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Red Internacional
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Genocidio. Mendoza: El 24 de marzo Pan y Rosas estará nuevamente en las calles

A 41 años de la dictadura más sangrienta del país, las mujeres que hicimos temblar la tierra tenemos muchas razones para marchar.

Lunes 20 de marzo de 2017 00:00

El primer 24 de marzo bajo el gobierno de Macri plantea un gran desafío para las mujeres que venimos ganando las calles por nuestros derechos, movilizándonos al grito de Ni Una Menos y protagonizando el histórico paro internacional de mujeres el 8 de marzo. Macri es representante de una de las familias empresarias que se beneficiaron de la sangrienta dictadura cívico-militar, que consistió en un plan sistemático para eliminar a la vanguardia obrera y popular en Argentina, que desafiaba el orden capitalista como toda una generación de trabajadores y estudiantes a nivel mundial.

No es casual que hoy veamos, desde funcionarios planteando que la dictadura fue una guerra, hasta al mismo presidente cuestionando que los desaparecidos y desaparecidas hayan sido 30.000. El “negacionismo” forma parte de un plan del gobierno para volver a instalar la idea de que el terrorismo de estado no fue tal, sino “excesos” en el marco de una guerra legítima, que hubo violencia “de los dos bandos”, que el genocidio fue “exagerado” por los organismos de derechos humanos porque fueron “sólo” 8 o 9 mil las víctimas. Con ese discurso busca minimizar el genocidio y promover el olvido y la reconciliación con las fuerzas armadas y con los “dueños del país” responsables de los secuestros, torturas, desapariciones y muertes de decenas de miles de compañeras y compañeros. A ese discurso el kirchnerismo le opone el suyo, olvidando que es el gobierno de Cristina el que encubrió a Milani poniéndolo al frente del ejército, hoy detenido gracias a la movilización popular. También fue el gobierno que impulsó la Ley Antiterrorista y el Proyecto X para espiar y reprimir a los luchadores y encubrió la desaparición de Jorge Julio López. Detrás de esos dos relatos, están los proyectos políticos del macrismo, que avanza con ajuste, tarifazos y represión, y el del peronismo que viene garantiz ando las medidas del gobierno, votándole a Cambiemos todas las leyes en el Congreso y aplicando el ajuste en las provincias donde gobiernan como con Alicia Kirchner en Santa Cruz. No tan distintos.

Las mujeres que venimos ganando las calles contra la violencia machista y los femicidios, y protagonizando el paro de mujeres del 19 de octubre y recientemente el paro internacional de mujeres, no podemos permitir que nos expropien nuestra historia. Las mujeres fueron sistemáticamente violadas y torturadas en los 600 centros clandestinos de detención, muchos de los cuales se encontraban en las fábricas y empresas que sostuvieron el golpe de Estado. Cientos de ellas sufrieron el dolor de que les robaran a sus bebés, que hoy forman la larga lista de 400 personas apropiadas, la mayoría de las cuales todavía no conoce su verdadera identidad. El kirchnerismo, a pesar de su retórica a favor de la lucha por los derechos humanos, mantuvo en secreto los archivos de la dictadura que permitirían saber dónde están los 400 nietos y nietas.

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Fueron las mujeres las que se plantaron a la noche negra de la dictadura genocida y salieron a buscar a sus hijos con el emblemático pañuelo sobre la cabeza, en las históricas rondas de las Madres que hoy quiere eliminar el gobierno de Macri, sin éxito. Todavía hoy las Madres y Abuelas que no comulgaron con el kirchnerismo, como Nora Cortiñas o Mirta Baravalle están presentes en la lucha de los trabajadores como el primer día, acompañando a los despedidos de AGR Clarín, o en la brutal represión de Lear donde la Gendarmería del carapintada Sergio Berni detuvo a la nieta de desaparecidos y militante del PTS, María Victoria Moyano.

Las mujeres también fueron protagonistas del ascenso obrero y popular de los ´70, cuestionando el mandato patriarcal de miedo y sumisión para abrazar la militancia revolucionaria y las luchas de la clase trabajadora. En el Mendozazo, las maestras fueron uno de los sectores más combativos a la hora de enfrentar al gobierno y provocar las jornadas revolucionarias que harían caer al gobernador de la dictadura Francisco Gabrielli. También fueron parte del movimiento estudiantil que se levantó para cuestionar el elitismo y el conservadurismo de la universidad y tomaron la causa de los trabajadores.

Con la fuerza de esas mujeres que enfrentaron la dictadura y sus aberraciones, es que nos plantamos contra la violencia y el disciplinamiento sobre nuestras vidas y cuerpos, porque aún hoy seguimos siendo asesinadas, secuestradas y torturadas; porque todavía hay desaparecidas que seguimos buscando, como Marita Verón, Johana Chacón o Soledad Olivera, porque son las maestras de Johana las que nos llamaron a buscarlas, a luchar contra la impunidad de los jueces de la dictadura como Uliarte y los misóginos como Valerio.

Con la fuerza de esas mujeres luchamos para que dejen de morir 300 mujeres al año por la clandestinidad del aborto, mientras la Iglesia y sus curas abusadores como los del Próvolo siguen manteniendo sus privilegios e impiden que podamos decidir sobre nuestros cuerpos, la misma institución cómplice del genocidio y de la apropiación de bebés. La santa alianza del Estado se mantuvo bajo el gobierno de Cristina que le garantizó al Papa Francisco y al Vaticano que no podamos decidir.

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Con la fuerza de las mujeres setentistas y de las maestras del Mendozazo, nos plantamos hoy con las trabajadoras y trabajadores que resisten el ajuste y los despidos: las obreras de la textil Neuquén, puesta a producir después del fraude patronal; con las docentes de todo el país que son blanco de los ataques del gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Peleamos por la reincorporación de Paola Vignoni, que fue despedida en un claro acto de persecución ideológica de la DGE de Cornejo, como en la dictadura donde los docentes críticos eran silenciados y perseguidos. Seguimos exigiendo a las centrales sindicales, igual que hicimos el 8 de marzo, que paren y que lleven adelante un verdadero plan de lucha para enfrentar el ajuste de Macri y los gobernadores y por medidas efectivas contra la violencia machista y por los derechos de las mujeres.

Los proyectos políticos de Macri y el kirchnerismo ya demostraron que no tienen nada que ofrecernos; con el Frente de Izquierda de Noelia Barbeito, Myriam Bregman y Nicolás del Caño queremos plantar bandera por una tercera posición que defienda los derechos de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Pero para eso, necesitamos organizarnos en una verdadera fuerza social que en los lugares de trabajo y estudio dispute por esta perspectiva.

Como esas valientes generaciones de mujeres nos proponemos, no un maquillaje de este sistema inmundo sino una transformación de raíz. En este contexto de crisis mundial donde surgen las peores aberraciones y el deterioro de nuestras vidas, nos plantamos frente a Trump y la derecha, frente a los Macri, los Temer, y también frente a los “progresistas” que se olvidan de nuestros derechos, como Cristina, Bachelet, Dilma. En estos momentos en que hemos salido a decir que no haya ni una menos, a pelear por la igualdad salarial, por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, nos proponemos retomar las banderas de esas mujeres y junto a nuestros compañeros volver a desafiar este orden construyendo un movimiento de mujeres anticapitalista, antiimperialista y socialista. Este 24 Pan y Rosas ganará las calles una vez más.