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Red Internacional
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MIGRANTES / EE.UU.. Medidas migratorias en la Suprema Corte: ¿señuelo para el voto latino?

La Suprema Corte de Justicia estadounidense aceptó revisar el fallo de la suspensión de las medidas ejecutivas impulsadas por Obama. Mientras continúan las deportaciones, la cuestión migrante es nodal en el gigante del norte.

Jueves 21 de enero de 2016

Recordamos que las medidas ejecutivas consisten en extender la Acción Diferida para los jóvenes migrantes que llegaron a territorio estadounidense durante su niñez (DACA), y el equivalente para los padres (DAPA). De aprobarse, 5 millones de migrantes hoy indocumentados tendrán permiso de trabajo temporal y la promesa de no ser deportados por tres años. Otros 6 millones de personas permanecerán con el peligro de la deportación inminente.

La Corte Federal del Quinto Circuito de Apelaciones, en noviembre de 2015, había dictado el mantenimiento del bloqueo judicial decretado en febrero del mismo año por el juez Andrew Hanen de Texas.

Ahora, tras la apelación interpuesta por Obama a fines del año pasado, se anunció que la Suprema Corte de Justicia dará lugar a los alegatos sobre estas medidas a partir de abril de este año y se cree que el fallo se dictaría en junio. Justo un mes antes de las convenciones de los partidos republicano y demócrata en las que se elegirá el representante de cada partido para los comicios presidenciales de noviembre próximo. Un gesto de apoyo hacia la administración de Obama.

La cuestión migrante es la pimienta de este proceso electoral. Los republicanos, en sus distintas variantes, sostienen una posición dura, liderados por el xenófobo Donald Trump. Mientras tanto, los demócratas –en voces de los precandidatos Hillary Clinton, Bernie Sanders y Martin O’Malley– prometen hacer efectivos los decretos de la actual administración.

Lo cierto es que el récord de deportaciones se ha dado bajo las administraciones de Barack Obama: más de dos millones de expulsiones, además del despliegue de los centros de detención para migrantes, la criminalización de los latinos –que sufren la violencia policial–, y la aplicación del Plan Frontera Sur en México, cuyas consecuencias han sido deportaciones desde tierras aztecas hacia Centroamérica, abusos de las autoridades migratorias mexicanas y el azote de las redes de trata y del narcotráfico contra los migrantes.

Nada mejor se puede esperar de los republicanos: entre el brutal discurso de Trump que acusó a los mexicanos de “narcotraficantes, delincuentes y violadores” y las declaraciones de Marco Rubio, senador de origen cubano, quien afirmó “no habrá amnistía para los indocumentados, cancelará los decretos migratorios de Obama, reforzará la seguridad en la frontera, contratará a más agentes fronterizos y construirá un muro en toda la frontera con México” el escenario para los extranjeros en Estados Unidos es sombrío.

El voto latino ¿puede inclinar la balanza?

En estas elecciones se espera que concurran a votar alrededor de 13 millones de latinos, que representan alrededor de 11% del electorado. Un sector es segunda o tercera generación de hijos de migrantes, que nacieron en el gigante del norte. Otro sector está integrado por latinos naturalizados estadounidenses.

De acuerdo con la encuestadora Latino Decisions, con 40% de votos del electorado latino, los republicanos podrían ganar los comicios.

En California, Nuevo México, Texas, Florida, Virginia, Carolina del Norte, Colorado, Nueva York, Nueva Jersey y Nevada se estima que el voto latino tendrá peso en estas elecciones.

El sistema electoral estadounidense establece que el presidente se elige de forma indirecta, es profundamente antidemocrático. Estado por estado se votan los representantes al colegio electoral. La cantidad de representantes es proporcional al número de habitantes de cada entidad.

Y el partido que gana en cada Estado obtiene todos los puestos de representación al Colegio Electoral, que tiene en total 538 miembros.

California tendrá 55 representantes, Nuevo México 5, Texas 38, Florida 29, Virginia 13, Carolina del Norte 15, Colorado 9, Nueva York 29, Nueva Jersey 14 y Nevada 6, que en total suman 213 representantes. Los números no mienten: el voto latino sí importa a los partidos de las grandes empresas y los corporativos, organizaciones de las que nada bueno se puede esperar.

La comunidad latina, integrada en su mayoría por trabajadores y profesionistas, no obtendrá plenos derechos sociales, políticos y sindicales y tampoco logrará el cese de la discriminación y la violencia ni con el partido demócrata ni con el republicano.

La conquista de plenos derechos para los migrantes, el libre tránsito por los países de la región, el fin de la injerencia imperialista en México, Centroamérica y el Caribe sólo se podrán conquistar a través de la unidad con la multiétnica clase obrera estadounidense y la juventud.