Este 1 de mayo ha repuntado la movilización contra la reforma jubilatoria impuesta por Macron. Pero mientras la indignación continúa, las direcciones de las centrales sindicales sigue negándose a profundizar la lucha. Mientras siembra esperanzas en el terreno institucional, se disponen a reanudar el "diálogo social" con Macron. Ante este callejón sin salida, debemos imponer otra estrategia.
Lunes 1ro de mayo de 2023 21:30
A pesar de la promulgación de la reforma jubilatoria, este primero de Mayo la decimotercera movilización contra la reforma fue masiva. Con más de 2 millones de manifestantes según la CGT (Confederación General de los Trabajadores) en toda Francia, las manifestaciones de este lunes se sitúan como la segunda convocatoria más importante de un primero de Mayo de los últimos 30 años. Sólo por detrás de la manifestación del 2002, que se dio entre el primer y segundo turno de las elecciones presidenciales de aquel año que vieron por primera vez a la extrema derecha llegar a la segunda vuelta.
Sin llegar a los picos de manifestantes de meses atrás, la movilización volvió a ser importante en las ciudades medianas y pequeñas, como demuestran las 310 manifestaciones y concentraciones en toda Francia. Por ejemplo, hubo 18000 manifestantes en Le Havre, según la CGT, 12000 en Saint-Nazaire, más de 5000 en Saint-Brieuc. En París, con cerca de 550000 manifestantes contabilizados por los sindicatos, la jornada habrá sido una de las más importantes desde el inicio de la batalla contra la reforma jubilatoria.
Una movilización histórica muestra que los trabajadores quieren seguir luchando
Las manifestaciones atestiguan una vez más la profundidad de la oposición a la reforma jubilatoria y una cólera que continúa contra el gobierno. Una "profundidad" tanto más inédita teniendo en cuenta que el texto sobre las jubilaciones ya ha sido promulgado y que este lunes se cumplían la jornada número 13 de manifestaciones del movimiento que comenzó hace más de tres meses. Aunque el Gobierno esperaba una "última batalla" para pasar definitivamente la página de la reforma, tendrá que asumir que, tras los enfrentamientos de las últimas semanas, la lucha demuestra que no se ha dicho la última palabra.
Sobre todo, porque más allá de los números, la determinación de doblegar al presidente Emmanuel Macron sigue siendo fuerte en las protestas. En la ciudad de Nantes, una trabajadora de un centro social llamada Anne le confía al diario Le Monde que espera que esta manifestación del primero de Mayo no sea una "última resistencia". "Esperamos reventarlo todo", afirma. En Pas-de-Calais (al norte del país) las palabras de Mylène, educadora especializada, suenan igual "Muchos en la marcha están lejos de resignarse. Yo estoy en la calle por muchas razones, por la ecología, la inflación, la disminución del poder adquisitivo", explica. "Así que no, el movimiento no ha terminado en absoluto" agrega. Un análisis que comparte Vincent, que le dijo al diario Libération, "La cólera se acumulará semana tras semana".
En París, este estado de ánimo se expresó notablemente en la gran marcha convocada desde la Red por la Huelga General. Más de mil trabajadores y estudiantes cantaron su deseo de dar un "segundo aire al movimiento", criticando de paso la estrategia de las direcciones sindicales nucleadas en la Intersindical. "Hoy la única estrategia que se nos propone es una estrategia de derrota, de enterrar la movilización después del 1 de mayo. Queremos llevar a la calle una alternativa a lo que propone la Intersindical. La única forma que tenemos de ganar es prepararnos para una huelga general", explicó Christian Porta, trabajador de la industria alimentaria, que viajó desde Metz junto una delegación de más de 80 personas.
Una indignación a la que el gobierno respondió nuevamente con represión. Tras haber movilizado drones para vigilar las manifestaciones en distintas ciudades, la policía pasó a la ofensiva contra las manifestaciones de toda Francia, lanzando gases lacrimógenos y cargando contra los manifestantes. En Nantes, a uno de ellos le arrancaron la mano a primera hora de la tarde tras la explosión de una granada policial, en París ya había 68 detenciones a las 18 horas, 49 en Lyon, 23 en Burdeos, al menos 16 en Toulouse.
Las direcciones de las centrales sindicales quiere reanudar el diálogo con Macron y sembrar ilusiones institucionales
El descontento que sigue expresándose plantea la necesidad de un plan de lucha a la altura de la situación, tras dos semanas de interrupción de las manifestaciones por parte de las direcciones de las centrales sindicales. Sin embargo la Intersindical sólo dibuja como perspectiva una posible fecha de movilización... en torno al próximo 8 de junio. "Tenemos perspectivas claras porque el 8 de junio se votará la derogación de esta reforma, con el proyecto de ley que se examinará en la Asamblea Nacional y que pretende suprimir la jubilación a los 64 años" declaró Sophie Binet, de la CGT, antes de la salida de la marcha parisina, tras haber evocado la perspectiva de la validación de una nueva propuesta de un referéndum sobre la reforma que analizará el Consejo Constitucional el miércoles.
El 8 de junio no solo es una fecha muy lejana, sino que se inscribe en la misma estrategia de presión desplegada desde el 19 de enero. Así, la líder de la CGT pidió el lunes "a los diputados que asuman sus responsabilidades y permitan así una salida a la crisis", afirmando que "la moción de censura se quedó corta por 9 votos y aquí no estamos en las mismas reglas de mayoría". Tras meses de fracaso tras fracaso en el parlamento o el Consejo Constitucional, la Intersindical sigue negándose a sacar conclusiones y propone repetir esta estrategia con un calendario aún más espaciado: una próxima jornada aislada en más de un mes.
Este bloqueo que imponen las direcciones de las centrales sindicales es tanto más grave porque, al mismo tiempo, los dirigentes quieren reanudar el "diálogo social". Este lunes por la mañana, Laurent Berger dirigente de la CFDT (Confederación Francesa Democrática de los Trabajadores) explicó que la esperanza de hacer retroceder al Gobierno no impediría a su central sindical "actuar sobre otras cuestiones", es decir, volver a la mesa de negociaciones con el Gobierno. Por su parte, la dirección de la CGT somete su vuelta a la negociación con el Gobierno a la decisión de la reunión de la Intersindical que se celebrará el martes, pero ya anunció que estaba dispuesta a reanudar el "diálogo social", siempre que "hable de salarios".
Las direcciones de las centrales sindicales mantiene el impasse mientras tiende la mano a Macron: ¡hace falta un plan de lucha!
La actitud de las direcciones de las centrales sindicales que se agrupan en la Intersindical, mezclando fechas lejanas, apostando por una ilusoria perspectiva institucional para hacer retroceder a Macron y retomando el "diálogo social", lleva a hacer de la movilización de este lunes una "última resistencia", a la espera de su agotamiento durante el próximo periodo de vacaciones. Una perspectiva desfasada respecto al descontento de los de abajo, que requiere otro plan de lucha contra el Gobierno. Sobre todo porque el campo del oficialismo se está organizando. Mientras Macron pretende continuar sus ataques, empezando por los más precarios, la ultraderechista Marine Le Pen espera capitalizar la cólera y busca hacerse pasar por la opositora número uno al gobierno con su mitin de Le Havre.
Frente a estos dos proyectos reaccionarios, el movimiento de masas debe adoptar un programa y una estrategia para afrontar los próximos meses. La movilización histórica de este lunes, pero también la multiplicación de huelgas por el salario estas últimas semanas, del lado de los obreros textiles de Verdaubet o de los basureros de Sivom, muestran que el descontento está ahí. Otra estrategia es posible y necesaria para que finalmente triunfe.
En este sentido, la construcción de un plan de lucha que ponga en el centro la perspectiva de la generalización de la huelga para endurecer la relación de fuerzas contra Macron debe ser la prioridad de las próximas semanas. Para avanzar en esta dirección, es esencial que los trabajadores y los sindicatos de base, empiecen a tomar el asuntos en sus manos, como insistieron los manifestantes de la comitiva parisina de la Red por la Huelga General el lunes: "no se trata de ir a una mesa a discutir con el Gobierno como quiere hacer la intersindical. A partir de la semana que viene debemos reunirnos para pensar un plan de batalla en la base. Esto es lo que intentamos hacer con la Red para la huelga general, hay que generalizarlo y hacerlo en todas partes".