FÚTBOL. Mara Gómez lucha por jugar en el torneo femenino: “Gracias al fútbol pude superar la exclusión”

Llovía desde el amanecer en La Plata; Mara sin paraguas bajó del tren que llegó de Retiro y se tomó un taxi hasta la canchita de futbol cinco a donde mudaron el entrenamiento por causas climáticas. Eran las 4 de la tarde. La noche anterior había ido a la Bombonera a ver el último partido que jugó el equipo de sus amores antes de que todo fuera suspendido a causa del Coronavirus. Volvió muy tarde a casa, durmió unas pocas horas y madrugó para llegar al tren que la llevaría de vuelta a Capital para hacer los estudios médicos pre fichaje en las instalaciones de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Con las justas llegó de vuelta a La Plata para el entrenamiento.

Su representante la acompañaba, llegaron de vuelta empapadas al centro de la ciudad donde las esperaba el resto del equipo femenino de futbol de Villa San Carlos. Pero antes de ponerse los botines se sentó a conversar con La Izquierda Diario. Después de entrenar volvería a cambiarse para ir a la facultad donde estudia enfermería, para llegar a su casa ya entrada la noche.

Así es la cotidianidad de la joven de 23 años que llegó a jugar en un equipo de fútbol de Primera División autogestionado (porque el club Villa San Carlos solo financia la estadía del primer equipo masculino) que reparte su tiempo entre trabajo, estudio, viajes en transporte público, entrenamientos y entrevistas a periodistas de todo el mundo, y que aun así debe esperar a que una entidad como la AFA o quizás la FIFA le “permitan” ser parte del equipo porque consideran que al ser una mujer trans tendría “ventajas” sobre el resto de las futbolistas profesionales. Con la pausa obligada por la cuarentena, esta es su lucha que ya está en curso: gambetear los prejuicios y ganarle por goleada a la discriminación.