Luego de la convocatoria emitida para la asignación de director o directora en FES Acatlán, Manuel Martínez Justo -actual director de la facultad-, envía encuestas a la comunidad con el intento de recibir apoyo que legitime su administración, a pesar de las anomalías denunciadas durante su tutela.
Agrupación Juvenil Anticapitalista @AgJuvAnticapMx
Miércoles 17 de febrero de 2021
Han sido diversas las denuncias que ha realizado la comunidad para expresar las prácticas antidemocráticas, corruptas, represivas, misóginas y hostiles que Manuel Martínez Justo ha impuesto durante su gestión en estos 4 años de ser director.
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Por ello, ante la convocatoria para la asignación de director o directora en FES Acatlán emitida por la Secretaría General de la UNAM, Martínez Justo hace uso de sus métodos para obtener apoyo de la comunidad, quién busca legitimar su administración y mantener "limpio" su nombre de toda acusación, a partir de “blindarse” del “deseo” de los estudiantes para su continuidad.
Algunos de sus métodos, es solicitarle apoyo a su equipo, por ejemplo, a la actual Secretaria General y encargada de la comisión de equidad y género Nora Goris Mayans, para realizar el envío de correos electrónicos a funcionarios y profesores para que firmen "voluntariamente" una carta de apoyo al director, después de que profesores, estudiantes y trabajadores están exponiendo ante la Junta de Gobierno de la UNAM el manejo de la facultad por parte de Martínez Justo.
Así mismo desde la División de Matemáticas e Ingeniería, a cargo de Luz María Lavín -persona que en múltiples ocasiones ha intentado entorpecer la organización estudiantil-, se ha instado a los estudiantes de esta división a realizar el envío de una encuesta, en apoyo a Martínez Justo para que sea asignado una vez más como director.
Este es el tipo de funcionarios que llevan el rumbo de la Facultad más grande de la máxima casa de estudios de nuestro país. Solo bajo una estructura de gobierno cerrada, vertical y cuasi medieval se pueden comprender el uso de estos métodos. En una universidad democrática, los estudiantes, trabajadores y docentes podrían proponer abiertamente a los mejores candidatos que consideren para el puesto de director o a los jefes de programa, sin necesidad de ser tutelados por una instancia ajena a la vida universitaria.
De igual manera se tendrían canales de diálogo directo y una mayor influencia en la toma de decisiones. Estos aspectos de democracia sólo pueden ser posibles a través de la democratización de la universidad, en miras de un autogobierno tripartito, es decir desde la misma comunidad.
La opacidad y la corrupción en la UNAM son problemas propios del carácter profundamente antidemocrático de esta gran casa de estudios. La actual pandemia lejos de ocultar estos aspectos, pone de relieve lo hermético que es el actual gobierno universitario y lo ajeno que están los principales funcionarios de la realidad de decenas de miles de estudiantes que han tenido que desertar o que han tenido a familiares enfermos o incluso han fallecido.
Es urgente que los estudiantes, los trabajadores y docentes sean partícipes de las decisiones para llevar a buen puerto a nuestra universidad: democratizar la UNAM.
La organización independiente de las autoridades es nuestra fortaleza, no debemos permitir que funcionarios como Manuel Martínez Justo dirijan nuestras escuelas y facultades, para ellos solo es parte de su currículum político, el cual lo usan para pagar o hacer favores a sus allegados, a costa de la comunidad.
Defender a la UNAM es bregar por terminar con los métodos priistas en la universidad, de terminar con el hostigamiento a los trabajadores, docentes o estudiantes por querer expresarse y organizarse de forma independiente. Querer y respetar a nuestra casa de estudios es no permitir que personajes como Martínez Justo permanezcan al frente de nuestra universidad.
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