La desaparición forzada seguida de muerte de Luis Espinoza volvió a mostrar la brutalidad de la Policía en Tucumán. El asesinato, el encubrimiento y la impunidad, algo recurrente que muestra que no se trata de un caso aislado. Entrevistamos a Mariana Romero, periodista tucumana que viene realizando un importante seguimiento de la causa.
Juan Manuel Astiazarán @juanmastiazaran
Jueves 28 de mayo de 2020 18:27
El 15 de Mayo Luis Espinoza fue visto por última vez en la localidad del Melcho. Desde ese momento, su familia movió cielo y tierra para que se lo buscara y denunciaba que la Policía era la responsable de su desaparición. Siete días después, el cuerpo de Luis fue hallado en la localidad de Andalgalá, provincia de Catamarca, a 200 metros del límite con Tucumán. Más de 125 km separan un sitio del otro.
“Los asesinos recorrieron la provincia de Tucuman de este a oeste, de Santiago del Estero a Catamarca, para arrojar el cuerpo. Cambiaron de geografía, subieron 30 km de montaña, buscaron el límite de ambas provincias para pasar a Catamarca y arrojarlo ahí” relata la periodista Mariana Romero, quien viene haciendo una importante cobertura del caso desde el momento de su desaparición.
El cuerpo fue hallado a partir de la declaración de dos policías que participaron del hecho, que finalmente se quebraron y rompieron el pacto de silencio con sus compañeros. Y apuntaron directamente al jefe de la comisaría, el subcomisario Montenegro, quien en su auto Volkswagen y junto a otros tres oficiales llevaron el cuerpo hasta ese lugar.
“Organizaron en frío una masacre, saliendo de civil y armados, dispersar a los tiros a gente desarmada, lograr armar todo este andamiaje y tirar el cuerpo en otra provincia en la alta montaña. Esto no es un caso aislado, es toda una comisaría conspirando para esto, y una comisaría que tiene una composición de rejunte de otros hechos policiales”, continuó relatando Mariana Romero. Y asegura: “No es un loco suelto, acá hay verdaderas unidades de la Policía que operan de esta manera, que tienden a encubrir a sus compañeros y que tienden a cometer más delitos para tapar el delito original que se cometió”.
La Policía tucumana es conocida por su brutalidad y sus constantes abusos, pero también por la impunidad con la que suele manejarse sin mayores consecuencias. Así lo relata Mariana, quien comentó acerca de la interpelación al ministro de Seguridad de la provincia por todos los policías acusados por otros homicidios y casos de gatillo fácil que a pesar de ello siguen en funciones. “Siguen siendo policías. Vos vas a una comisaría y los podés encontrar. A uno de los asesinos de Facundo Ferreyra, el que disparó el arma contra ese pibe de 12 años, lo podés encontrar porque sigue siendo policía”.
Y completa: “Este es el historial reciente de la Policía en Tucumán. Dos de los policías que ahora están presos por este crimen venían siendo trasladados de la comisaría de Simoca, acusados por la madre de Alan Andrada de haber golpeado tan fuerte a su hijo que le quitaron su vida. Y uno de ellos ya tiene una causa abierta por vejaciones y apremios ilegales. ¿Entonces esto era o no era anunciado? Y la otra pregunta es ¿qué cambió en estas dos semanas? Lo único que cambió es que ahora tenemos nueve policías menos adentro de la fuerza pero todos los otros casos anteriores siguen dentro de la fuerza y a ellos ni se los expulsó, ni se los sancionó, ni se los separó de su cargo. Vos entrás a una comisaría y te podés encontrar al asesino de Miguel Reyes Pérez, o al asesino de Facundo Ferreyra”.