (entrevistó a celebridades de la talla del Beto Alonso, el Loco Montenegro o la Tigresa Acuña, por nombrar algunas) pero también en música, actividad que le permite conocer de primera mano el pensamiento y la forma de trabajo de grandes como Jorge Perro Serrano de Los Auténticos Decadentes, el Zorrito Von Quintiero, Barbi Recanati, Germán Daffuncchio o Walas de Massacre; pero a la vez lleva más de una década al frente de su proyecto musical Manzanitas, lo que le permite estar plenamente imbuido en ese universo que genéricamente catalogamos como rock. Y lo hace con base en Aldo Bonzi, La Matanza, porque –como ya lo anunciara la aplanadora del rock- en el oeste está el agite.
A pocos días de un esperado regreso a los escenarios este viernes 30 de septiembre en Strummer Bar de Palermo (Godoy Cruz 1631, CABA) y tras haber arrancado este 2022 como banda telonera de La Franela, Gustavo charló con La Izquierda Diario sobre el presente de la banda, sus orígenes y sus planes futuros. Manzanitas está integrada por Pablo Prandi en bajo, Ignacio Marcora en una guitarra y Mauro Porcel en la otra y Gustavo Nemitz (alias Juan Baquetas) en batería, a quienes muchas veces se suma un tecladista llamado Jean Pierre, para darle vida a la formación estable de la banda comandada por Gustavo Grazioli en voces.
LID - ¿Cómo decidieron formar la banda? ¿Cuáles fueron las motivaciones para arrancar?
GG - Somos un grupo de amigos de hace muchos años que nos criamos todos en el mismo barrio, en Aldo Bonzi. Siempre nos juntábamos a escuchar discos, a desmenuzar esa música que nos gustaba, leyendo el librito de los discos, charlando de las canciones… Teníamos entre14 y 15 años, hasta que en un momento nos dijimos “Che, armemos una banda y hagamos las canciones que nos gustan, la música que nos gusta, que nos formó y que nos supo expandir la mente”. Esa fue la motivación mayor, seguir transitando nuestra amistad por intermedio de la música. Llevar adelante un proyecto en conjunto con tus amigos es una gran motivación… Hace ya 13 años que tocamos, si cambiamos algunos integrantes, los dos que se integraron pareciera que están desde siempre, no se nota para nada que llegaron “desde afuera”.
¿Por qué eligieron el nombre Manzanitas?
El nombre es un poco azaroso. Empezamos a jugar con nombres cuando arrancábamos los primeros ensayos en el garaje de la casa de mis viejos empezamos… Como nosotros somos de ir a ver una banda de la zona de Morón que se llama Naranjos, empezamos a jugar a ver qué fruta podríamos ser nosotros… Y surgió Manzanas, Manzanitas. Tiene que ver con el dicho, “Hoy toca tal banda ¿vas a verlos? No, manzana” o “No, manzanita”… Viene un poco por ahí. No hay un motivo particular, no tiene una razón de ser el nombre. Nos pareció gracioso en su momento jugar alrededor de la banda Naranjos, que seguimos yendo a verla, ver cómo podemos seguir con “el legado de la fruta” (risas).
¿Qué influencias artísticas los fueron nutriendo para elaborar sus composiciones?
Las influencias son varias y van desde la música hasta otras ramas del arte, como por ejemplo la literatura y el teatro. Desde lo musical, cuando empezamos siempre tuvimos como horizonte los comienzos de Sumo, las puestas teatrales de los Redondos allá por finales de los 70 y principios de los 80… Hemos ido a ver teatro todos juntos y siempre nos llamó la atención esa famosa frase de “romper la cuarta pared”, es un poco lo que nosotros tratamos de hacer desde el escenario. La idea es romper un poco el esquema músico/público tratando de interactuar con el público, hacerlo partícipe de lo que está pasando. Las influencias más fuertes están ahí. En la literatura también porque nos importa mucho lo que escribimos, lo que decimos. La mayoría de los integrantes de la banda leemos, nos pasamos libros y siempre estamos ahí chusmeando a ver qué podemos leer o qué autor está leyendo el otro para recomendar… Siempre estuvieron dentro de nuestro radar los clásicos: Borges, Cortázar, Roberto Arlt, pero una influencia muy grande que nosotros tuvimos para empezar “alocarnos” un poco fue Alberto Laiseca, de hecho hicimos un disco que un poco es en homenaje a él, se llama El gusano máximo en homenaje a una novela de Laiseca. Nuestra influencia es bastante híbrida. La vida tiene muchas cosas para ofrecer desde lo artístico.
En varias plataformas destacan su pertenencia a la localidad de Aldo Bonzi ¿Qué importancia le asignan? ¿Cómo los influye?
Bonzi es nuestro lugar de nacimiento, es de donde somos todos, básicamente es nuestro punto de partida. Si no hubiera sido por ese barrio no existiría la banda, básicamente. No es requisito sine qua non ser de Aldo Bonzi para estar en Manzanitas, pero se fue dando así, es un signo de pertenencia. Además porque hay muchas historias que nos atraparon del barrio, que nos sirvieron y que también nos influencian para hacer canciones o para adoptar posturas de vida… Gente que fuimos conociendo, amigos que tuvimos o que tenemos y que también con sus historias de vida nos han marcado. Yo creo que Bonzi es el rasgo más importante que tiene esta banda, es nuestra guarida y se puede decir que es nuestro laboratorio para seguir creando.
Ustedes mismos describen a la banda como un “espacio (que) está abierto para todo aquel que quiera exponer o gritar lo que siente a través de cualquier representación”, algo que connota tal vez una estructura no tan convencional ¿cómo se expresa esto en el funcionamiento de la banda y en la relación que buscan establecer con el público?
Nosotros desde siempre tratamos de abrir el espacio del escenario, o sea, no es que solamente estamos tocando nosotros; siempre tratamos de que haya otras cosas sucediendo, por ejemplo, gente que quiera leer cosas que escriba, que venga y que lea… Gente que esté involucrada con otras artes o con otras expresiones y quiera mostrarlo en un escenario, bueno, que sienta que tiene un espacio ahí. O directamente gente que no haga nada, que no estoy involucrada en ninguna expresión artística y que tenga ganas de gritar algo, también lo puede hacer. Me parece que nosotros lo que hacemos ahí es como un “Cabildo abierto”, tratamos de que todos puedan capitalizar el espacio para poder decir algo que le nazca de las entrañas en nuestro shows. Siempre invitamos al público incluso a subirse al escenario tanto a cantar temas nuestros como a vociferar lo que quieran como si fueran en la cancha… Hemos estado arriba del escenario más de 15 o 20 personas (lo que aguante la madera, el tablón). Tratamos de buscarlo desde ese lugar, siempre estamos motivando esos espacios para que la gente se acerque. Es nuestra forma de relacionarnos con el público.
Este viernes 30 se presentan en vivo en Strummer Bar ¿Qué nos pueden contar sobre el show?
Bueno, el show del 30 es un show lindo, esperado. Teníamos muchas ganas de tocar en el Strummer, su simbología cultural nos representa en muchos aspectos. Estamos preparando una lista híbrida de temas viejitos y temas nuevos. Seguramente tengamos algunos invitados en el show. Queremos que “la noche dé un salto mortal”, como diría el Indio (risas). Siempre dejamos todo en “la cancha”, vamos a buscar volver a “transpirar la camiseta”. Porque además de componer y ensayar, lo que una banda quiere hacer es tocar en vivo. Estamos ansiosos, somos bichos de escenario más que de estudio. Así que estamos ansiosos por reencontrarnos con la gente y compartir nuestras canciones.
¿Qué planes tienen para lo que queda del año?
Estamos trabajando en 3 temas nuevos, el año pasado grabamos 3 temas que publicamos en las plataformas como Spotify y YouTube que son “Malas noticias”, “Persecución en cámara lenta” y “Río”, que los grabamos con la producción de Sebastián Schachtel (tecladista de Las Pelotas y La Portuaria), que fue una experiencia hermosa porque nos abrió la cabeza trabajar con él. La idea es seguir por el mismo camino, ya terminamos de marquetear 3 canciones más y ahora la idea sería tratar de volver a trabajar con él para ver si antes de fin de año podemos volver a meternos en el estudio a grabar… Y después tocar, de acá a que termine el año queremos seguir tocando. De hecho, hay fechas en noviembre y estamos tratando de cerrar alguna en diciembre. En el verano la idea es ir a tocar afuera de Buenos Aires y ver hacia dónde podemos “enderezar la nave”.