Una nueva serie recuerda un escándalo de la industria farmacéutica de Estados Unidos. Datos falseados, publicidad engañosa, uso de poder y status para ganar millones a costa de enfermar más a las personas.
Diego Sacchi @sac_diego
Viernes 25 de agosto de 2023 09:08
Hace unos días Netflix estrenó la serie “Painkiller” (jugando con el nombre que tienen los analgesicos en EE.UU.), “Medicina Letal” en español.
La serie tiene 6 episodios y se mete con uno de los grandes escándalos de la industria farmacéutica estadounidense: cuando la empresa Purdue Pharma lanzó un medicamento para el dolor diciendo que no creaba adicción.
El medicamento se llama OxyContin, en base a la oxicodona un fármaco de la familia de los opioides, y generó superventas en las farmacias norteamericanas desde su aparición en 1995.
Se generalizó tanto el uso que, para 2012, se contabilizaron 282 millones de recetas de opiáceos en general. El resultado fue el crecimiento de adictos a este medicamento que, la farmacéutica había presentado como poco adictivo.
La serie se enfoca en mostrar cómo el gigante farmacéutico usó sus recursos para vender el fármaco, hacerlo llegar a miles de médicos, y presentar su consumo como una “necesidad” para millones de personas.
Otra serie que tienen que ver sobre el mismo caso se llama Dopesick protagonizada por Michael Keaton, se estrenó en 2021 y la pueden encontrar en Star Plus.
Dopesick resalta dos cosas interesantes. La primera es cuando muestra como la empresa genera un “marketing” para vender un producto sobre la salud diciendo que garantiza terminar con el dolor crónico, también como “crean” un síntoma para justificar aumentos de dosis.
Esto no es casual, en la década de 1960 uno de los miembros de la familia Sackler, dueña de Purdue Pharma, consolidó la enorme fortuna de su familia cuando su estrategia de marketing transformó el diazepam, más conocido como Valium, en la droga más vendida en los Estados Unidos entre 1968 y 1982.
También muestra la relación entre empresas y organismos estatales, especialmente de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), para “facilitar” a las farmacéuticas la autorización y el lanzamiento de sus productos.
El resultado fue que la fortuna de los Sackler se multiplicó y para 2016 fueron nombrados entre las familias más ricas de Estados Unidos, con una riqueza ascendente, según cálculos de la revista Forbes, a US$13.000 millones.
Pero la familia Sackler no es una excepción. El sector de laboratorios durante la pandemia creo 40 nuevos milmillonarios. Empresas como Moderna y Pfizer embolsan mil dólares en beneficios cada segundo gracias exclusivamente a su monopolio sobre la vacuna contra la COVID-19, a pesar de que para su desarrollo recibieron miles de millones de dólares de inversión pública.
Estas empresas cobraron a los Gobiernos por las vacunas hasta 24 veces más del costo potencial de producción de vacunas genéricas contra la COVID-19.
El escándalo del OxyContin nos recuerda como la industria farmacéutica lucra a costa de la salud de millones, para seguir agrandando sus fortunas.
Diego Sacchi
Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo.
