Los trabajadores siguen dando pelea por el pago de sus salarios adeudados y en defensa de su puesto de trabajo.
Jueves 12 de mayo de 2016
Este miércoles los portones de entrada de ALCO en Tupungato amanecieron bloqueados por un piquete de los trabajadores de la planta, que ante las reiteradas promesas de pago de salario incumplidas decidieron tomar esta medida de fuerza.
Venían por ahora produciendo al 30 % o 50%, pero les habían prometido pagar parte del salario correspondiente al mes de abril este martes, lo cual nunca sucedió. El bloqueo seguirá hasta que arreglen los salarios atrasados anunciaron los trabajadores.
Un obrero de planta que estaba en el momento del corte comentaba a La Izqueirda Diario la situación de mentiras y amenazas que están viviendo. Él cuenta que el jefe de recursos humanos fue al portón y trato de meterles miedo con amenazas de despidos y suspensiones si no entraban a trabajar. El argumento era que como la empresa estaba en situación de crisis por lo que podían despedir y no pagarles la indemnización.
Para sacar la producción de peras, que es en lo que trabajan en este moemento, la empresa contrató mas obreras temporarias, pero tampoco les liquidaron el total de las quincenas adeudadas. Una obrera comentaba que ella estaba trabajando en la nuez y como la llamó la empresa a presentarse para trabajar tuvo que dejar el otro empleo donde por lo menos le pagaban porque si no se presenta la despiden y no le reconocen los años que viene trabajando en las temporadas.
La situación personal por la que atraviesan los obreros de ALCO es degastante, otro trabajador relataba a La Izquierda Diario: "salgo de la fábrica y llego a eso de las 15hs a mi casa, pero ya tengo que irme de nuevo porque estoy haciendo changas. Estoy pasando muy poco tiempo con mi familia y eso me pesa, pero si no hago estos trabajitos no tengo plata."
La situación no es nueva, se viene repitiendo desde el año pasado. Los trabajadores apuestan a su organización para poder reclamar lo que les corresponde y que la empresa deje de meter la mano al salario del cual dependen cientos de familias en la región.
