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Red Internacional
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Panorama económico. Massa gana tiempo y la economía cruje en la recta final hacia las elecciones

El FMI informó que llegó a un acuerdo con el Gobierno, que incluye exceso de recetas de ajuste y sin desembolsos adicionales. La siguiente revisión será en noviembre con el panorama electoral más definido. El ministro candidato enfrenta un campo minado por la sequía de dólares, la inflación y una economía que se enfría.

Mónica Arancibia

Mónica Arancibia @monidi12

Lunes 31 de julio de 2023 00:47

En las últimas semanas antes de las PASO Sergio Massa logró cerrar el acuerdo con el FMI, quien decidió unificar las revisiones quinta y sexta, la siguiente se realizará en noviembre, es decir después de la elección general y en el mes de la segunda vuelta de ser necesaria. Todavía queda pendiente la aprobación del Directorio del organismo multilateral.

Los desembolsos llegarían en agosto después de las PASO y en noviembre. Este pacto le concede algo de tiempo para que las elecciones se realicen con cierta calma aunque sin fondos extras como esperaba el ministro. Los próximos vencimientos con el organismo se pagarán, según el oficialismo, con yuanes, y fondos de la CAF. La incógnita es si este pacto es suficiente para transitar el período electoral o si el ministro candidato puede perder el control de la situación económica. Los frentes de tormenta abundan: sequía de dólares, inflación y una economía que se frena. Recesión, devaluación y aceleración de los precios son un combo explosivo que agudizará la crisis social con más pobreza y derrumbe del poder de compra de la clase trabajadora.

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La situación económica precaria se desenvuelve en un contexto mundial poco alentador. Según el último informe del FMI de "Perspectivas de la Economía Mundial" los países siguen recuperándose gradualmente de la crisis sanitaria por la covid-19 y el impacto de la guerra en Ucrania, pero "muchos desafíos aún nublan el horizonte y es demasiado pronto para celebrar", “la actividad mundial está perdiendo impulso" afirmó el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas. Entre los problemas que advierte el organismo se encuentra la inflación y la estabilidad financiera (tras los quiebres de los bancos en Estados Unidos). Según las proyecciones del Fondo, la economía global crecerá menos en 2023 y 2024 que en 2022: descenderá del 3,5% al 3,0% los dos años. En tanto, para América Latina y el Caribe se calculó una baja más fuerte que el promedio mundial desde el 3,9% en 2022 al 1,9% en 2023 y 2,2% en 2024.

Por su parte, la nueva suba de tasas de la Reserva Federal afecta a la Argentina porque se fortalece el dólar y los precios de las materias primas caen, que es uno de los principales productos de exportación.

El Fondo y el Gobierno responsables de más inflación

La inflación de julio se conocerá la semana posterior a las PASO. Las consultoras proyectan que por el salto del dólar blue habrá mayor presión sobre los precios, y principalmente en agosto por las medidas que aplicó Massa de dólar agro para las economías regionales y el maíz, que repercutirá en el valor de lácteos, huevos, la carne, y el pollo; y el impuesto PAIS para las importaciones, que encarecen los insumos importados.

Las consultoras calculan que la inflación de agosto podría saltar a 8% o algo más. Equilibra proyecta un índice de precios del consumidor para el mes próximo de entre 7% y 8%. C&T Asesores Económicos proyectan 7,2% para julio y consideran que 7% es el piso para los próximos meses, el Centro de Estudios Orlando Ferreres pronostica un piso de 7,5% para los próximos meses.

La semana pasada el FMI proyectó que la inflación en el país para este año cerrará en 120%. El acuerdo con el Fondo, como denunció el Frente de Izquierda, es inflacionario por sus exigencias de suba de tarifas de los servicios públicos y de suba del tipo de cambio que impactan en los precios. En el último comunicado del organismo multilateral sobre la quinta y sexta revisión del acuerdo insiste con “actualizar las tarifas de energía” y que la “tasa de crawl continuará utilizándose para preservar la competitividad y respaldar los objetivos de acumulación de reservas”, se refiere a seguir con las minidevaluaciones del dólar oficial que realiza el Banco Central. Así, el gobierno del Frente de Todos y el FMI son responsables de echar más nafta al fuego, las consecuencias de la inflación recaen sobre las mayorías populares.

Acuerdo sin fondos extras

Las reservas están en niveles alarmantes. En junio hubo una fuerte baja, según datos del Banco Central, por el pago al FMI de U$S2.683 millones y no hubo ingresos de desembolsos del organismo. Según especialistas las reservas netas de la autoridad monetaria se aproximan a los U$S7000 millones en negativo. Se llega a este valor al comparar las Reservas Brutas menos la deuda del BCRA en moneda extranjera, es decir está usando dólares que no son propios. El Fondo flexibilizó la meta de reservas, pero aún se mantiene en un nivel exigente (acumulación de reservas internacionales netas acumulativas de alrededor de U$S1.000 millones para fines de 2023) dada la situación precaria actual.

El FMI desembolsaría U$S7.500 millones para cubrir los vencimientos pendientes con el organismo, pero no hay fondos adicionales como esperaba Massa para intervenir en el mercado cambiario y afrontar una posible corrida cambiaria en medio de las elecciones. Sin embargo, el organismo multilateral autorizó al Banco Central a intervenir en los dólares financieros en “situaciones de condiciones desordenadas”. Seguramente el Gobierno volverá a echar mano sobre los bonos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses. Un fondo cuya función es garantizar el pago de las jubilaciones y pensiones en caso de contingencias, pero lo utilizan para intervenir en el mercado de cambios. O Massa tendrá que apelar al swap con China, convertirlo a dólares para la intervención cambiaria. ¿Será suficiente para contener subas bruscas del tipo de cambio o se impondrá una devaluación? Esperar y ver.

Los salarios siguen perdiendo y el FMI apunta contra ellos

El FMI mantuvo sin cambios la meta de déficit fiscal primario de 1,9% del PIB a pesar de la caída de ingresos de recaudación por la sequía y para ello sugiere un ajuste mayor. Además, sugiere “contener el crecimiento de la masa salarial”, aumentar tarifas y programas sociales.

Atacar el salario no es nuevo en el recetario del Fondo. La especialista Noemí Brenta detalla en su libro, “Historia de las relaciones entre Argentina y el FMI”, que en cada plan de ajuste del Fondo se produce un golpe al salario. Así, el acuerdo Stand By durante la dictadura cívico militar de 1976 sin eufemismos como los que suele usar el Fondo exigió disminuir el salario real, disminuir el poder de los trabajadores. A partir de ese año el salario real “quedó por debajo del nivel inicial previo al lanzamiento del plan”.

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Los salarios vienen perdiendo por goleada hace años con la complicidad de los dirigentes sindicales, incluso la CGT en vez de pelear por recuperar lo perdido prepara un acto en apoyo a Massa unos días antes de las PASO. Según datos del Indec, desde que regresó el FMI al país de la mano de Macri el poder de compra de los trabajadores registrados se desplomó un 16% y el de los trabajadores no registrados un 43%. Para el Fondo y los dueños del país no es una pérdida suficiente, siempre quieren más.

La renegociación “dura” con el FMI no es una opción, la deuda es un mecanismo de dominación y saqueo de las potencias imperialistas. Por eso la izquierda propone rechazar esta estafa de la deuda. De lo que se trata es de una vez por todas terminar con esos mecanismos para destinar los recursos a las necesidades populares.

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Mónica Arancibia

Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.

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