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Red Internacional
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PROFESIONALES DE LA SALUD EN PANDEMIA. Más allá de los aplausos: la salud mental de quienes nos cuidan

En las últimas semanas desde los barrios populares se disparó la curva y Argentina se acerca al pico de casos. El estrés por las horas de labor, la angustia por las muertes y la posibilidad de llevar el virus a sus casas, afectan emocionalmente y deprimen a los que día a día están en la primera línea de combate del coronavirus.

Miércoles 27 de mayo de 2020 21:43

El mar de Liguria fue el escenario final de la vida de Daniela Terzi, una enfermera de terapia intensiva del Hospital San Gerardo en Monza, cuando comenzaba el pico de casos de coronavirus en Italia. La Federación Nacional de Enfermeras confirmó el suicidio y denunció las condiciones de trabajo: no cuentan con la protección necesaria y sufren grandes niveles de estrés quienes atienden en los hospitales colapsados.

“Estaba atormentada por las vidas que se perdieron y temía haber contagiado ella misma a más personas. Ella no estaba siendo supervisada”, reconoció angustiado Mario Alparone, director del hospital donde trabajaba la enfermera, al Daily Mail, y confirmó que “el 10 había sido diagnosticada con Covid-19 y estaba en cuarentena”.

A fines de abril el epicentro mundial de la pandemia pasó a ser Nueva York, donde ya se registraron dos suicidios consumados. “Ella trató de hacer su trabajo y eso la mató”, dijo Phillip Breen al New York Times, padre de Lorna Breen, jefa de urgencias del Hospital New York-Presbyterian Allen, en Manhattan. En tanto, John Mondello, un socorrista de sólo 23 años, agobiado por la pandemia se quitó la vida en Queens, con el arma de su padre, un expolicía de Nueva York.

En conocimiento de estos casos, el Ministerio de Salud de la Nación publicó el 1° de abril un protocolo para el cuidado de salud mental para equipos en hospitales generales. Sin embargo, desde la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP) manifiestan que “el riesgo es grande y las recomendaciones y disposiciones insuficientes”.

“No tenemos la protección necesaria y las jornadas son muy largas”, contó Mónica, enfermera del Hospital Vélez Sarsfield, quien prefirió ser nombrada con un pseudónimo para proteger su fuente laboral. Y agregó: “Ya se conocen cientos de casos de contagios en hospitales, ni así nos dan lo necesario”. Los trabajadores, como los del Hospital Carrillo de Ciudadela, viralizaron en redes sociales el kit entregado por el gobierno nacional donde los camisolines no cubrían completamente el cuerpo y filtraban líquido.

Sobre la situación de contagios entre el personal de salud la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, afirmó el pasado 6 de mayo que había 841 casos confirmados entre trabajadores sanitarios por circulación local.

Si bien se negó la posibilidad de una entrevista con su director, Hugo Barrionuevo, desde la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones confirmaron que el protocolo es la única disposición oficial para prevenir trastornos psicológicos de trabajadores de salud. A su vez, destacaron que “modifica la organización interna de los hospitales generales”, es decir el foco de atención pasó a ser el personal y enumera ocho recomendaciones para “advertir señales y contener” a compañeros de trabajo.

Lo esencial de la prevención en la salud mental del personal sanitario sería entonces la lectura de las “señales”. Los especialistas consultados consensuan en lo dicho por la Red de Psicólogxs: “Para evitar la llegada al estrés agudo, hay que interpretar síntomas físico-cognitivos como el síndrome de burnout (‘del quemado’), recurrente en el personal de asistencia a tragedias y catástrofe”, explicaron. Otras actitudes a observar son los estados de angustia (“incapacidad de alcanzar terminar con la enfermedad”), de depresión (“no podemos hacer nada por todo lo que nos falta”) y la euforia o síndrome de Superman (“no se puede dejar el puesto de trabajo y hay que curar a todos”). Una vez reconocidas las señales, lo que se indica a psiquiatras y psicólogos es abordar al trabajador de salud y motivarlo haciendo ver el lado positivo por sobre lo negativo (“hoy le dimos el alta a tantos pacientes”), recomendarle distracciones (“mirá una serie o escuchá la música que te gusta”) y fundamentalmente indicar el descanso (“cuanto más te relajes, más capacidad vas a tener para curar gente”).

Sin embargo, el psicólogo Pablo Minini, que presta servicio en atención primaria de Lomas de Zamora e integra CICOP, considera que con eso no basta para evitar el estrés y situaciones como las de Europa y EEUU. Consultado sobre el protocolo dijo: “Sólo está referido al plano individual y no contempla las condiciones del trabajo de salud”, afirmó el terapeuta.

“Además no se respeta y están recargando horas de trabajo, incrementado las condiciones para que haya síndrome del quemado y exposición al contagio”, expuso Minini. Enfermeras denunciaron, en la primera semana de abril, la intención de la jefatura del Hospital Garrahan de llevar las jornadas laborales a 14 horas. El principal foco de estrés del personal de salud es el “constante acercamiento a la muerte de pacientes”, detalló el integrante de CICOP.

Desde el sindicato bonaerense realizaron un pedido al Ministerio de Salud de la Nación para que los integren al comité de emergencia, principal consejo de consulta del Presidente y que sea garantizado la provisión de equipos e insumos de protección. Además presentaron un recurso de amparo, para que las ART reconozcan al coronavirus como enfermedad de trabajo y tanto en el ámbito público, como privado, se exija a los empleadores toda la protección necesaria. El principal foco de estrés del personal de salud es el “constante acercamiento a la muerte de pacientes”, detalla el integrante de CICOP.

La situación en el ámbito de la salud privada empeora dado que el personal denunció recibir presiones y amenazas de despidos desde las direcciones al exigir mayores medidas de seguridad. Los casos más resonantes que tomaron la agenda mediática fueron los del Hospital Italiano (19 casos), la clínica La Providencia (34 casos) en la Ciudad de Buenos Aires y el Centro Médico Norte (23 casos) en Villa Adelina. En este último, la Justicia Federal dispuso la clausura luego de ser declarado como “foco infeccioso” por "la falta de higiene”, el estado “precario” o “deficitario” del edificio, y a la “falta de insumos” de protección adecuados para el personal.

“Me angustia volver a casa y contagiar a mis hijas o peor, a mí mamá de 86 años. Todos tenemos situaciones similares, este primer mes lo vivimos con mucho nerviosismo. Es horrible pensar que podemos propagar aún más el virus”, expuso la enfermera del Vélez Sarsfield. Con casi un mes de ventaja respecto a Europa y EEUU y a las puertas de un invierno que, según infectólogos y el propio Ministerio de Salud, recrudecerá la propagación del Covid-19, pareciera que no se ha tomado debida nota de los efectos colaterales en la psiquis del personal en la primera línea de batalla contra el coronavirus.