Elvis Guerra y Lukas Avendaño son artistas oaxaqueños con la muxeidad como punto de contacto.
Nancy Cázares @nancynan.cazares
Miércoles 15 de mayo de 2019
Imagen portada: “Mariposa do Mar” (Baco Dantas, 2012)
Elvis Guerra y Lukas Avendaño tienen en común haber bajado de las nubes como su pueblo, los binnizá, al Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca. El primero vio la luz en 1993, en Juchitán de Zaragoza; el segundo en 1977, en Tehuantepec. Su trabajo como artistas encontró en lo muxe -otra coincidencia entre ambos-, un puente para traer a tierra sus creaciones y compartirlas a través de la poesía y el performance, respectivamente.
Eso que hemos dado en llamar simplemente lo muxe agrupa tanto al término zapoteco que se refiere a una identidad más de su sistema sexogenérico (llamado también “tercer género”, aunque en zapoteco no existe el género gramatical), como a lo que el mismo Lukas Avendaño llama muxeidad o la cultura producida por muxes en un contexto específico. El artista lo define como una especie de acto social.
Elvis Guerra
Dado que las definiciones más comunes de lo que significa ser muxe (occidentales, esencialmente binarias) diluyen otras identidades, orientaciones y expresiones como el travestismo, la transexualidad y la homosexualidad masculina, echar mano de la manera en la que la población muxe se define y expresa a sí misma es un ejercicio indispensable. Mucho más cuando, según señala el antropólogo Pablo Céspedes Vargas en su artículo “Muxes en el trabajo: entre la pertenencia de la comunidad y la heteronormatividad” -citado por la cadena BBC-, en lo muxe hay “un fuerte componente de identidad étnica”.
A pesar de que poemas de Elvis Guerra están escritos en zapoteco, el estudio de su obra a la luz de las herramientas de análisis de la literatura en lenguas originarias, aunque necesario, resulta insuficiente. Las discusiones sobre el género o con esa perspectiva han ganado terreno tras treinta años de haber irrumpido en el estudio interdisciplinario de campos tan variados como el cine, el derecho, la medicina y, desde luego, la literatura y el arte.
Lo muxe, al no ser ni gay, ni queer, ni trans, requiere de señalar su especificidad para sumarse sin diluirse al estudio de disciplinas y fenómenos poéticos que transgreden, con distintos recursos, la cisheteronorma.
La muxeidad es el punto de contacto entre nuestros dos artistas. Más que como una expresión de interdisciplinariedad asociada al complejo vínculo entre literatura y performance -felizmente transitado por poetas latinoamericanos como Raúl Zurita y Pedro Lemebel-, se relacionan por una asociación arte-vida determinada por lo poético como eje creativo. El Decir, hacer con el que Octavio Paz describe la poesía como un ejercicio en donde “va y viene/entre lo que es/y lo que no es./ Teje reflejos/y los desteje”.
Mariposas al mar
Poeta, traductor, locutor, promotor cultural y artesano, Elvis Guerra estudia Derecho en el Instituto Metropolitano de Ciencias Aplicadas (IMCA). En 2015 fue galardonado con el Premio CaSa Creación Literaria en Lengua Zapoteca, por su poesía. De 2016 a 2017 integró las filas de becarios del Fondo Nacional para las Culturas y las Artes FONCA. Como traductor, publicó el libro de cuentos eróticos Guidiladi Yaase’/ Piel Oscura en 2017. En 2018 presentó su primer libro, el poemario Xtiidxa’ nize/ Declaración de Ausencia. Sus poemas han sido antologados por Tierra Adentro y por Círculo de poesía.
Locutor de un programa de cultura indígena en una radio comunitaria, Guerra es promotor cultural y destaca su interés por escritores, músicos y creadores zapotecos. Con su Declaración de Ausencia, Guerra aborda el erotismo valiéndose de recursos como la ironía y los juegos de palabras.
Muxe’ es un instante siempre eterno./ Muxe’ es una cintura de 65 cm y un pene de 19./Muxe’ es un orgullo de la familia, ah no, eso es falso
Lukas Avendaño es actor, bailarín, antropólogo, migrante, mariposa y alebrije. Estudió danza y antropología en la Universidad Veracruzana y es fundador del proyecto Transnational Performing Arts Company. Entre sus obras destacan Madame Gabia (2009), Viento del Sur (2011), Réquiem para un alcaraván (2012), Amarranavajas (2014) y No soy persona, soy mariposa (2014), adaptación de un texto de Felipe Osornio llamado “Pensamiento puñal”. Atravesada por temas como la sexualidad, la identidad étnica y el género, la obra de Lukas es reconocida a nivel internacional. Se ha presentado en países como Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Polonia, República Checa, Colombia, Perú y Argentina.
En Avendaño se acentúa la noción de lo multidisciplinario. Su performance Réquiem para un Alcaraván, en donde aborda la temática de la muxeidad mientras proyecta imágenes de Que viva México (1931) de Serguéi Eisenstein, Lukas sostiene que no hubiera sido posible sin la construcción, análisis y reflexión social que le aportaron las herramientas de la antropología. En este performance, Avendaño buscó reflejar las contrariedades de la comunidad en el Istmo, así como el énfasis en la religión (católica) como parte de la identidad muxe.
Muxe’ es la madre legítima de la libertad./ Muxe’ es la tortilla que comes y no reconoces./ Muxe’ es la comida que desprecias en público,/pero disfrutas en privado.
Por sus presentaciones en donde fusiona el performance como práctica social y como un formato de creación de artes visuales, Lukas es “el único artista muxe que hace del performance un ensayo antropológico”, tal y como lo describió en una entrevista para el medio Yaconic, en 2017.
Ambos artistas se refieren a lo muxe como una forma única de vida, ininterpretable para la mirada ajena, que no tiene más remedio que contemplar al otro. Lukas asume su labor como anzuelo para insertar la duda en el espectador, “como un caballo de Troya”. Guerra escribe que “Muxe es un salto a la boca del abismo […] estar desnudo en una calle llena de miradas”.
El afán de ver su obra como un “ritual de desagravio” para los “putos del mundo”, según señala Juan Hérnandez en una entrada del Confabulario de El Universal, recuerda la influencia de Lemebel en el pensamiento de Avendaño.
Esta “liberación” de las verdades de un solo sentido también está planteada en el poema de Guerra cuyos versos hemos ido intercalando entre párrafos: Muxe’ es despertar erecto con una minifalda./Muxe’ es el chico que quiere llegar/ con huipil a su clase de dibujo técnico./ Muxe’ es la cantina y su vientre lleno de polvo./Muxe’ es De profundis de Wilde.[…]/ Muxe’ es una libertad que se azota.
Con “No soy persona, soy mariposa” quise entrar en confrontación directa con la hegemonía: política, religión, vida cotidiana, genética, biología y bellas artes. Porque cada una de esas áreas se nos ha revelado como verdad inequívoca. Pero al paso del tiempo incluso la misma ciencia es falseable. (Lukas Avendaño).
La reivindicación de los sueños rotos por el autoritarismo, el patriarcado y la violencia es otra de las coincidencias entre ambos autores: Muxe’ es un indígena que se sueña princesa./Muxe’ es un cuerpo de hombre con voz de mujer./Muxe’ es una burla en la escuela,/una carcajada en la calle,/ un payaso para todos.
“No soy persona, soy mariposa” es un ejercicio para recordar esa sarta de almas que han quedado colgadas, desmembradas o en fosas comunes. Porque en algún momento, desde el poder, se instauró un criterio de “verdad” que es falso. (L. Avendaño).
En su No soy persona, soy mariposa, Lukas dice:
El calor dejado en las rodillas por cientos de soles hincada frente al metate, el calor del cinturón, fuete, mecate, palos y del machete que marcaron tu espalda, de las manos que sellaron tu boca, la cuerda que te corta el resuello, el mojado trapo ahogando tu garganta.
El interés por ligar lo textual y lo corporal con lo vital de ambos autores conducen a un cruce en donde el performance y su naturaleza evolucionan. En este proceso la creación literaria juega como detonador, como un contenedor de distintas inquietudes sobre temáticas similares a las abordadas en el performance. La capacidad enunciativa de la palabra se relaciona con el estudio del performance como práctica social.
La literatura y el arte hecho por muxes son acontecimientos cuyo fomento, difusión y apreciación están aún en desarrollo. Requieren formas particulares de aproximación, con herramientas sociológicas y antropológicas que contemplen contextos de producción y alcance de la connotación de un término de una lengua y un pueblo originarios. Es decir, un muxe es comprendido como tal únicamente dentro del contexto (social, cultural, simbólico) de su comunidad y el rol que desempeña. Fuera de su comunidad, será “catalogado” según su expresión de género e identidad.
El diálogo de los discursos poéticos y performáticos constituye una forma de presenciar la realidad en el crisol de la multiculturalidad y de valores que se convierten en obstáculos para presenciar la realidad como se nos muestra. El ejercicio poético-performático que realizan Guerra y Avendaño se desliza entre el sí y el no, bifurcación que lo muxe -construido social y culturalmente en la región desde la época prehispánica-, resuelve con firmeza afirmándose en el no ser sin su historia.
Muxe’ es un baile interminable./Muxe’ es un poema que nunca morirá.