¿Es posible terminar con una institución represiva como Carabineros? La respuesta podría llegar a darse de dos formas: la primera apunta a la vía institucional que impone el proceso constitucional, con su sistema de quórums y sus limitantes en el acceso a las candidatura. La segunda respuesta, en cambio, plantearía que sólo es posible disolver Carabineros si las y los trabajadores, junto con los sectores populares y oprimidos de la sociedad, desarrollamos nuestros propios métodos y estrategias de lucha de clases.
Martes 10 de noviembre de 2020
Foto: Leandro Torchio.
Problemas al interior de Carabineros: Rozas, el intocable.
No sorprende que el General Director de Carabineros Mario Rozas se mantenga activo en sus funciones a pesar de la fuerte presión social que exige su baja inmediata. No es asombroso tampoco que las bajas sólo se produzcan en los bajos mandos de la institución, como señala el mayor que estuvo destinado a la 41° comisaría de La Pintana para referirse a los privilegios que disfrutan los de arriba: “Al carabinero Zamora [del caso Pío Nono] lo dieron de baja, ¿por qué no hicieron lo mismo con el coronel a cargo del dispositivo o con el mayor a cargo de la patrulla? Se corta el hilo por lo más delgado”.
Y es que Rozas no está ahí por casualidad: se trata de un oficial formado en la diplomacia más dura (fue agregado policial en España) y en escenarios políticos relevantes (recordemos que fue también jefe del Departamento de Comunicaciones Sociales). Su formación periodística ha sido evidenciada en la mayoría de los puntos de prensa. Un tipo austero y disciplinado, que conoce muy bien las prácticas periodísticas y el manejo de los medios; siempre evitando preguntas o simplemente dándose el lujo del desvío.
La opinión pública respecto al General Director la conocemos todos. Mientras la institución de carabineros se mantenga, su destitución no sólo es necesaria, sino urgente. En esta línea, lo que pasa al interior de la institución viene a reafirmar esta exigencia. No obstante, la pregunta que todos nos hacemos es por qué el gobierno insiste en la permanencia de Rozas en el cargo.
La impunidad se convierte en el resorte sobre el cual la figura de Rozas abre la posibilidad de una reforma que ignora la responsabilidad criminal en los asesinatos y mutilaciones cometidos por funcionarios del orden público en contra de estudiantes y pobladores. No olvidemos casos como el de Alicia Cofre, encontrada calcinada al interior del supermercado Líder de San Bernardo el 20 de octubre del año 2019. O el de Luis Salas, encontrado también calcinado dentro de la Bodega de Kayser en Renca, con un impacto de bala y una fractura en el pie, un hematoma de 30 gramos en la cabeza y unas costillas fracturadas. El método poco planificado de carabineros ha dejado en evidencia la responsabilidad política y criminal que debe asumir Rozas. Entonces, ¿por qué aún está activo en sus funciones?
Con todo, y haciendo vista gorda de esta crisis, hace sólo unos días atrás el subsecretario del interior Juan Francisco Galli (RN) habló del nuevo mando de Carabineros de Chile para el 2021 y, en ese marco, el presidente de la República luego confirmaba la permanencia de Mario Rozas como Director General.
¿Reforma o disolución de Carabineros?
En la renovación del Alto Mando, oficializada el viernes pasado, se mantuvieron 6 de los 7 generales investigados por la Contraloría, con relación a su responsabilidad criminal en el manejo de la represión. No obstante, la mayoría podrá defenderse de las acusaciones estando en servicio activo. Incluso el general Enrique Bassaletti, quien fue ascendido a General Inspector a pesar de las acusaciones en su contra por prestar servicios a entidades de derecho privado, entre ellas British American Tobacco Chile (Chiletabacos) mientras era Jefe de Zona de Carabineros Santiago Este. De acuerdo con un reportaje publicado la última semana de octubre por el medio Interferencia, la empresa habría generado pagos por sus servicios, existiendo facturas por dichos trabajos y, de esta manera, infringiendo el cumplimiento de la normativa pública por el esclarecedor conflicto de interés.
Esto es una clara señal de que la institución está adornando su tumba y que no sólo debe ser puesta a disposición de una reforma que tenga a Rozas como líder ─aunque es irrisorio pensar que Rozas puede liderar una "reforma" a carabineros que se supone busca restructurar sus hábitos y responsabilidades en un nuevo marco “democrático” post plebiscito─, dado que el funcionamiento de sus relaciones, es decir, las lógicas que atraviesan su estructura jerárquica y funcional, desde el cabo más bajo, hasta el mismo Rozas, están apelando a la impunidad.
El diputado RN, Gonzalo Fuenzalida, integrante de la Comisión de Seguridad Ciudadana, plantea que “hay que avanzar en lo que no avanzó el ministro Pérez, que es esta comisión bicameral entre diputados y senadores para tener una conversación franca, directa y política, para tomar un acuerdo respecto del futuro de las policías”. Pero el diputado Fuenzalida apunta a una especialización de carabineros. Lo que se requiere, no obstante, desde la perspectiva de la revuelta del 18O y considerando la sistematización de la violencia represiva y criminal por parte de carabineros, es su disolución.
Y la oposición, ¿qué dice?
Desde los partidos de oposición parlamentaria como la ex Concertación, el Frente Amplio y el Partido Comunista, el consenso pareciera ser claro: la necesidad de una reforma a Carabineros con una perspectiva un tanto más aguda en materia de derechos humanos. Así, luego de que un funcionario de Carabineros lanzara a Anthony Araya al río Mapocho, la crisis de la institución se agudizó aún más. Sobre esto, Alejandro Guiller (excandidato presidencial de la Nueva Mayoría) dijo que hacía falta un interventor civil de la institución. Gabriel Boric (Convergencia Social), por su parte, llamó a refundar la institución de carabineros para que, de una vez por todas, respete los derechos humanos. Finalmente, Daniel Jadue (PC), comentó que “este registro del horror debiese ser suficiente para que el ministro del Interior y director de Carabineros pongan sus cargos a disposición” En otras palabras, carabineros más respetuosos, mientras que el método de la oposición sigue siendo el mismo: la presión parlamentaria.
Si bien la acusación constitucional que llevó a cabo el Frente Amplio en contra del ministro Pérez tuvo el impacto esperado, es necesario preguntarse: ¿hasta qué punto una estrategia de acusaciones constitucionales podría cambiar las lógicas estructurales de una institución policial que está diseñada para represión? Este domingo en Mesa Central Catalina Pérez (RD) comentaba junto a Jacqueline Van Rysselberghe (UDI) y Felipe Kast (Evópoli) la crisis de la policía chilena, planteando la necesidad de comprender el trato entre Piñera y Rozas, dado que se produce la salida de tres ministros del Interior (Chadwick, Blumel y Pérez) “pero el Director General de Carabineros se mantiene en el cargo en una de las crisis más importantes de la institución (…) De eso hablo cuando hablo, sobre todo, de refundar una institución que ya es hora, esté al servicio de los chilenos y chilenas”, comentó Catalina Pérez.
La reforma a Carabineros que exige el Frente Amplio entronca muy bien con su programa político. El Acuerdo por la Paz es la primera evidencia de grueso impacto. El problema, no obstante, no es si Rozas renuncia o no, pues ¿qué garantiza que la salida del actual General Director no se transformará en un simple cambio de rostro?
La pregunta que debemos hacernos no es qué pasará en un posible escenario político con la salida de Rozas, sino más bien las posibilidades que encierra la pregunta por la disolución de Carabineros. ¿Es posible terminar con una institución represiva como Carabineros? La respuesta podría llegar a darse de dos formas: la primera apunta a la vía institucional que impone el proceso constitucional, con su sistema de quórums y sus limitantes en el acceso a las candidatura. Es decir, una opción que nos llevaría al mismo camino. La segunda respuesta, en cambio, plantearía que sólo es posible disolver Carabineros si las y los trabajadores, junto con los sectores populares y oprimidos de la sociedad, desarrollamos nuestros propios métodos y estrategias de lucha de clases, como la huelga general y la resistencia organizada frente a la represión.
Es por ello que se vuelve fundamental retomar el camino de la rebelión de octubre. Sin esto, sólo seremos espectadores de un cambio en la dirección general de la policía que, en última instancia, no cambiará absolutamente nada.