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Red Internacional
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ALEMANIA CERRANDO FRONTERAS. Merkel en Egipto: reclutando dictadores para frenar a los refugiados

La canciller alemana pacta con Egipto y Tunez nuevas medidas para poner freno a los refugiados a cambio de apoyo económico.

Josefina L. Martínez

Josefina L. Martínez @josefinamar14

Sábado 4 de marzo de 2017

El mismo día que Merkel ponía sus pies en Egipto en su primera visita oficial, el Tribunal de apelaciones absolvía a Hosni Mubarak de toda responsabilidad en el asesinato de cientos de manifestantes durante la Primavera Árabe. Una imagen que habla por sí misma.

La canciller alemana vista Egipto por primera vez en diez años para reforzar las relaciones diplomáticas con el gobierno de Al Sisi, que llegó al poder mediante un golpe de Estado en julio de 2013. Merkel ha obviado cualquier referencia a la represión sistemática, detenciones y torturas que suceden en ese país.

"La cuestión ahora es cómo detener el tráfico de seres humanos y evitar la apertura de una nueva ruta para escapar hacia Europa a través de Egipto", aseguraba la canciller en la rueda de prensa conjunta con el mandatario egipcio.

Egipto se suma de este modo a Turquía en el “club” de los regímenes represivos reclutados por la Unión Europea para actuar como gendarmes en las fronteras exteriores europeas e impedir el paso de refugiados.

El viernes, después de abandonar Egipto, Merkel se dirigió a Túnez donde llegó a un acuerdo para que ese país acelere la repatriación de los inmigrantes irregulares que Alemania quiere expulsar tras negarles su petición de asilo. El acuerdo incluye un aumento de la ayuda económica de Alemania a Túnez en 250 millones de euros.

La represión en Egipto

Entre julio y agosto de 2013, poco después del golpe de Estado encabezado por Al Sisi, más de mil manifestantes fueron asesinados en protestas callejeras reprimidas por el ejército y la policía. Desde entonces se han producido detenciones masivas, desapariciones, torturas y asesinatos por parte del Estado. La oposición y la prensa está en la mira, así como los blogueros o activistas que denuncian la situación en redes sociales.

Jaled al Balshi es uno de los representantes del Sindicato de Periodistas de Egipto, condenado recientemente a dos años de cárcel. Todos los días crecen las denuncias de detenciones a periodistas y muchos han huido del país.

El 25 enero de 2016, en el quinto aniversario del levantamiento de la Plaza Tahrir, desapareció en El Cairo el estudiante italiano Giulio Regeni. Su cuerpo fue encontrado unos días después con muestras de una brutal tortura. Giulio estaba trabajando en su Tesis de Doctorado para Cambridge, estudiando en Egipto el movimiento de los sindicatos independientes durante la Primavera Árabe. Su familia y amigos iniciaron hace un año una lucha por el castigo a los culpables, mientras el Estado se niega a entregar pruebas y encubre el crimen. En su secuestro y posterior asesinato está involucrada la policía y los servicios secretos. Según filtraciones periodísticas, el propio Al Sisi fue informado en el momento en que Giulio estaba siendo torturado y posteriormente se produjo su asesinato.

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Francia, Reino Unido, Estados Unidos y otros países imperialistas han establecido fuertes relaciones diplomáticas con el régimen de Al Sisi, y en los últimos años han realizado viajes acompañando delegaciones de empresarios, interesados en hacer negocios a las tierras del Nilo.

En 2016 el gobierno alemán autorizó la exportación de material militar a Egipto por más de 400 millones de euros, mientras importa maquinarias, automóviles y medicamentos. Durante el primer día de su visita a El Cairo, Merkel y Al Sisi inauguraron nuevas plantas eléctricas construidas entre la alemana Siemens y la egipcia Orascom, apostando a la intensificación de las relaciones económicas entre ambos países. Con este objetivo, Merkel viajó junto a una nutrida delegación empresas alemanas interesadas en invertir en Egipto. El gobierno ha recibido recientemente un crédito del FMI de 11.000 millones de euros, a cambio de un fuerte plan de ajuste que incluye una devaluación de la moneda que ya producido una caída del salario y los costos laborales.

La crisis migratoria y las elecciones alemanas

Merkel se encuentra en cuenta regresiva hacia las elecciones, donde enfrentará un escenario complejo debido al crecimiento por derecha del partido Alternativa por Alemania, con un discurso nacionalista y xenófobo, y la recuperación en intención de voto de los socialdemócratas del SPD, socios en la actual coalición de gobierno.

Desde el partido de Merkel, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), varios sectores buscan endurecer el discurso para seducir a los simpatizantes de AfD, proponiendo establecer pactos con Egipto y otros países siguiendo el modelo establecido con Turquía para el blindaje de las fronteras. También presionan por declarar a Túnez, Argelia y Marruecos como países de origen seguros, algo que ya se ha hecho con países de los Balcanes, para poder rechazar las peticiones de asilo de los refugiados provenientes de allí y deportarlos más rápido.

Hace una semana, el gobierno alemán propuso una nueva legislación de extranjería para restringir más los derechos de los refugiados, poder establecer controles a sus teléfonos móviles y acelerar las deportaciones.

Merkel y los dirigentes de la UE pretenden ubicarse en el campo “democrático” frente al discurso xenófobo y agresivo en el terreno internacional de Donald Trump, pero comparten sus políticas antiinmigrantes y racistas, basada en pactos con regímenes represivos como Egipto y Turquía.


Josefina L. Martínez

Nació en Buenos Aires, vive en Madrid. Es historiadora (UNR). Autora de No somos esclavas (2021). Coautora de Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), autora de Revolucionarias (Lengua de Trapo, 2018), coautora de Cien años de historia obrera en Argentina (Ediciones IPS). Escribe en Izquierda Diario.es, CTXT y otros medios.

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