Represión estatal. Masacre de Monte: cuatro policías condenados y un jalón para redoblar la lucha

Fueron largas horas de espera y hasta hubo dudas sobre si el jurado no terminaría fallando en favor de los policías. Finalmente, minutos antes de las 22 de este miércoles, un jurado de doce miembros (elegidos por sorteo de entre casi cien ciudadanas y ciudadanos) sentenció que los cuatro policías juzgados (en una de las tres causas abiertas por el caso) son culpables del homicidio de los cuatro adolescentes de San Miguel del Monte y de haber dejado al borde de la muerte a una quinta joven, la madrugada del 20 de mayo de 2019.

Según anunció al finalizar la audiencia la jueza Carolina Crispiani, titular del TOC 4 a cargo de conducir el proceso oral y público, el viernes 2 de junio se volverá a citar a las partes a una “audiencia de cesura”, donde la magistrada informará los alcances y detalles de las penas aplicadas a los efectivos. Y el viernes 9 dará a conocer los fundamentos de la sentencia.

Los policías condenados son el excapitán Rubén García y los oficiales Leonardo Ecilapé, Manuel Monreal y Mariano Ibáñez (los tres últimos siguen perteneciendo a la Policía Bonaerense aunque llevan cuatro años detenidos). Sus víctimas son Danilo Sansone (13), Camila López (13), Gonzalo Domínguez (14), Aníbal Suarez (22) y Rocío Quagliarello (única sobreviviente de entonces 13 años).

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Pese a haberse demorado cuatro años y tras varias maniobras judiciales y políticas para “desarmar” la causa en diversos expedientes, la resolución del juicio concitó la atención de gran parte de la sociedad. Lo demostraron la guardia de todos los medios nacionales desde la mañana frente a los Tribunales de La Plata y la caravana de montenses de cien kilómetros para acompañar a las familias junto a organizaciones solidarias.

También lo demostró la presencia en la sala de audiencias de funcionarios del Frente de Todos especializados en aparecer siempre “para la foto”. Vale recordar que la masacre sucedió bajo el gobierno de Cambiemos encabezado por María Eugenia Vidal y su ministro de Seguridad Cristian Ritondo. Pero no se puede olvidar tampoco que el actual ministro bonaerense Sergio Berni (a las órdenes de Axel Kicillof) es un fiel continuador de aquellas políticas policiales. Y otra alta funcionaria del actual oficialismo, Sandra Mayol, es una comprobada encubridora de la masacre, como también quedó en evidencia durante el juicio.

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La sentencia

Tras siete días intensos de exposición de pruebas, relatos de testigos y testimonios de peritas y peritos, la jueza Crispiani desdobló los hechos en dos. Por un lado, se juzgó la muerte de Danilo, Camila, Aníbal y Gonzalo y por otro las gravísimas lesiones infligidas a Rocío.

Sobre el primer “hecho”, el jurado popular por unanimidad declaró a Rubén García y Leonardo Ecilapé culpables del delito de “homicidio agravado por el abuso de la función policial y por ser cometido mediante el empleo de arma de fuego”. A ellos le corresponde una pena de prisión perpetua. A su vez, por mayoría de diez votos, declaró culpables a Manuel Monreal y Mariano Ibáñez del mismo delito pero en grado de “tentativa”, con lo que recibirán penas que pueden llegar hasta los 25 años de prisión.

Sobre el “hecho 2”, es decir la tentativa de homicidio de Rocío, los cuatro fueron considerados culpables por el jurado, con lo que recibirán también una pena de hasta un máximo de 25 años. Pese a la terminología técnica, en general poco comprensible para quienes no saben de leyes y derecho, no está demás escuchar la larga exposición de la jueza sobre qué tipo de hechos se juzgaban, qué tipo de delitos se les podían endilgar a los acusados y en qué circunstancias podrían haber sido declarados “no culpables”.

La lectura del veredicto fue, indudablemente, el momento más tenso del juicio. Durante una semana los asesinos (secundados por un par de familiares), la sobreviviente Rocío (acompañada por amigas) y las familias de las y los pibes muertos compartieron un espacio apenas dividido por una soga y un par de agentes penitenciarios. Incluso en los días previos, del lado de los acusados no faltaron provocaciones y hasta hubo una amenaza por redes sociales contra Rocío. Por eso, en la noche del miércoles la sala estaba recargada de tensión.

Cuando la presidenta del jurado (elegida entre sus doce miembros) comenzó a leer el veredicto, de ambos lados hubo lágrimas. Del lado de los asesinos, porque la estrategia de la defensa (por momentos payasesca y argumentativamente mediocre) no pudo contra los hechos y las pruebas. Del lado de las víctimas, la sensación de estar recibiendo un poco de justicia hizo estallar a todas y todos en llantos y abrazos apretados. Hasta los funcionarios de “la foto” parecieron conmovidos por la escena.

Afuera, en la calle, esperaban con los brazos más abiertos que nunca decenas de montenses, familiares de otras víctimas de la violencia del Estado (como Mirna, compañera de Andrés Núñez y Sandra, madre de Omar Cigarán), militantes de derechos humanos y de partidos de izquierda. Ese encuentro fue una de las escenas más emotivas, que para muchas y muchos quedarán en la memoria de forma imborrable.

La verdad demoledora

Ya en las afueras de los tribunales, ante los medios las familias de las víctimas mostraron toda su emoción por la sentencia y el sentido recuerdo de sus pibes. Fue muy particular la bronca expresada por los seres queridos de Aníbal Suárez, a quien los abogados de los policías acusaron sin pruebas de ser quien “llevó a la muerte” a los más chicos por manejar mal, borracho y sin papeles. “¡Sabíamos que Aníbal no pudo haber matado a nadie!”, gritaba la familia oriunda de Misiones ante las cámaras.

El fiscal del juicio Mariano Sibuet dijo a La Izquierda Diario que, “como representante del Ministerio Público”, en el debate trató “de llegar al arribo de la verdad, de lo que pasó. La defensa podrá tener otra visión, pero en definitiva nuestro objetivo es demostrar lo que pasó. Y entendemos que en el debate se reprodujo la verdad, se demostraron los hechos tal cual pasaron”.

También habló ante este medio Margarita Jarque, que encabezó el equipo de abogadas de la Comisión Provincial por la Memoria, patrocinante de las familias de Danilo y Camila y a su vez querella institucional en calidad de ser Mecanismo Local de Prevención e la Tortura.

Jarque expresó su “satisfacción con el veredicto del jurado de culpabilidad para todos los casos, incluso con la disquisición en la asignación de las responsabilidades según los delitos que se habían planteado”. Sobre las largas horas de espera, la letrada dijo que “por supuesto en esas horas se piensa tanto lo mejor como lo peor que puede pasar. Pero esto se condice con otras experiencias en otros juicios. El jurado tomó muy en serio su labor. Se tiende a creer que porque son legos no van a comprender el derecho y la tarea que están haciendo. La comprendieron, la realizaron cabalmente y creemos que la demora tuvo que ver con eso”.

Sobre la caída de la teoría defensiva de los abogados Guillermo Baqué, su hija María Celeste, Luis María Giordano y Marcelo Di Siervi (todos miembros de la “familia” policial), Jarque afirmó que tuvieron “una estrategia errática, no aportaron ninguna prueba al debate, prometieron llevar dos o tres testigos que finalmente fueron desistidos”. En ese sentido, agregó que “la contundencia de los hechos fue lo que determinó esta sentencia y “que hayan realizado una defensa tan corporativa tampoco los favoreció”. Y recalcó “la contundencia de las pruebas” y “la valentía de los testigos”.

Desde el equipo de abogadas que actúan en representación de la CPM, no dudan en que las familias necesitaban este veredicto. “Todos son conscientes de que a sus hijos no se los van a devolver”, dijo Jarque, para quien “es muy importante pensar en Rocío, que carga con ese peso de ser la única sobreviviente de un hecho tan traumático. Deseamos, para todas las familias, que se pueda retomar sus vidas y tener un poco de paz. En el caso de Rocío, su vida ha quedado prácticamente ‘congelada’ en ese hecho y quizás esto la ayude y contribuya a que pueda seguir su vida de 17 años”.

Un jalón en la lucha

Pocos días antes de esta sentencia, en Mar del Plata otro jurado popular le dio un duro golpe a la familia de Brandon Romero al declarar “no culpable” al policía Pedro Arcángel Bogado pese a la existencia, como en el juicio por la Masacre de Monte, de sobradas evidencias. La madrugada el 5 de julio de 2020, producto del empoderamiento dado a la Bonaerense (y el resto de las policías) en plena cuarentena, Bogado acribilló de siete balazos al joven de 18 años.

El juicio contra Bogado se desarrolló en un clima muy particular. Desde el provocador vallado dos cuadras a la redonda de los Tribunales dispuesto por la propia Policía Bonaerense al mando de Berni, hasta la entrada y salida del jurado por un lugar en el que se cruzaban con el propio imputado; hay elementos de sobra para reconocer que el Estado tiene doble, triple o múltiple vara para mensurar las causas y las consecuencias de juicios de este tipo.

Desde este jueves San Miguel del Monte puede respirar un aire distinto. Indudablemente, la sentencia condenatoria es un sólido jalón para las familias y la comunidad en pos de seguir denunciando los siempre renovados crímenes policiales contra nuestras pibas y nuestros pibes. Pero es más sólida aún la convicción de que sólo a través de la lucha consecuente de quienes buscan verdad y justicia se le puede arrancar al Estado un castigo a los culpables. Tanto Rocío con su fortaleza para presenciar el debate de principio a fin, como las madres, padres, hermanes y amigues de Danilo, Camila, Gonzalo y Aníbal; acaban de dar una lección de lucha sin descanso.

Como se dijo, esas familias hoy tienen un poco de justicia. Pero lo verdaderamente justo hubiera sido que esas pibas y pibes terminaran el alegre paseo en el Fiat 147 de Aníbal aquella noche de mayo de 2019 sin toparse con cuatro asesinos uniformados. Tan justo como que Brandon Romero hubiera podido volver a su casa sin toparse con otro asesino uniformado. O como que Facundo Castro hubiera podido llegar a Bahía Blanca a ver a su exnovia, también para esa época, sin toparse con otros cuatro uniformados “empoderados”. Y ante tamañas injusticias, la lucha y la organización deberán redoblarse.