Test Jeans, Voku, Test Night, Closet son algunas de las tiendas de ropa que regentean Emilio Aisi y Florencia Atorri, dos empresarios mendocinos que también tienen a su cargo los locales de comida Pizza Phone. Ambos patrones son acusados por sus empleados y empleadas en denuncias que van desde estafas hasta acosos sexuales.
Martes 20 de febrero de 2018 11:14
Hartos de las condiciones de explotación a las que son sometidos dijeron basta y decicieron salir a manifestarse en la peatonal de la capital mendocina. Son un grupo de jóvenes trabajadores que padecen en carne propia la precarización laboral, el negreo, el fraude laboral y una prepotencia patronal a la que Eloísa Millán, dueña de Supermercados Atomo, no tiene nada que envidiar. Con improvisados carteles, pero con la convicción de saber que se reclama algo justo, pudieron expresarse frente a los medios de comunicación que cubrían una nueva movilización de las víctimas y familiares del Instituto Próvolo en el KM0 de Mendoza.
Un mes más de impunidad, de encubrimiento y de hipocresía clerical en el caso Próvolo denunciado con mucho valor por las víctimas y sus familiares, junto al reclamo de esta juventud precarizados y estafados por las patronales,son dos hechos, dos historias, que muestran una Mendoza profunda de la que no se habla y no está en la agenda de "cambios" propuesta por el gobernador Cornejo. De hecho cuando la prensa preguntó cómo había actuado la Subsecretaría de Trabajo la respuesta fue unánime: "hicimos varias denuncias y no hicieron nada" dijeron las empleadas y empleados de Emilio Aisi y Florencia Atorri
Sebastian y Florencia, dos de las víctimas de los empresarios, dialogaron con La Izquierda Diario para contar su denuncia. Con calma nos contaron desde cuando trabajaban, nos mostraban los mensajes amenazantes del patrón que ahora tiene su teléfono apagado, sus sospechas y sus miedos.
Florencia trabajó en las tiendas de ropa y locales de de comida. Ella cobraba una comisión por ventas y rotaba por los locales para cubrir los lugares que iban dejando quienes ya no toleraban más las condiciones de explotación a las que eran sometidos. Sebastian fue jefe de cocina de Pizza Phone, uno de los locales de comida que tienen bajo su responsabilidad Emilio Aisi y Florencia Atorri. Él trabajaba de lunes a lunes y pasaban meses sin cobrar y reclama que el empresario regularice su situación empezando por pagarle los salarios atrasados.
Tanto Florencia como Sebastián coinciden en denunciar que, además de la precarización a la que eran sometidos, las mujeres que contrataba tenían que soportar que se les insinuara permanentemente que para continuar en su trabajo debían acceder a "ir a tomar algo" con el patrón. Incluso a Florencia le pidió que se vistiera provocativamente para que entrara más gente a sus locales.
Luego de realizar varias denuncias en la Subsecretaria de Trabajo y antes de salir a la calle, Sebastían, Florencia y otros empleados de Emilio Aisi y Florencia Atorri, decidieron contar lo que estaba pasando en las redes sociales. En poco tiempo fueron centenares de personas las que se sumaron al reclamo porque habían pasado lo mismo con estos patrones o solidariamente porque les sucede lo mismo en sus trabajos.
Más policía para cuidar a los ricos y perseguir a los trabajadores
El caso de Florencia podría tranquilamente merecer un guión cinematográfico. Si las "inspecciones anunciadas" del Estado, las traiciones del los burócratas sindicales y la persecusión a los que menos tienen son un clásico, en el caso de Florencia hubo giro inesperado que solo se le pudo ocurrir a los empresarios Emilio Aisi y Florencia Atorri. A Florencia, no solo la estafó su patrón mientras los encargados de controlar que no lo haga miraban para otro lado, sino que su patrón la denunció por robo y de inmediato aparecieron 20 efectivos policiales, con una orden de allanamiento para ingresar a su casa.
Luego de un tiempo sin cobrar sus comisiones, Florencia le dice a sus patrones que no iría mas a trabajar porque no tenía para viajar y acuerda con Emilio Aisi que cobraría parte de la deuda con prendas del local en el que ella realizaba habitualmente sus tareas. Así, Florencia llega al local en el que está otra chica trabajando, retira la ropa como había quedado con Aisi, le envía un mensaje para avisarle que ya tenía la ropa y se va. Al poco tiempo, llega a su casa la "eficiente" policía mendocina con una orden de allanamiento de la Justicia para llevársela detenida. Todo esto no ocurrió en ningún film, ocurrió en la Mendoza gobernada para los ricos por Alfredo Cornejo.
Florencia estuvo demorada algunas horas y luego fue liberada. Ahora, junto a sus compañeros está movilizándose para que su justo reclamo sea oído al igual que el de miles de jóvenes en toda la provincia que sufren a diario la explotación, la precarización y el fraude laboral. Por eso, si vivís o conoces situaciones como estas organizate. Deja tu comentario en La Izquierda Diario para que otros se enteren.