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Red Internacional
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Coronavirus. Medidas insuficientes: crece la bronca en la docencia santafesina

Tras los anuncios de Alberto Fernández, la docencia vuelve a las escuelas sin ningún sentido y sometiéndose a riesgos de infección. ¿Además de vagxs, serán inmortales? Testimonios desde las escuelas.

Lunes 16 de marzo de 2020

La docencia que venía de reclamar desde hace dos semanas por salario digno y paritarias acordes a la inflación, ahora se enfrenta ante la situación de tener que asistir a las escuelas para cumplimentar con los horarios escolares, a pesar de que no se dictan clases en los distintos niveles educativos hasta el 31 de Marzo. ¿Para qué? Nadie sabe responder. Para lo que sí son ligeros en el gobierno es para suspender nuevamente las paritarias del sector, cuando correspondería un aumento de emergencia para que el cargo testigo parta del costo de la canasta familiar y una cláusula gatillo mensual que evite perder ante la inflación.

Mientras tanto, la ministra de Educación Adriana Cantero, realiza reuniones online y la Corte Suprema analiza una feria judicial. Rápidos para cuidar su salud tal vez consideran que la docencia, además de vaga, secuestradora de estudiantes mediante paros semi terroristas, es inmortal. O tal vez no, y simplemente no les importa la vida del pueblo trabajador, sino su propio pellejo y garantizar las ganancias de los empresarios amigos.

Testimonios recabados en distintas escuelas de Rosario dan cuenta de los faltantes y descontento que generó en la docencia la medida de asistir igual a los establecimientos, teniendo que trasladarse en muchos casos por medio del transporte público y hasta realizar doble turnos, impidiendo el cumplimiento con los recaudos necesarios para el contagio del Corona Virus. Si así estamos en el sector docente, ¿se imaginan cómo están lxs trabajadorxs privados y peor aún aquellxs de la economía informal que viven el día a día?

La irracionalidad de la medida adoptada por el gobierno de Alberto y replicada por el de Perotti, no encontró un solo defensor/a en las escuelas rosarinas. Como dice Micaela docente de Gálvez: “Nosotros no somos inmunes al virus y así se propaga igual”. Incluso Juli de la 69, y pese a tener la suerte de que su escuela cuenta con los mínimos materiales de higiene, considera la asistencia de docentes ya que “muchos vienen en autos o remises compartidos y otros en colectivo. Se sigue circulando y esa no es la idea. Además, lo que hacemos en la escuela, preparar actividades y enviarlas a la dirección para que las aprueben por WhatsApp, lo podemos hacer desde nuestras casas”.

Mónica tiene muchos años dentro de las aulas, los suficientes para ya estar jubilada. Por eso su experiencia se nota en lo que nos comenta: “Acá en la escuela no entendemos para que nos hacen venir, todos llegan en colectivo, ¿nos pasamos tres horas juntos y después volvemos a casa a contagiar a familiares? ¿Qué sentido tiene reunirnos en un lugar donde no estamos haciendo nada más que rompiendo la cuarentena? Esta medida es para dejar al descubierto lo que representamos para los funcionarios que deciden y el preconcepto de la opinión pública en general que sostiene que no laburamos, que trabajamos 4hs y tenemos 3 meses de vacaciones”.

Esteban, docente de la San Martín de Porres, comenta con razón: “las medidas me parecen inútiles en tanto y en cuanto exime a ciertos sectores y a otros no por lo que en materia preventiva las acciones no tienen razón de ser”. Efectivamente, la suspensión de clases es tan parcial como inútil si no va acompañado de medidas integrales que otorguen licencia todo trabajador o trabajadora con síntomas, hijxs en edad escolar que deberán quedarse en casa o familiares en situación de riesgo que necesiten asistencia.

La improvisación y respuestas a contragolpe del malestar social sin una planificación integral salta a la vista, ya que no se anunció ni una sola medida referente al sistema de salud pública ni privada. Casandra de la 560 lo dice cortito y al pie: “Pienso que no están abordando la problemática en su totalidad”.

Lo mismo opina Ana Luz de la 233: “aún no está claro bajo que artículos pedir licencia por familiar de riesgos conviviente como es mi caso. Y los reemplazantes sin antigüedad no pueden pedir imprevistos ni licencias largas. Está todo agarrado de los pelos. La información es contradictoria y llega a cuenta gotas”, y agrega, “las medidas son insuficientes y que en principio deberían haber destinado más plata a la salud pública. Si esto sigue así el sistema va a colapsar”.

Francisco, docente de primaria, considera que “es una provocación innecesaria al sector, que no sólo tiene que lidiar con un salario de miseria y condiciones edilicias deplorables, sino que aparte nos hace poner el cuerpo bajo una pandemia que acecha cada día más a nuestro país y al mundo”.

Candela de la Kennedy comenta que está indignada: “En la escuela nos dicen que tenemos que bajar una aplicación y que los padres deben hacer lo mismo. Pero es muy mala. No se entiende. Mucho menos los papas y los chicos. No se en qué mundo viven. Encima hay mucha tensión y hay personas que nos tratan muy mal”. Efectivamente, hay funcionarios que la última vez que vieron una escuela pública fue en un Billiken o un programa de PakaPaka.

Manuel es docente en la 133 y se pregunta: “Es una tontería. Muchos se movilizan en transporte público, un lugar de mucho riesgo de contagio. ¿Para qué venimos a las escuelas? No hay nada para hacer en las escuelas. No somos médicos. No podemos curar o asistir a nadie. Además, mi escuela que es muy grande, siempre nos faltó personal de portería haciendo que las condiciones de higiene no sean óptimas”.

Es tan ridícula la medida de mantener la asistencia a clases de la docencia que una compañera de la 398 de Funes comenta que en la escuela ni siquiera tienen internet como para pensar y realizar las planificaciones on line.

Paula, prosecretaria en Cpfp, es un poco más optimista con las primeras medidas del gobierno, pero también señala que existe poca claridad en las escuelas: “deberían ser más rigurosos y definir esa cuestión según la necesidad de cada establecimiento, considerando los comedores, los trabajadores del grupo más vulnerable y la posible licencia de padres de hijos escolarizados”. Lo mismo sucede con “muchos docentes que tienen a sus padres viviendo con ellos”, como nos comenta una compañera jubilada de un Establecimiento de Educación Para Adultos (E.E.M.P.A). Para resumirlo, Ana Luz de la 233 lanza una verdad oculta para los funcionarios: “Los docentes tenemos familias también”.

Elizabeth, maestra de la 6389 y la 1322 da una cátedra de sentido común que los gobiernos y partidos patronales parecen no tener: “Si la gente tiene que ir a trabajar igual y en transporte público donde viajan todos juntos a menos de un metro de distancia ¿qué tiene de prevención?”. Para colmo, algún cráneo gubernamental propuso que se reduzcan las frecuencias, es decir menos vehículos para la misma cantidad de gente. Más hacinación, pero… menos gastos para los empresarios del transporte.

Esto pone de manifiesto además las carencias que existen en las escuelas, donde muchas no cuentan con los recursos indispensables, agua potable o siquiera baños para albergar a la mayoría de los que asisten. Teniendo que los docentes proveer de los elementos básicos de higiene para el cuidado, como alcohol en gel, jabones o artículos de limpieza.

El relato de Alejandra, maestra en Villa Gobernador Gálvez, lamentablemente podría ser el de cualquier compañera de cualquier lugar del país: “En mi escuela acá estamos. No nos saludamos, pero somos 10 en un salón. Todas están enojadas porque se cagan en nosotras y nuestras familias. Mi escuela tiene comedor así que los chicos y las familias van y vienen. Acá esta todo igual. Ni alcohol común hay. Solo nos dijeron que no tomemos mate. Mi escuela ni desinfectada está este año. Hay que quedarse en casa. Muchas somos mamás solteras y no tenemos quien nos cuide a los chicos. Somos varias las que los dejamos solos. Hay varias que dejaron a sus hijos con sus abuelos que son de alto riesgo. Así que acá están re calientes”. No es para menos, ¿no?.

¿Será solo un problema de las escuelas de Villa Gobernador Gálvez? Lamentablemente no.

Javier cuenta que la situación en su escuela, tras semanas de pandemia mundial y los anuncios presidenciales es “la misma de siempre. pero con una botella de alcohol en gel cuasi vencida”. Elizabeth comenta que en su escuela “no cuentan con las medidas de higiene excepto q llevemos los docentes (alcohol en gel, jabón)”. Casandra que su escuela “cuenta con jabón líquido y papeles para el lavado de mano en un sólo baño (el cual estuvo siempre), al margen de eso no se encuentra desde alcohol etílico o productos de limpieza para la higiene de los muebles de los salones (que son en su mayoría de metal), alcohol en gel, etc. En síntesis, ninguna medida nueva frente al virus”. Ana Luz no desentona, aunque agrega la situación de los compañeros y compañeras auxiliares al relatar que “hacen lo que pueden con lo poco que hay y que terminamos comprando entre todos. El Ministerio no designó una partida especial para este caso. No tenemos absolutamente nada más que unos litros de cloro. El resto lo llevamos nosotras”. Exactamente lo mismo dice Cecilia que trabaja en la ciudad de Santa Fe, a 170 kilómetros de distancia de Rosario: “En mi escuela el alcohol en gel lo traemos nosotras las docentes”

Débora, de la 613, es optimista sobre las primeras medidas tomadas, aunque sabe que “las medidas se tienen que ir viendo a medida que avanza”. Lo que más le preocupa en este momento es el trasfondo que no está bajo la lupa de los medios sedientos de la noticia sensacionalista: “toda la población este bien alimentada, en una casa limpia y agua potable. Lamentablemente en este país muchos viven en condiciones muy desfavorables y tristes”.

Es que el Corona Virus no es el único problema sanitario que enfrenta nuestro país. Las recientes muertes de niñxs Wichis, la persistente plaga de dengue, o el nuevo brote de sarampión, no son plagas de dioses molestos con la humanidad. Son síntomas de una profunda enfermedad social que asola el planeta entero desde hace más de 200 años: el capitalismo, que neoliberal o “populista”, organiza todo en función de los beneficios empresarios. Por eso desde la Agrupación Marrón impulsada por el PTS en el Frente de Izquierda junto a compañerxs no agrupadxs, proponemos varias medidas de emergencia para afrontar esta crisis en lo inmediato, pero también, algunas medidas de fondo para que de una vez por todas nuestras vidas valgan más que sus ganancias.

Si queres sumar tu testimonio comunícate con nosotros: 341 564-8679


Sebastián Quijano

Nació en Málaga en 1980 y vive en Rosario desde 1992. Es militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y docente de Filosofía.