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Red Internacional
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Debate. Marta Lamas: Acoso ¿denuncia o victimización?

Un debate necesario frente a la visión hegemónica sobre el acoso sexual, interrogantes que incomodan de un fenómeno que pareciera tener una sola visión. Así, llega a irrumpir el nuevo libro de Marta Lamas “Acoso ¿denuncia legítima o victimización?”

Miércoles 26 de septiembre de 2018

Frente al ¡basta de acoso! de millones de mujeres, Marta Lamas pone sobre la mesa las contradicciones del feminismo para hacer frente a este fenómeno.

Cuestiona la construcción del discurso del acoso en el feminismo, la visión hegemónica de la mujer como víctima, el hombre como agresor inmune, la visión punitiva como respuesta y reivindica el debido proceso.

“El fenómeno de denuncia del acoso canaliza el malestar y la indignación de las mujeres que les provocan prácticas machistas, agresivas o discriminatorias. Ese ¡basta ya! en realidad es ¡basta ya de desigualdad, basta ya de doble moral, basta ya de discriminación, basta ya de machismo! Así el discurso hegemónico sobre el acoso reduce, en el significante “acoso”, la complejidad de un contexto violento, desigual y explotador.” Nos dice Marta Lamas.

A la autora le guía la interrogante ¿Qué está de fondo en el discurso contra el acoso sexual? ¿A quién le beneficia el fortalecimiento de la visión punitiva? ¿Qué implican la restricciones sobre los acercamientos de tipo sexual? ¿Qué implicaciones tiene la concepción de víctima de la mujer? Lamas rompe e importuna, lo que para nuestra época son verdades absolutas para la lucha contra la violencia patriarcal.

Hace un recuento sobre la diferente manera de abordar las denuncias de acoso en Francia y Estados Unidos y los debates de cómo se ha ido construyendo el discurso sobre el acoso.

Describe la posición de las dominance feminist estadunidenses, quienes tienen la hegemonía sobre el discurso del acoso a nivel mundial y por supuesto en nuestro país y cómo este discurso penetró el movimiento contra el acoso en el campo laboral y se desató en las universidades norteamericanas; teniendo mayor visibilidad con el grito del #MeToo.

Con ello se abrieron profundos debates a partir de la respuesta del feminismo francés al Me Too, que pronunció que “La violación es un crimen. Pero el “coqueteo” insistente o torpe, no es un delito, ni la galantería una agresión machista.” y señaló que la concepción de la mujer como víctima desarrolla una visión puritana y sirve a la intención de control de la sexualidad humana.

Reflexiona sobre el antiguo debate de la “guerra entre sexos” que ha retomado el feminismo radical. Realiza una crítica aguda sobre la visión del feminismo que considera que “todas las mujeres tienen categóricamente la condición de víctimas” potenciales y todos los hombres de “perpetradores o victimarios.” El feminismo de la dominación concibe la condición de víctima como parte integral de la condición femenina y esta construcción desarrolla entonces verdades como que las víctimas siempre dicen la verdad. Asimismo, evidencia que la condición de víctima como condición femenina está muy lejos de los planteos libertarios del feminismo.

Por otro lado, cuestiona la visión punitiva del feminismo hegemónico, ya que su postura exige castigos más severos contra los varones, lo que fortalece un clima político conservador sobre la sexualidad, visión que se ha vuelto funcional para el neoliberalismo y su política carcelaria. De esa forma, retomando a Nancy Fraser explica cómo dicho paradigma es una amistad peligrosa del movimiento feminista con el Estado Neoliberal.

Explica porque el fenómeno de enviar a los hombres al matadero lejos de ayudar a las mujeres a lograr su autonomía, sirve a los enemigos de la libertad, “es una concepción de que las mujeres son seres aparte, infantes de rostro adulto, reclamando ser protegidas”, como proclamaron las feministas francesas en su manifiesto en respuesta al #MeToo.

El diagnóstico de la situación de las mujeres es muy grave, es urgente una respuesta a la situación de conjunto que vivimos como también frente al acoso sexual. En el movimiento de mujeres hay una necesidad imperiosa de cuestionar el discurso hegemónico sobre el acoso, ya que el planteamiento del feminismo de la dominación retomado por las radicales carga a las prácticas sexuales de victimismo, donde priman las salidas punitivas.

Hoy existe una rabia legítima contra el acoso, pero el discurso del feminismo de la dominación sobre el “acoso sexual” ha generado prácticas injustas, y ha desarrollado efectos nocivos para nuestro movimiento, ya que se han empujado procesos de linchamiento, difamación, persecuciones mediáticas y despidos, anulando el principio de presunción de inocencia. Esta visión victimizante ha traído consigo denuncias de forma incorrecta y otras muchas con intención de desprestigiar, con argumentos falsos o exagerados, y apelando a la punitividad, donde es más fácil ver comoaliada a la policía que al compañero de trabajo de al lado.

Desde Pan y Rosas hemos aportado al debate, discutiendo contra las medidas punitivas y victimizantes del feminismo radical, planteando además que la violencia patriarcal tiene sus bases estructurales en este sistema de explotación y miseria, por lo que la pelea por cada unos de nuestros derechos, tiene que tener como perspectiva sentar una sociedad sobre nuevas bases. Esta pelea, en la que desde luego deben estar al frente las mujeres no se puede dar sin romper el papel de víctimas que nos es impuesto y la confianza en el rol del Estado y sus instituciones como garantes de la opresión de las mujeres. Además, es clave entender que esta pelea no se puede ganar si no es en alianza con el conjunto de los explotados y oprimidos.

Marta Lamas abre un debate, y desde estas líneas me sumo a la invitación para que discutamos qué prácticas son verdaderamente emancipadoras y cuáles son obstáculos para nuestro movimiento. El debate está abierto.