Eduardo Jozami de Carta Abierta manifestó su deseo sobre la candidatura vicepresidencial de Máximo Kirchner para luego reemplazar a un hipotéticamente renunciado Daniel Scioli. La Cámpora le salió al cruce considerando que las declaraciones eran irresponsables. Más allá de la controversia el operativo para postular al hijo de Néstor y Cristina Kirchner está en marcha.

Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Martes 16 de junio de 2015
Máximo Kirchner suena con mucha fuerza para ser cabeza de la lista de diputados del FpV en la provincia de Buenos Aires. En este sentido se han manifestado varios dirigentes bonaerenses como Fernando Espinoza, intendente de La Matanza y precandidato a gobernador: “Máximo Kirchner va a ser el gran protagonista de la Argentina que viene”. Para el matancero el hijo presidencial representa “la fuerza y la mística de la sangre nueva, que se necesita en la política como en todos los órdenes de la vida".
Espinoza dio por ciertas las encuestas que colocan a Máximo Kirchner en una intención de voto del 26% y declaró que “Máximo es un gran cuadro político, que tiene que mostrarse un poco más porque el gran público lo vio en pocas oportunidades". Por su parte, el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, señaló que “Máximo ha generado hace tiempo una expectativa muy positiva.
Es un dirigente que ha hecho una organización, con un desarrollo territorial importante, que es el brazo fundamental de la presidenta, en este tiempo donde el kirchnerismo le va a dar continuidad a la profundización del proyecto” y apoyó su postulación declarando que junto al hijo de CFK se mueve “un equipo de jóvenes en todos los niveles muy capacitados que van a ser los actores y responsables de los próximos años en la Argentina porque son propios de este proyecto político”. Para Ferraresi el gran merito de Máximo es haber hecho “una construcción mediática increíble” y dijo que “lo importante es que los militantes reconozcan su acción política”.
Las declaraciones de Jozami se inscriben dentro de la lógica del kirchnerismo de paladar negro, que se entusiasma con la idea de que la continuidad del apellido Kirchner haga más tragable la candidatura de un conservador como Daniel Scioli, a quien ya se están preparando para digerir como el próximo sapo a tragar. No fue el único. En su afán de ganar las simpatías de la militancia ultra K, Florencio Randazzo había declarado hace tiempo que le encantaría que Máximo lo acompañara en la fórmula.
Máximo suele ser presentado como la cabeza política de La Cámpora, que se autoproclama la fuerza propia del kirchnerismo y baluarte del proyecto “nacional y popular”. La agrupación demostró que está dirigida por un rejunte de arribistas, burócratas y gerenciadores del Estado, desde donde impulsó su extensión territorial y militancia. Pese a su lugar de privilegio dentro de la estructura K, no han mostrado ninguna capacidad electoral, al punto de que su único candidato puro, Mariano Recalde, retrocedió en las PASO de mayo con respecto al piso histórico del kirchnerismo en CABA.
A Máximo se lo señala como el dedo del poder en las sombras. Sin embargo, en única aparición pública en el Estadio de Atlanta, en septiembre del 2014, donde no mostró muchas capacidades oratorias. Su carta de presentación -y único merito- es ser el hijo de Néstor y Cristina Kirchner.
Lo que el kirchnerismo ensaya con Máximo es mantener el fantasma del liderazgo del apellido Kirchner, para condicionar a Daniel Scioli como probable ganador de las PASO del FpV y como símbolo de la digitación de las listas por parte de la Presidenta. Confían en que el apellido Kirchner en las boletas traccione votos y desdibuje el protagonismo del bonaerense. Muestra además que en lugar de la democracia interna, el kirchnerismo retoma las tradiciones bonapartistas del peronismo donde el dedo de la jefa nombra a los candidatos.
La designación de un miembro de la familia como heredero político del proyecto no es nada nuevo en el peronismo y encuentra su antecedente en 1973, luego del golpe de palacio que terminó con el cortísimo gobierno de Héctor Cámpora, a quien reivindican los seguidores de Máximo, cuando Perón decidió ser acompañado en la formula por su entonces esposa, María Estela Martínez, más conocida como Isabel Perón. Muerto el General, el gobierno de Isabel tuvo resultados trágicos, con lo peor de la derecha peronista y las bandas parapoliciales de la Triple A (creadas por orden de Perón y comandadas por López Rega) a cargo del poder.
En los últimos tiempos los dirigentes de La Cámpora han tomado protagonismo por ser una pieza fundamental del operativo retorno de los intendentes y punteros que abandonaron el Frente Renovador. Es muy revelador que quienes se reivindican como el freno a la derecha, se están caracterizando por abrirle sus puertas

Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.