El gobierno alemán reivindica el pacto entre la Unión Europea y Turquía, alegando una disminución de la llegada de refugiados. Se siguen endureciendo las políticas xenófobas contra los inmigrantes.
Viernes 13 de enero de 2017
la que ya murieron decenas de personas, desde la Unión Europea no solo se siguen blindando las fronteras, sino que aplauden aquellas políticas más reaccionarias contra los inmigrantes y refugiados. Así es como el gobierno alemán declaró que el pacto de la UE con Turquía ha demostrado “dar sus frutos” ya que en el año 2016 se redujeron sustancialmente el número de peticiones de asilo – un 68% menos que en 2015-.
Aun así, el ministro de Interior, Thomas de Maizère, llegó a declarar que Alemania “no se ha blindado» y está cumpliendo con su “obligación humanitaria”.
El aumento de la represión contra los inmigrantes en Alemania
Lejos del discurso de “puertas abiertas” que Ángela Merkel mantuvo en sus inicios, cada vez se está aplicando más mano dura contra la población inmigrante en el estado alemán. Las políticas de asilo son cada vez más estrictas: se calcula que durante el año 2016 se denegaron más de un 50% de las peticiones. Se aplican deportaciones masivas y se vulneran los derechos de protección internacional más básicos. Ya se empezaron a expulsar refugiados a países como Afganistán, que, para interés del mismo gobierno, de repente, son considerados como territorios “seguros”.
Aun así, esto parece no ser suficiente, y el mismo ministro Interior, Thomas de Maizière declaró que la cifra de repatriaciones sigue siendo “demasiado baja”, y se comprometió a aumentarla. Además, también se pretende penalizar a aquellos solicitantes de asilo que supuestamente “traten de engañar a las autoridades alemanas”.
Después del atentado en la ciudad de Berlín en el mercado navideño aumentaron el discurso xenófobo y las medidas represivas contra inmigrantes por parte del gobierno alemán. Una clara muestra de ello fue la acusación directa que hizo la misma Ángela Merkel hacia un refugiado como culpable de los hechos. Unas peligrosas políticas que no hacen más que enaltecer los crecientes movimientos de extrema derecha del país y del resto de Europa.
Las consecuencias del pacto criminal entre la UE y Turquía
Ya hace aproximadamente 10 meses que se firmó el pacto entre la Unión Europea y Turquía. Con el mismo se permite expulsar a éste país a todos aquellos refugiados e inmigrantes que, sencillamente, no son bienvenidos. Una vez llegan a Europa, se ven obligados a vivir hacinados en lo que son verdaderos campos de concentración, mientras esperan ser deportados. Campamentos como el de Moria, en la isla griega de Lesbos, convertido ahora un centro de detención en el que están retenidas más de 5.500 personas – prácticamente el doble de su capacidad- viviendo en precarias tiendas de campaña. Justamente ha sido uno de los campamentos más afectados por las fuertes nevadas y la oleada de frio de éstos días.
Desde que el 20 de marzo del pasado año se empezó a aplicar el pacto, miles de personas fueron deportadas a Turquía. Un país que varias organizaciones calificaron como “nada seguro”. Desde el fallido golpe de estado, se profundizó el autoritarismo del Régimen de Erdogan, y son aún más terribles las constantes violaciones de derechos humanos y contra la libertad de expresión, así como la represión y persecución sistemática del pueblo y los movimientos kurdos.
Una situación que también afecta gravemente a los millones de refugiados que se ven atrapados en este país. Muchos de ellos, son sencillamente, utilizados como mano de obra barata, a la vez que miles de niños y niñas son sometidos a la explotación y esclavización infantil. Por otra parte, no hay ningún miramiento para todos aquellos refugiados que “sobren”. Desde la firma del acuerdo han sido varias las ocasiones en las que Turquía ha devuelto a solicitantes de asilo a lugares como Siria, Irak o Afganistán.
Sin embargo, para la Unión Europea éste sigue considerándose como un “país seguro” y como un buen aliado al que ofrecerle millones de euros y concesiones, para que siga actuando como gendarme de sus fronteras. Una clara muestra de hasta dónde puede llegar el carácter xenófobo y criminal de la Europa Fortaleza.