La mesa del pueblo afrochileno denunció mediante una declaración pública la existencia de racismo dentro de la Convención Constitucional. Exigen que las direcciones de la CC puedan promover la demanda afro y tomar conciencia al respecto, pero ¿Quiénes sostienen el racismo? ¿Cómo acabar la discriminación? En este artículo problematizamos acerca de la situación actual de la lucha antirracista y las vías para enfrentar a quienes perpetúan la discriminación.
Sábado 24 de julio de 2021
La Convención Constituyente y las elecciones presidenciales marcan la pauta, y las amplias mayorías hacen experiencia con esta neo-institución que hasta el momento se ubican respetando el Acuerdo por la Paz, es decir, de manera completamente subordinada al Estado y todo el régimen constituido. Este elemento es sumamente importante, ya que el pueblo tribal afro es uno de los sectores que busca integrar sus demandas en el proceso, pero la propia CC los deja fuera.
Muestra de esto fue que este jueves 22/07 las y los constituyentes rechazaron la moción de participación del pueblo tribal en al menos dos comisiones de la CC. ¿Cómo es posible esta medida antidemocrática si la ’derecha’ tiene minoría? Es porque los acuerdos antidemocráticos del reglamento de la Convención no se impulsan solo desde desde la derecha, sino también desde el FA y ex-concertación, quienes como mencionamos anteriormente van por "respetar el acuerdo" que niega la soberanía de la CC. Está a la vista que el impulso de la lucha contra el racismo no acaba en el reconocimiento o en la ‘integración’ que pueda ofrecer el Estado de Chile, o ningún otro.
Acá es clave detenerse a pensar que por muchos años el pueblo afrochileno ha peleado por su reconocimiento, lo que se refleja en la Ley 21.151 aprobada hace dos años donde se reconoce como un pueblo tribal y se plantea el fortalecimiento de las políticas públicas y educativas considerando cultura, costumbres e historia.
Pero, los tiempos han cambiado y lo que antes generalmente se veía como una reivindicación desde la cultura y la historia, a la fecha ya adquirió valores de clase muy evidentes. Nos referimos a la subcontratación, migración, expulsiones selectivas, entre otras miserias que las y los afrodescendientes enfrentan.
El racismo sigue operando en sus distintos engranajes, ya que es uno de los pilares que sostiene la división dentro de la clase trabajadora, algo muy favorable para los empresarios, porque instala en el “sentido común” que hay personas de primera y segunda categoría, fomentando la explotación, xenofobia y el prejuicio principalmente contra el sector productivo migrante, ya que permite el subcontrato, el trabajo informal y la esclavitud devenida de la migración ilegal.
Una conclusión que podemos sacar es que la opresión histórica del pueblo afro no se acota a los parámetros legislativo, muy por el contrario, se extiende en nuevas formas de explotación mucho más "naturalizadas" y que pasan a la vista de todos, como por ejemplo: Chile Vamos llegando al congreso comiendo negritas después que la multinacional Nestlé cambiara el nombre a la galleta considerando esto como parte de ser "menos discriminatorios".
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Más allá de la institucionalidad, la rebelión del 2019 sumó nuevos elementos a la lucha antirracista, evidenciando que la opresión la ejercían principalmente las instituciones de “orden y seguridad”. A la vez que miles resistían la represión en Chile, casi en simultáneo, se dieron movilizaciones globales importantísimas para la lucha antirracista como lo fue Black Lives Matters y la ola de movilizaciones en EE.UU tras el asesinato de George Floyd.
Fue entonces cuando la policía racista, contra negros e indígenas, quedó al descubierto en todo el mundo resonando con movilizaciones nuevamente el caso de Joan Florvil en Chile y el asesinato de Romario Veloz en la contexto de revuelta a manos de militares.
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La impunidad de la policía en todos estos casos es una evidencia de que esas instituciones tienen la función de mantener el régimen establecido, aunque esto implique asesinar a quienes se movilizan y denuncian el racismo.
Construyamos una alternativa contra toda opresión y explotación:
La lucha contra el racismo y la exclusión histórica del conjunto de afrodescendientes, en todo el mundo, es sin duda una de las batallas más importantes para la clase trabajadora, porque luchar contra el racismo es luchar por la unidad de todas y todos los sectores explotados y oprimidos. Y este último punto es fundamental, porque si bien durante tantas décadas han sido el Congreso y el Estado quienes excluyen a los pueblos tribales y originarios, son también los empresarios quienes más provecho sacan de esta división forzosa contra la población afrodescendiente.
Desde una perspectiva revolucionaria, la clave estaría en la unidad de clase para la conquista del conjunto de las demandas en contra de los perpetradores de este sistema (capitalistas y conservadores), incluyendo la lucha antirracista como aspecto fundamental, sin esta la unidad sería imposible.
Creemos que es posible construir una alternativa con un programa independiente a los empresarios y los partidos tradicionales, que sea firme y consecuente respecto a las demandas de octubre y las demandas históricas de todos los pueblos. La CC hoy se enfoca en la "ciudadanía" mientras a una parte de la clase trabajadora más explotada y oprimida en Chile se le niega la antidemocrática nacionalidad.
Por esto es necesario organizarse y poner las tribunas a disposición de luchar contra la marginación de la población migrante cuya composición es principalmente afrodescendiente, y esto significa garantizar el conjunto de derechos y estabilidad laboral, contrario al rol que viene jugando la CC actualmente, dando la espalda a las demandas de octubre, excluyendo a migrantes, y que continúa subordinándose a Piñera.
Te invito a leer nuestra declaración:
Por un Frente de la izquierda anticapitalista de las y los trabajadores
Fer Morales
Antropóloga Social y poeta Slam