Hoy se cumple el 7° aniversario del asesinato del joven militante a manos de una patota de la Unión Ferroviaria que actuó para impedir el pase a planta permanente de cientos de tercerizados.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Viernes 20 de octubre de 2017
En este séptimo aniversario del crimen de Mariano, es inevitable rendir homenaje a su memoria desde el dolor y la bronca que genera estar viviendo ya casi 80 días sin conocer qué pasó con otro joven que se sumó a la lucha por una causa social: el país está conmocionado con la desaparición de Santiago Maldonado y por estas horas su familia, con el apoyo y el aliento de cientos de miles de personas, está intentando disipar el manto de impunidad y encubrimiento con el que el Gobierno, la Gendarmería, la Justicia y fuerzas oscuras varias intentaron ocultar la verdad.
Dos vidas jóvenes, dos pibes llenos de sueños que a su manera hicieron lo posible por –como dijera Lenin- “examinar con atención la vida real, (…) confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y (…) realizar escrupulosamente nuestra fantasía”. Dos militantes: uno, de la causa de los pueblos originarios; Mariano, de la izquierda partidaria que busca ligarse a la clase trabajadora, en su caso del Partido Obrero.
En estos días de reclamo y lucha contra la impunidad, el calendario marca la fecha del asesinato de Mariano Ferreyra. Mariano era también un joven estudiante. Apoyó activamente el reclamo de los trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca por su ingreso a planta permanente. Un largo proceso de lucha que comenzó con el intento por parte de Andrés Padellaro de organizar al sector limpieza (en aquel año 2010, completamente tercerizado a manos de la empresa Ecocred en la que tenía participación empresaria nada más ni nada menos que el gremio más importante, la Unión Ferroviaria). A las represalias empresariales contra Padellaro le siguieron despidos de compañeros de su sector, luego actos y bloqueos de boleterías –a los que se fueron sumando despedidos de otras empresas tercerizadas-, luego reuniones cada vez más grandes que se fueron transformando en asambleas y que fueron planificando cada paso de esa lucha. Por esas cosas de la lucha consecuente, hoy Andrés Padellaro –actual militante del PTS- es uno de los principales candidatos en las listas del Frente de Izquierda en Almirante Brown, que junto a los compañeros de militancia de Mariano defenderá este fin de semana en el terreno electoral el espacio político conquistado, como forma de hacer pesar lo conquistado con lucha de clases. De alguna manera, esa militancia es también el homenaje a un militante, a un mártir de la clase obrera, a Mariano Ferreyra.
En aquel 2010, la lucha por el pase a planta permanente tuvo picos como grandes cortes de vías que acapararon la atención de los grandes medios. La tercerización se volvía una vez más un problema inocultable sufrido por prácticamente la mitad de la clase trabajadora. Tuvo altibajos la lucha, entre otras cosas por las maniobras y falsas promesas del Gobierno de entonces y especialmente de su Ministerio de Trabajo, comandado por Carlos Tomada, el ex abogado de José Pedraza y de la Unión Ferroviaria. Haciendo equipo la vieja sociedad, Gobierno-Tomada en base a maniobras, Pedraza y la cúpula de la UF (lista Verde) en base a amenazas de garrote, de “pasar a la acción para que se cumpla lo que no hace la Justicia ni la Policía”, en palabras del burócrata Pablo Díaz… Se referían a desalojar por la fuerza a los trabajadores que luchaban por su derecho elemental a ser reconocidos como ferroviarios.
Ese 20 de octubre, la empresa UGOFE como se llamaba en aquel momento liberó de sus tareas a personal ferroviario que junto a dirigentes y delegados verdes y a barrabravas de clubes como Defensa y Justicia, conformaron una patota criminal, que actuó con total impunidad y a la luz del día, corriendo a piedrazos y a tiros a los tercerizados y a manifestantes solidarios con su lucha. Las cámaras de distintos medios registraron imágenes elocuentes, incluyendo la de Mariano agonizando. Conocida la noticia de su muerte, la bronca popular no tardó en brotar.
Luego vinieron marchas masivas; una crisis importante para el Gobierno kirchnerista por su relación inocultable con esa misma burocracia asesina y con el directorio de esa empresa UGOFE designado desde su propio gabinete; intentos de sobornos para que José Pedraza, su mano derecha el “Gallego” Fernández y varios de los responsables, zafaran lo más posible de ser condenados, con los “consejitos” del propio ministro Tomada y su secretaria Noemí Rial incluidos. Las palabras por Mariano de figuras del kirchnerismo como Kicillof o Taiana que hoy recorren las redes sociales no pueden tapar la responsabilidad de esa fuerza política en generar las condiciones para el asesinato y luego intentar sembrar impunidad. La reacción social repudiando el asesinato en aquel octubre de hace 7 años, los obligó a “soltarle la mano” a los viejos jefes de su burocracia sindical amiga. Pedraza, Fernández, el barrabrava Favale y varios más terminaron presos.
Pasaron 7 años y ya hay casos de algunos condenados como Pipitó, Alcorcel o “el Loco” González (famoso por amenazar a periodistas de C5N para que no filmen la patoteada), que fueron saliendo de la cárcel por distintos beneficios. Tienen el descaro de pasearse por el ferrocarril Roca, entre ferroviarios ex tercerizados a los que ellos despreciaron al punto de asesinar para impedirles su ingreso. Pero la historia juzga y marca a fuego. La memoria debe ser conservada para evitar la impunidad.
Un cerámico colocado por obreros de FASINPAT (ex Zanón) en el hall de Constitución está siempre allí, firme. Como las banderas que levantamos y levantaremos siempre, en especial cada 20 de octubre. Esas que condensan la lucha contra el robo de la tercerización laboral (que ahora el macrismo promete profundizar en sus coloquios empresariales). Esas banderas que tienen un estampado sonoro, el de las gargantas que recuerdan a un joven mártir de la clase obrera. Que suenan con más fuerza de reivindicación de esa juventud militante, hoy que queremos saber qué pasó con Santiago. Que suenan bien claro: ¡¡Mariano Ferreyra presente, ahora y siempre!!