Los despidos aumentan y los ingresos no alcanzan para llegar a fin de mes. La deuda es una pesada carga que se lleva millones de dólares. El Gobierno ofrece paliativos a la crisis. Hay que enfrentar el ajuste con la movilización entre ocupados y desocupados.
Martes 10 de septiembre de 2019 23:36
La “relativa” estabilidad del dólar no revierte el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares. La devaluación causó la suba de precios, este jueves el Indec dará a conocer la inflación de agosto que rondará el 4 % y la del año se calcula en 55 %. Los salarios, las jubilaciones y las asignaciones universales no alcanzan para llegar a fin de mes.
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Las patronales cierran las fábricas, despiden y suspenden dejando a miles de familias en la calle. Según un informe de la consultora Tendencias Económicas sólo en agosto hubo 8.109 despidos y 6.950 suspensiones.
Este miércoles organizaciones sociales y de trabajadores desocupados, junto a sectores de trabajadores ocupados saldrán a las calles para exigir una suba salarial y la creación de nuevos puestos de trabajo.
Ante el avance de la crisis es necesario invertir las prioridades.
Trabajar menos para que trabajen todos
La desocupación en el primer trimestre de este año fue de 10,1 % según el Indec y será mayor en los próximos meses. Entre los que tienen trabajo, un 35 % trabaja en la informalidad, sin descuentos jubilatorios.
El problema del empleo es más profundo. Un 8,4 % de la Población Económicamente Activa (PEA), son trabajadores que se encuentran empleados menos tiempo del que quisieran (perciben un ingreso menor a sus necesidades), son los que se conocen como “subocupados demandantes”, significa que buscan trabajar más horas, pero no lo consiguen.
Por otro lado, un 25,1 % de la PEA están sobreocupados, es decir tienen jornadas laborales extenuantes, trabaja más de 45 horas semanales.
Una foto alarmante. Mientras hay trabajadores que están desocupados, otros trabajan en la informalidad, hay sectores que necesitan trabajar más horas para tener un ingreso que cubra sus necesidades, y un cuarto tiene extensas jornadas laborales.
Ante la irracionalidad capitalista donde muchos trabajan en exceso y otros no tienen trabajo, es necesario el reparto de las horas de trabajo y una jornada de seis horas para todos, con un salario acorde a la canasta familiar para que trabajen todos. Esto significa que las patronales que lucran con nuestro trabajo tendrán menores ganancias, pero los empresarios embolsan millones y los fugan a los paraísos fiscales.
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Ni un dólar a los especuladores
La deuda es una hipoteca, el Gobierno tuvo que reconocer que no puede pagarla. Así, anunció postergar los vencimientos y que propondría una renegociación con el FMI. El Frente de Todos ya afirmó en reiteradas ocasiones que la deuda la pagará.
Seguir pagando la deuda y continuar bajo el mando del FMI implicará más ajustes para obtener más recursos para destinar a los especuladores. Las prioridades no serán mejorar la salud o la educación o un plan de vivienda sino garantizar los pagos de la deuda.
Las Leliq es otra deuda que tiene el Banco Central con los bancos, una bomba explosiva, que alimenta las ganancias de las entidades bancarias. La autoridad monetaria asigna seis vecesmás recursos a la especulación con Leliq, que a lo que se destina a la Asignación Universal por Hijo.
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Los intereses de la deuda, según el Presupuesto 2019, representa siete veces más que lo se dedica a la AUH.
Muchos se endeudaron con los préstamos UVA para comprar una casa propia, un sueño casi imposible con los elevados precios y las altas tasas de interés. Con los recursos destinados en Leliq se podrían asignar casi 292.000 créditos hipotecarios de U$S 66.000 (a un tipo de cambio de $ 57), a tasas de interés más bajas.
Ante la crisis se necesita una salida de fondo para frenar el saqueo. Como salen a luchar los trabajadores desocupados, junto a los ocupados, los sectores que resisten como las obreras de Mielcitas, los docentes y estatales de Chubut.
La CGT tiene que romper la tregua y convocar a un paro de 36 horas y un plan de lucha junto con la CTA, organizaciones sociales, el movimiento estudiantil y de mujeres, con asambleas en lugares de trabajo y estudio.
Es necesario un trabajo estable para todos y un incremento inmediato de salarios, jubilaciones y planes sociales. Un plan de obras públicas y construcción de viviendas, hospitales y arreglo de escuelas. La prohibición de despidos y suspensiones y la ocupación y puesta a producir de toda fábrica que cierre.
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