Secundarios de la Plata escriben y reflexionan sobre la masacre policial que se llevó la vida de cuatro chicos como ellos. Otra vez se llenan de sangre las manos de la bonaerense y las conciencias de Bulrich, Macri, Vidal y todos los responsables políticos que nos arrebataron a nuestros pibes.
Martes 4 de junio de 2019 20:10
13-14-13-22 Resuenan en mi cabeza las edades de lxs pibxs masacradxs por la bonaerense.
Nos faltan Camila, Danilo, Aníbal y Gonzalo. Cómo nos falta Luciano Arruga, Rafael Nahuel, Santiago y tantos más.
Quiero dejar de nombrar, pero los dueños del terror se encargaron de que la lista sea muy larga.
¿A cuánto nos quieren acostumbrar?
13-14-13-22 Y me desborda la bronca. Mucha y acumulada. Contra este sistema nefasto que legitima constantemente al brazo armado del Estado para imponer el terror y defender los intereses de los poderosos.
13-14-13-22 y escuchaba lo que salía a decir Bullrich, siempre defendiendo a ese puñado de gente nefasta, dueña del mundo, de las tierras, de nuestras vidas. La escuchaba legitimar la doctrina Chocobar que lo único que tiene por delante es ir contra todxs nuestrxs pibxs.
13-14-13-22 leía a la hermana de Luciano Arruga teniendo que desmentir lo que decía ella, la reina del odio. Una vez más teniendo que repetir que a su hermano, TAMBIÉN, LO MATÓ LA POLICÍA.
13-14-13-22 pensaba, es la misma policía. Porque sí, cambian los gobiernos, pero continúa la impunidad.
Impunidad como la que tuvieron para asesinar a Ismael el año pasado, por intentar llenar su panza vacía en la provincia de la desnutrición.
Panza vacía no solo de comida, vacía de sueños, vacía de los juegos que le faltaron jugar, y ahora también, vacía de vida. Porque no les alcanza con solo hambrearlos, también los tienen que asesinar cuando no hacen lo que de ellos esperan: ser esclavos de este sistema.
Y supongo que Ismael tenía la misma altura, el mismo peso, por ahí la misma edad...
13-14-13-22 que todavía resonaba en mi cabeza mientras marchaba contra la yuta y el Estado, cómplices por la desaparición de Johanna. Y en eso seguía pensando ¿A cuánto nos quieren acostumbrar?
13-14-13-22 me llega un mensaje: Camila. Una de las pibas de Monte. Rapeaba supongo. Se reía. Cantaba.
Resulta que Camila era sobrina del cocinero y ex-combatiente del Cecim. A él, José Zarzoso, lo conocí el año pasado, en una jornada por la memoria. Memoria por sus compañeros y por su pasado.
13-14-13-22 entonces parece que no importa la edad, no les alcanzó con destrozarle la vida, también tenían que arrebatarle la vida de su sobrina.
13-14-13-22 porque para ellos somos simplemente números. Pero nosotrxs lo resignificamos, porque sabemos que cada 13-14-13-22 que nos arrebaten nos va a hervir la sangre de la misma forma, y por más de que no quieran, nos vamos a organizar para dar vuelta este sistema que no tiene nada que ofrecernos a las grandes mayorías.
Vamos a nombrar a todxs en nuestras luchas, incluso a lxs que no son nombradxs en la historia oficial.
Lxs vamos a nombrar en estas luchas, que van a conseguir un mundo en donde la vida no sea el privilegio de quienes puedan pagarla y la policía no sea la maldición de quienes no puedan comprarla.
(Texto inspirado en otro texto leído por Yanina Zarzoso, mamá de Camila López, el 25 de mayo en plaza Alsina de San Miguel del Monte)
Valentina Busi
Estudiante de Trabajo Social UNLP