El pasado 8 de marzo –Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras–, irónicamente fue hostigada sexualmente la periodista Andrea Noel mientras caminaba en la colonia Condesa. Recientemente fue señalado el co-conductor de un programa de Televisa, Andoni Echave Ramírez, como el agresor de dicho ataque.
Viernes 22 de abril de 2016
Andrea tuvo que salir del país, ya que tras hacer la denuncia vía redes sociales fue agredida verbalmente e inclusive amenazada de muerte.
Y fue gracias a la denuncia que circuló en redes que se pudo identificar al co-conductor del programa “Master Troll”, transmitido en Telehit, como el agresor de la periodista Andrea Noel.
En el burdo programa de Echave se hacen “bromas” de mal gusto a transeúntes distraídos como aventarles un cubetazo de agua fría, espuma en la cara e incluso bajarles los pantalones.
Este programa ha sido tachado de humillar a las personas con sus bromas pesadas, y ha generado mucha indignación en los ciudadanos de la Ciudad de México, que a través de peticiones han llamado a Miguel Ángel Mancera a que detenga el programa, en especial tras lo sucedido con la periodista Andrea Noel.
La naturalización de la violencia hacia las mujeres
En los programas de televisión las mujeres son presentadas con grandes escotes, vestidos muy cortos y trajes de baño. Cosifican nuestros cuerpos y mandan el mensaje de que somos objetos sexuales para consumo de los hombres.
Incluso en diversos programas se ha permitido que los conductores varones hagan insinuaciones sexuales hacia las conductoras o edecanas, o que se den situaciones de acoso frente a las cámaras (ni hablar fuera de éstas).
Así sucedió hace unos meses con Tania Reza, conductora del programa ATM de Televisa en Ciudad Juárez, quien fuera acosada por su compañero Enrique Tovar en un programa en vivo, y posteriormente la empresa los haya obligado a firmar su renuncia y grabar un video diciendo que todo estuvo actuado.
De esta forma perpetúan la violencia hacia las mujeres y permiten la naturalización de la misma. Esto se expresa en los comentarios ofensivos de algunos de los usuarios de Facebook o Twitter que han responsabilizado a Andrea de haber sufrido ese ataque debido a su forma de vestir.
Es hora de decir basta de violencia hacia las mujeres.
Por eso, estudiantes, trabajadoras, amas de casa, profesionistas, todas participemos de la movilización de este domingo 24 de abril, porque #Vivas Nos Queremos. Marchemos en la Ciudad de México con la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas, desde las 14:00 hrs del Monumento a la Revolución.
El acoso sexual, nuestro pan de cada día
Desde que somos pequeñas las mujeres vivimos el acoso sexual todos los días, a cualquier hora, sin importar cómo vayamos vestidas o si usamos –o no– una sola gota de maquillaje. Al paso de los años, esa transgresión modifica nuestra forma de vestir, de caminar e incluso nos lleva a sentir miedo de salir porque no sabes en dónde y cuándo puede suceder.
El ataque que vivió Andrea Noel no es nuevo. Es algo de todos los días y le sucede a todas las mujeres. Ella fue acosada en una colonia acomodada de la Ciudad de México y tras las amenazas que recibió tuvo la posibilidad de salir del país. Sin embargo, esas posibilidades no las tienen la inmensa mayoría de las mujeres en México.
Para las mujeres que tenemos que salir de nuestras casas cuando aún es de madrugada y recorremos largos trayectos en el transporte público y el metro que va lleno hasta reventar. Para las mujeres que no podemos más que aguantar las miradas lascivas y los toqueteos en el metro porque es la única opción para llegar hasta nuestras escuelas o centros de trabajo, y aun cuando el acoso no acaba ahí sino, que nos persigue incluso en el centro de estudios y en donde laboramos.
Para las mujeres que tenemos que enfrentar el acoso en nuestras universidades mientras cuando las autoridades se lavan las manos y deciden no enfrentar el problema. Para las mujeres trabajadoras que no pueden enfrentarlo por temor a ser despedidas por los patrones o supervisores, que se pasan la vida acosando y amedrentando a las trabajadoras.
Para la gran mayoría de las mujeres que no tenemos acceso a otras posibilidades sino que tenemos que vivir cada día bajo las mismas condiciones, no basta con denunciar un abuso porque al día siguiente habrá un nuevo abusador. Porque la realidad es que no tiene mucho que ver con el género del abusador o la cantidad de ellos sino con un sistema hostil que permite y fomenta la violencia hacia las mujeres, el capitalismo, que se beneficia de tenernos sometidas.
Por lo tanto, para las mujeres que no tenemos nada y a las que no nos basta con lo poco que nos puedan dar, no nos queda más que luchar todos los días en las calles, ahí, en donde nos atacan, nos humillan y buscan quebrarnos; no nos queda más que luchar por construir un mundo nuevo, una sociedad sin explotación ni opresión.