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Editorial De Editoriales Internacional. Medio Oriente y la persistencia de los “Estados fallidos” para Estados Unidos y Gran Bretaña

Desde hoy, todos los domingos La Izquierda Diario dedicará artículos al seguimiento de las editoriales o las principales notas de opinión de las ediciones dominicales de los principales diarios de Estados Unidos y Europa. Como medios de opinión privilegiados del imperialismo, estos editoriales suelen brindar una ventana a sus preocupaciones y discusiones políticas, particularmente en tiempos como los actuales de decadencia de la hegemonía norteamericana. Hoy lo dedicamos al seguimiento de los editoriales de The New York Times y del diario The Guardian de Londres.

Domingo 28 de septiembre de 2014 10:00

Tanto el New York Times como el diario londinense The Guardian tienen entre sus editoriales o artículos de opinión destacados de hoy artículos sobre la situación en Medio Oriente alrededor de la ofensiva de la coalición internacional liderada por EE.UU contra el Estado Islámico (ISIS) y sus consecuencias para la región en su conjunto, incluyendo el Norte de África, escenario de la reciente “Primavera Árabe”. El viernes 26 el Parlamento británico aprobó la participación de las fuerzas armadas de su país en la coalición contra ISIS, en la que también participan fuerzas de Arabia Saudita, los EAU y Jordania. En“Sombrías lecciones de Libia y Yemen”, el comité editorial del NY Times plantea que mientras EE.UU se embarca en acciones militares contra el Estado Islámico (ISIS) en Irak y Siria, está pasando por alto el deterioro de la situación en otros países claves para la estabilidad de la región como Libia y Yemen: “Por razones distintas y complejas, ambos países parecen estar en un camino sin retorno hacia convertirse en estados fallidos. Si bien el intento del gobierno de Obama de destruir al grupo terrorista Estado Islámico es más urgente y ambicioso en su alcance que sus intervenciones militares en Yemen y Libia, la disolución del orden en ambas naciones muestra lecciones que dan qué pensar. Los ataques aéreos estadounidenses pueden brindar resultados rápidos y decisivos en el campo de batalla. Pero sin un plan factible que tenga en cuenta el día después ni instituciones estatales confiables en las que apoyarse, el cambio de la dinámica del campo de batalla a menudo empeora las cosas.”

El NY Times plantea que en Libia las facciones anti-Kaddafi que tomaron el poder apoyadas por EE.UU continuaron la guerra civil y el caos, un fracaso de la política exterior que Obama reconoció en una entrevista reciente con el periodista del NY Times Thomas Friedman, pero que no aplica sus lecciones a la nueva guerra contra el ISIS, que tanto en EE.UU como en Gran Bretaña consideran que durará años y tendrá consecuencias más importantes. Mientras tanto, Obama considera que la lucha anti-terrorista en Yemen es exitosa, a lo cual los editorialistas del Times plantean que: “Si bien las peligrosas organizaciones peligrosos de Al Qaeda de las zonas tribales del sur de Yemen han quedado debilitadas por los ataques con aviones no tripulados, es absurdo decir que Yemen es un éxito. Un grupo de rebeldes chiítas han tomado recientemente el control sobre gran parte de Sana, la capital, lo que demuestra lo difícil que es para los Estados Unidos apuntalar a un Estado débil, especialmente teniendo en cuenta que la campaña norteamericana con utilización de drones es altamente impopular.”

Por su parte, en The Observer (la versión dominical del diario The Guardian), entre los artículos destacados por su comité editorial, un analista geopolítico árabe, Hassan Hassan afirma que “Lo que los yihadistas de ISIS pierden debido a los ataques aéreos lo pueden compensar con legitimidad.”

“Los ataques aéreos contra ISIS eran inevitables, a medida que los avances del grupo hacia Bagdad, Erbil y el norte de Siria parecían irreversibles por parte de las fuerzas locales. Pero la forma en que se ha conducido hasta ahora la coalición liderada por Estados Unidos, a la que se ha sumado ahora el Reino Unido, amenaza con empeorar la situación en favor de ISIS. Lo más importante, al pasar por alto al régimen de Bashar al-Assad, que causó la muerte de cerca de 200.000 sirios, los ataques aéreos crean la percepción de que la coalición internacional le está proporcionando un salvavidas al régimen. A pesar de la reiterada confirmación por parte de Washington, es probable que tal percepción se consolide si el régimen de Assad comienza a llenar el vacío dejado por la ofensiva contra ISIS, sobre todo porque hasta ahora no hay evidencias de que las fuerzas de la oposición [al régimen de Al-Assad] sean parte de la estrategia militar contra ISIS.”

Tanto en EE.UU como en Gran Bretaña hay una creciente preocupación sobre lo inadecuado de la estrategia militar imperialista en la región. El comentarista de The Observer/The Guardian insiste en la insuficiencia de los ataques aéreos para derrotar a un enemigo como ISIS que es un Estado dentro de otro(s) Estado(s). Para el imperialismo lo más adecuado sería una intervención militar con despliegue de tropas en el terreno y combate directo si se quiere desmontar al Estado Islámico y que el vació de poder producido no sea capitalizado por otros enemigos como el propio régimen de Al-Assad, como dijo el viernes un excomandante de las fuerzas británicas en Afganistán.

No obstante, la cautela del imperialismo se debe a que todavía no se recupera del fracaso político de una intervención militar así como ocurrió en Irak desde el 2003. La debilidad de la hegemonía norteamericana se expresa en la dificultad que tiene, desde los años de George W. Bush, para liderar una coalición militar imperialista alrededor de instituciones que le sirvan como cubierta como ser la ONU o, más restringidamente, la OTAN. Para The Guardian, la salida para que la intervención imperialista consiga legitimidad oponiéndose al mismo tiempo a ISIS y a Al-Assad, y cuente con un despliegue de tropas en el terreno, sería apoyarse en las fuerzas militares de la oposición a Al-Assad financiada por el imperialismo:

“Muchas facciones rebeldes sirias, incluidas los financiadas directamente por EE.UU y los Estados del Golfo, expresaron reservas acerca u oposición a los ataques aéreos, entre ellas Harakat Hazm, División 13, Suqour al-Sham. La importancia de estas declaraciones es que provienen de grupos que actualmente operan en las áreas que están por fuera del control del ISIS pero que se encuentran al lado de las primeras líneas del ISIS. Esto las vuelve más capaces que otros grupos como parte de potenciales fuerzas terrestres para atacar a ISIS bajo cobertura aérea. A pesar de que algunos de estos grupos han hecho estas declaraciones en su mayoría por razones prácticas, ya que son los que van a sufrir las consecuencias de un eventual fracaso en su lucha contra ISIS en un combate en el terreno, también están preocupados de que la campaña internacional termine ayudando al régimen de Al-Assad (…) La legitimidad de la lucha contra ISIS no se puede lograr simplemente involucrando a los países sunitas, sino, más bien, abordando las verdaderas razones que llevaron a decenas de miles de sirios a levantarse contra el régimen.”

Desde el comienzo de la Primavera Árabe en 2011, se vieron cuestionados viejos regímenes políticos autoritarios pro-norteamericanos (como el de Mubarak en Egipto) u otros que fueron un resabio de los viejos movimientos del nacionalismo secular árabe, que con los años le terminaron tendiendo la mano al imperialismo, aunque sin terminar de ser considerados gobiernos confiables por éste, y con juego propio apoyándose en rivales de EE.UU como Rusia (Como Kadaffi en Libia o Al-Assad en Siria). Desde entonces, EE.UU apostó a distintos regímenes de recambio en la región, financiando a opositores, pero que no aseguraron la estabilidad en la región e incluso “se le fueron de las manos”. ISIS es un ejemplo de cómo este tipo de grupos, anteriormente financiados por EE.UU, son conscientes de la debilidad de la hegemonía norteamericana, y utilizando el respaldo y el impulso que durante años les dio el imperialismo en la región para que fueran sus agentes, se autonomizan y siguen una política propia de regateo que termina volviéndose contra los intereses del propio imperialismo, que intenta evitar el surgimiento de Estados díscolos o potencias regionales sobre las que se apoyan países como Rusia, que como señaló Obama recientemente en su discurso ante las Naciones Unidas, son actualmente sus rivales estratégicos.

EE.UU aún no cuenta con una potencia imperialista rival que pueda desafiar su hegemonía, que está en decadencia, pero la inestabilidad actual del orden mundial expresada en la crisis de los “Estados fallidos” de Medio Oriente, es un terreno peligroso porque muestra crecientemente su debilidad militar y política, incluso contra potencias que no están a su altura, lo cual fomenta los pronósticos sombríos sobre su futuro, como expresara recientemente uno de sus estrategas, Henry Kissinger.


Guillermo Iturbide

(La Plata, 1976) Es licenciado en Comunicación Social (FPyCS-UNLP). Compiló, tradujo y prologó Rosa Luxemburg, "Socialismo o barbarie" (2021) y AA.VV., "Marxistas en la Primera Guerra Mundial" (2014). Participa en la traducción y edición de las Obras Escogidas de León Trotsky de Ediciones IPS. Es trabajador nodocente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997.