Dos hechos recientes muestran una perspectiva más contradictoria para la economía de Brasil en los próximos meses.
Sábado 7 de marzo de 2015
Fotografía:Reuters
El primero son las señales de la FED (banco central norteamericano) de que pretenden subir las tasas de los intereses. Eso volcaría con fuerza a los inversores hacia el mercado norteamericano, ya que desde la crisis de 2008 Estados Unidos viene aplicando intereses muy bajos, lo que llevó a que las inversiones buscasen otros mercados alrededor del mundo, más rentables para aplicaciones financieras, entre ellos Brasil, donde los intereses son muy altos.
Con menos dólares en el mercado mundial, éste se encarecería.
Sucede que gran parte del avance internacional de grandes empresas brasileras fue producto de esta situación de préstamos más baratos. Con un cambio como este las finanzas de las empresas se verían bastante perjudicadas.
El segundo hecho se refiere a que en la actual coyuntura, los fondos y bancos privados que lucraron con miles de millones en los últimos años comienzan a presionar al gobierno para el retiro de líneas de crédito exentas de impuestos, que fueron creadas por los gobiernos del PT para que estos bancos tuviesen la posibilidad de lucrar más que antes con los préstamos para las áreas hipotecaria y agrícola. Afirman que ahora estas líneas de crédito están demasiado concentradas en los grandes bancos públicos y con eso las instituciones financieras que no son capaces de emitir estos créditos subsidiados están perdiendo rentabilidad.
La combinación de dólar barato y crecimiento de estas líneas de fondos, importantísimas para la economía brasilera, fueron ejemplos de algunas condiciones que permitieron al gobierno hacer demagogia sobre que Brasil se estaba tornando independiente de las deudas externa e interna.
Sin embargo, si estas condiciones dejaran de existir, no habría otra solución salvo hacer que los bancos públicos financien a través de crédito basado en dinero público, las pérdidas de empresas que durante las últimas décadas han sido pilares de la mayor estabilidad económica. Esto se complica aún más con la caída internacional del precio de las commodities, ya que muchas de estas empresas son exportadoras, así como con la tendencia recesiva de la economía. Estos factores afectarían empresas de todo el mercado, no solo las exportadoras de commodities.
La demagogia oficialista de que en los últimos años Brasil se hizo más independiente del imperialismo, principalmente del norteamericano, puede ser desmentida en la misma medida en que esta situación mostraría el aún mayor peso económico de la deuda interna y externa, que nunca fue saldada como daba a entender el gobierno del PT.
Los recortes fiscales ya iniciados por el gobierno a través del ministro Joaquim Levy se profundizarían y las empresas intentarían trasladar sus pérdidas a los trabajadores, con más despidos y ataques a las condiciones laborales.
El sueño de estabilidad económica consistente y duradera no solo brasilero sino latinoamericano comienza a mostrarse un engaño.
En esta misma coyuntura el ejemplo de los profesores de Paraná nos da la licencia política para decir “que sean los gobiernos y los capitalistas que generaron estas crisis los que paguen por ellas”.