A nivel nacional hay 969 campamentos con 81.643 familias viviendo en estos asentamientos, de las cuales el 93% no tiene acceso a agua potable, según cifras entregadas por Techo Chile y Fundación Vivienda. En el caso de la región de Antofagasta, las familias que viven en estas condiciones son 7.298, y cerca de 8.000 menores de 14 años integran estos hogares.
Lunes 5 de abril de 2021
La pandemia dejó al descubierto la fracasada estrategia sanitaria del gobierno de Piñera y sus autoridades, actualmente con más de 7.000 casos de contagios por Covid-19, un total colapso sanitario, más de 23.000 muertes y más de 1 millón de casos totales.
Pero también volvió a mostrar al país entero la brutal desigualdad que existe en este Chile de los 30 años.
El contraste es impactante. Las principales familias ricas del país sacaron cuentas felices en pandemia, aumentando sus fortunas, como el caso del clan Luksic que pasó de más de US$ 10.000 millones a más de US$ 20.000 millones; lo mismo con la familia Piñera Morel, con el patrimonio de Ponce Lerou, con la familia Paulmann, entre otras. Una realidad que no tiene absolutamente nada que ver con la de millones de familias en Chile que han visto mermadas y empobrecidas sus condiciones de vida, enfrentando el desempleo, los sueldos de hambre y la precarización del trabajo.
El desempleo, los bajos sueldos y la profundización de la pobreza son factores determinantes en el aumento de familias viviendo en campamentos, en las calles con carpas, en situaciones de extrema vulnerabilidad. No es casual la explosión de un 74% más de hogares en estas condiciones.
Así, a nivel nacional, hay 969 campamentos con 81.643 familias viviendo en estos asentamientos, de las cuales el 93% no tiene acceso a agua potable, según cifras entregadas por Techo Chile y Fundación Vivienda. En el caso de la región de Antofagasta, las familias que viven en campamentos son 7.298, donde un 66,7% de estas son hogares de personas migrantes.
Las y los niños no importan para este Gobierno empresarial. Cerca de 60.000 menores viven en campamentos y casi 8.000 solo en Antofagasta
De las más de 7.000 familias que viven en campamentos en la región, el 98% no tiene acceso a agua potable, un dato tremendamente grave si, además, consideramos que estamos en plena pandemia y crisis sanitaria.
De estos miles de hogares, hay 7.736 menores de 14 años viviendo en condiciones totalmente vulnerables, sin acceso a servicios básicos y fundamentales para el diario vivir, hacinados, sin poder conectarse a sus clases online por carecer de internet, enfrentando las consecuencias del desempleo en sus familias, de la precarización.
A nivel nacional son 57.384 niños/as viviendo en campamentos.
La desigualdad es tan profunda y estructural en este sistema neoliberal y capitalista que ni siquiera con niveles históricos en el precio de la principal materia prima del país- el cobre-, "el sueldo de Chile", mejoran las condiciones de vida de la aplastante mayoría de la población. Al contrario, en esta pandemia los ricos se han hecho más ricos, y los pobres más pobres.
No hay mejor ejemplo para mostrar que la crisis la está pagando el pueblo, que el aumento explosivo de los campamentos en Chile y en regiones como Antofagasta, donde abundan las riquezas y recursos naturales, como el cobre o el litio, sectores productivos estratégicos y claves en la economía, sin que esto se refleje en un ápice en las condiciones de vida y laborales de la población.
Al contrario, en la región minera el desempleo llega a un 11,2% en el último trimestre medido, por encima de la media nacional, y el 25% del "trabajo recuperado" entra en la categoría de trabajo informal, es decir, trabajo precario e inestable.
En el estudio se señala que "es plausible que el súbito impacto que tuvieron tanto la pandemia como el estallido social sobre los ingresos de las familias explique gran parte del aumento en la cantidad de familias que llegaron a vivir a campamentos". Esto lo ratificaron familias en nuevas tomas en comunas como Puente Alto y Renca, en Santiago, donde las personas afirmaron que la cesantía y los sueldos de hambre son las causas de no poder pagar arriendos y verse empujadas a tomar terrenos para poder vivir. Muchas son mujeres madres y jefas de familia que se ganan su sustento trabajando en sectores precarios como aseo y servicios en hospitales, vendiendo en las calles, obteniendo ingresos bajo la línea de la pobreza.
En este círculo de pobreza y desigualdad, las y los niños son de los sectores más afectados y vulnerables.
Por el derecho a la vivienda digna para toda la población. ¡Basta del saqueo inmobiliario!
Solo en región de Antofagasta hay un déficit de más de 25.000 viviendas, y a nivel nacional es uno de los principales problemas sociales, junto a la salud, al que ningún gobierno dio respuesta estructural.
La lucha por el derecho a la vivienda digna para toda la población va totalmente de la mano con golpear el nefasto negocio inmobiliario en el país, donde empresas privadas- la mayoría ligada a familias ricas y poderosas del país, y a políticos del régimen- se han hecho millonarias a costa de un derecho básico de las personas, gracias a la especulación empresarial y a la compra de terrenos a "precio huevo", para luego construir grandes "guetos verticales" donde miles de familias viven hacinadas y pagan costosos dividendos, que representan un porcentaje importante de los ingresos totales de las familias.
Los recursos para garantizar este derecho están en el país. Con la nacionalización del cobre y litio, bajo control de trabajadores y comunidades, se podrían poner estas riquezas a disposición de asegurar la implementación de planes de obras públicas y viviendas- gestionados por los propios comités de vivienda y organizaciones vecinales-, y la construcción de todas las viviendas necesarias para erradicar el actual déficit habitacional.