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Red Internacional
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Zona Oeste. Marxismo y feminismo en el club obrero de zona oeste

Junto a la diputada Nathalia Gonzalez Seligra y la dirigente obrera del PTS Catalina Balaguer, se desarrolló un intercambio sobre los desafíos estratégicos del movimiento de mujeres.

Lunes 14 de enero de 2019 19:44

Durante la tarde del sábado más de 300 personas se reunieron en este espacio de recreación, organización y debate político.

En la tarde soleada del sábado pasado, se hizo un rico debate sobre Feminismo y Marxismo, en la quinta de Villa Luzuriaga. Allí, se pusieron en juego las diferentes estrategias que se le plantean al movimiento de mujeres hoy. Desde el PTS, también se puso en discusión cual es debe ser la perspectiva para hacer de este un gran aliado de la clase obrera.

Las panelistas fueron Nathalia Gonzalez Seligra, diputada por el Frente de izquierda – PTS, docente y miembro de la comisión directiva de SUTEBA Matanza y Catalina Balaguer, dirigente obrera del PTS, y referente de la heroica lucha contra los despidos de PepsiCo

El debate se desarrolló junto a trabajadoras y trabajadores de importantes luchas como las del Posadas, también de otros hospitales, de limpieza, docentes, judiciales, ferroviarias terciarizadas, telefónicas, amas de casa, empleados y empleadas de Alicorp, entre otros. Estuvieron allí estudiantes de los secundarios, institutos terciarios y las universidades UNLAM, de la UNAHUR, de la UBA.

El inicio de la charla, Nathalia sostuvo que “El movimiento de mujeres ha ganado las calles y se ha transformado en uno de los más significativos de la actualidad a nivel global. Argentina no ha sido la excepción, lo demuestra la movilización creciente de mujeres desde el 2015 con el #NiUnaMenos hasta este año por el derecho al aborto. En Francia las mujeres están entre chalecos amarillos, en India en la lucha por derechos civiles y democráticos, en Hungría contra la reforma laboral. Entonces, este abre un debate sobre las estrategias que tienen los feminismos, para enfrentar el machismo y acabar con el patriarcado”.

Luego, la panelista realizó un recorrido histórico que pone en evidencia la relación entre las sociedades de clases y la opresión patriarcal, que sirve actualmente a los fines de la explotación capitalista. Con el surgimiento de la propiedad privada, la mujer se convierte en un instrumento del hombre para garantizar su herencia. Al mismo tiempo, a través del trabajo domésticas que realizan las mujeres, los capitalistas se ven liberados de pagar todas las tareas de reproducción diaria necesarias para que el obrero vuelva a trabajar cotidianamente.

Así, explicó el carácter de la doble opresión que viven las mujeres: “hoy donde la clase trabajadora esta feminizada, seguimos siendo quienes mantenemos las tareas domésticas, impuestas socialmente como nuestro rol natural” En ese sentido, para las marxistas revolucionarias la lucha contra el machismo y la violencia patriarcal solo puede vencer si está unida a la pelea colectiva contra el sistema capitalista.
En ese sentido, la estrategia individual del “escrache” como método de denuncia no es eficaz, porque ubica al hombre individual como victimario de una mujer individual, separándolo de las instituciones sociales que legitiman y reproducen la violencia. Dividen así, la alianza clave entre trabajadoras y trabajadores para avanzar contra el patriarcado y el capitalismo.

Entonces, ¿cómo enfrentar el machismo? Fue Katy, quien a través de ejemplos sobre experiencias que se llevaron adelante en la fábrica, mostro la importancia que tiene la lucha en común entre hombres y mujeres en la pelea cotidiana para “enseñarles” y ganar para nuestra pelea a nuestros compañeros varones.

“En el 2001 entraron importantes camadas de mujeres a trabajar en PepsiCo, porque la patronal, representada por una CEO mujer, supo aprovecharse de la mano de obra barata bajo las peores condiciones laborales. Así, aunque éramos mayoría mujeres, los varones tenían mayor categoría y otros “beneficios”, mientras nosotras éramos obligadas a trabajar todos los días 16 hs con escasos tiempos de descanso. En el año 2002, dimos la pelea para que las trabajadoras pasemos a planta. A mí me echaron y después de un año y medio de lucha me reincorporan. Cuando volví a la fábrica, la pelea fue porque se reconociera la igualdad de condiciones de trabajo entre varones, contra el individualismo y la competencia que os imponen”.

Allí contaba “cuando el sindicato se negó a dar esta pelea, pusimos en pie una asamblea con las compañeras que ya estaban organizadas. Los varones decían que había trabajos que las mujeres no podían realizar, y las compañeras sostenían que ellos estaban llenos de privilegios. Los compañeros invitaron a las compañeras al trabajo de estibar bolsas de harina, y dijeron “¿ustedes los pueden hacer?” y las mujeres contestaron “sí, claro!” Lo que yo les conteste es que no lo tenían que hacer ninguno de los dos, porque ese trabajo dañaba a los varones y a las mujeres, que en realidad ese trabajo lo tenía que hacer una máquina, teníamos que exigirle a PepsiCo que modernice toda la industria. No podía ser que una multinacional gane fortunas y nosotros sigamos estibando bolsas. Era una discusión absurda entre compañeros y compañeras, cuando en realidad nuestro enemigo estaba del otro lado… y eso cerro un montón las brechas y allí junto con los varones, discutieron cual es la estrategia que tenían que tener para lograr esa pelea”.

Esto mostraba como es necesario dar una pelea para la unidad entre varones y mujeres. Y esa pelea es también contra el machismo que hay en la clase. Katy, contó que “Fue en el #NiUnaMenos el que pegó otro giro en la fábrica. Antes, el tema de la violencia y el aborto era tabú y avergonzaban a las compañeras. Con la movilización del #NiUnaMenos comenzaron a darse discusiones en los descansos por el caso de una compañera de trabajo que sufría de violencia. Ante un escrache en las redes que le hacen unas trabajadoras al marido violento de la compañera, esta misma pide que bajen la foto porque eso empeoraba la situación”.

Katy propuso armar guardias, como si fuera del trabajo, garantizando que la compañera este en un lugar resguardado, que pueda venir a trabajar, acompañándola en las acciones necesarias: “Teníamos que pensar en esas cosas porque las instituciones no le garantizan nada de nada” La pelea que tuvieron con la empresa, fue para que le pagara todos los días que ella necesito para reorganizarse, y solo ante la amenaza de parar la empresa le pago todos los días de licencia, y para eso fue fundamental la unidad de varones y mujeres. De la misma manera, para el 8 de marzo, las mujeres pudieron movilizarse porque junto con todos los compañeros votaron en asamblea que pararle a la patronal.

En ese sentido, es un punto clave lograr que en las asambleas se unan varones y mujeres por nuestros derechos, que muchas veces suceden con los sindicatos que dirije el kischnerismo, que sólo quieren hacer paros de mujeres, y para nosotras eso es un error, porque no hace más que sostener la división que nos imponen desde este sistema.

Luego de estas intervenciones, se produjo un rico debate entre compañeras y compañeros presentes que comentaron que discusiones existen al interior de los lugares de estudio y trabajo. Abrió el debate una estudiante de la ULAM, sobre el escrache planteando que el problema mayor es que se unifica a los hombres y sus acciones por igual, que ya va siendo hora que podamos hablar con nuestros compañeros, poder dialogar con ellos también para que puedan saber como queremos relacionarnos; las secundarias también participaron expresando la importancia del movimiento en las calles, que después del rechazo en el senado la lucha continua y tiene que ser en las calles, y que la pelea que se da en sus lugares de estudio es sobre cual es la mejor forma de continuarla. Es allí que también intervino una joven estudiante del Pellegrini, que alertaba de no caer en la “trampa de Ofelia Fernandez” que hoy propone llevar la lucha de las mujeres al terreno de las elecciones, donde nada más ni nada menos, hace alianza con Grabois, el gran amigo del papa, detrás de la estrategia de que vuelva Cristina ¡la misma que dijo que en su espacio político hay lugar tanto para pañuelos verdes como celestes!. Y sin decir naa, que durante 12 años que fueron gobierno se negaron sistemáticamente a discutir este derecho elemental de las mujeres.

Franco Villalba, dirigente obrero del PTS, trabajado de Alicorp, denunció que en la quinta del sindicato de jaboneros, la burocracia hacia funcionar una red de trata y prostitución “ “Esa también es una pelea que tenemos que dar de conjunto los trabajadores y trabajadoras, contra todas las redes de trata, que son manejadas por la policía en convivencia con políticos, jueces y empresarios” Ellos, desde la agrupación Bordo, dieron una pelea en el sindicato sobre los derechos de las mujeres trabajadoras, a pesar de que en esa fábrica no hay mujeres, pero si en otras que sindicato dirige.

Este debate se extendió por largo rato y las experiencias que se intercambiaron expresaron como el machismo penetra la vida cotidiana. Y se replicaron experiencias de situaciones de violencia en lugares de trabajo, donde la salida la plantearon juntos a compañeros y compañeras que estuvieron dispuestos a enfrentarlos. Pero también, que solo convenciendo y combatiendo el machismo dentro de las filas obreras, se puede construir una alianza potente entre trabajadores y trabajadoras, para conquistar todos los derechos de las mujeres y que juntos den la contra este sistema que nos explota y nos oprime.